martes, 19 de agosto de 2008

EL ESCRITOR


























cuando pienso en las cosas que soporté
tratando de ser un escritor-todas esas
habitaciones en esas ciudades,
mordisqueando pedacitos de comida que
no mantendrían con vida ni a una rata.

estaba tan flaco que podía cortar pan
con el hombro, sólo que rara vez tenía
pan...
mientras tanto, escribía cosas sin parar
sobre pedazos de papel.

y cuando me mudaba de un lugar a otro
mi valija de cartón era
simplemente eso:
papel por afuera lleno de
papel por adentro.

cada nueva casera me
preguntaba:
"¿a qué se dedica?"
"soy escritor".

"Oh..."

yo me acomodaba en pequeñas
habitaciones para conjurar mi
arte
las caseras se apiadaban de mí,
me daban bocadillos como
manzanas, nueces, duraznos...
lo que no sabían era que eso
era todo lo que yo comía.

pero su piedad terminaba
cuando
encontraban botellas de vino
barato en mi habitación.

está bien ser un escritor
hambriento
pero no
un escritor hambriento que
toma.
los borrachos nunca
son perdonados.

cuando el mundo se te cierra
muy rápido
una botella de vino se convierte
en un amigo razonable.

ah, todas esas caseras,
la mayoría de ellas pesadas,
lentas, con esposos
muertos hace mucho, todavía
puedo ver a esas queridas
subiendo y bajando las
escaleras de su mundo.

manejaban mi existencia:
si no me hubieran dado una
semana extra de alquiler
de vez en cuando, habría ido a la
calle

y no podía ESCRIBIR
en la calle.
era muy importante tener una
habitación, una puerta, aquellas
paredes.

oh, mañanas oscuras
en camas oscuras
escuchando sus pasos
escuchando su tos
escuchando el ruido del inodoro,
oliendo el aroma de su comida
mientras esperaba
una palabra
de los editores en Nueva York
y del mundo mismo,
una palabra de esa gente
educada,
inteligente, snob, bien nacida,
formal y confortable
ahí afuera

se tomaban su tiempo para
decir
no.

sí, en esas camas oscuras
con las caseras chusmeando
todo el día, lavando la vajilla,
a menudo pensaba en esos
editores
que no reconocían
lo que yo trataba de decir
en mi especial
manera

y yo pensaba, deben estar
equivocados.

y a esto le seguía un pensamiento
mucho peor:

yo podía ser un estúpido:
casi todos los escritores creen
que están haciendo
una obra excepcional

eso es normal.

ser un tonto es normal.

entonces yo salía
de la cama
buscaba un pedazo de papel
y empezaba
a escribir
otra vez.



Charles Bukowski  (Andernach, Alemania -1920- Los Ángeles, E.E.U.U. -1994)

(Traducción de Federico Ludueña)



THEWRITER

when I think of the things I
endured trying to be a
writer -all those rooms in all
those cities,
nibbling on tiny bits of food
that wouldn't
keep a rat
alive.

I was so thin I could slice bread
with my
shoulderblades, only I Seldom
had
bread...
meanwhile, writing thing
down
again and again
on pieces of paper

and when I moved from one
place to
another
my cardboard suitcase was just
that: paper outside stuffed with
paper inside.

each new landlady would
ask, "what do yon
do?"
"I'm a writer."

"oh..."

as I settled into tiny rooms to
evoke my
craft
many of them pitied me, gave
me little
tidbits likc apples, walnuts,
peaches...
little did they know
that that
was about all that I
ate.

but their pity ended when
they found cheap wine bottles
in my
place.

it's all right to be a starying
writer
but not
a starving writer who
drinks.
drunks are never forgiven
anything.
but when the world is cJosing
in very
fast
a bottle of wine seems a very
reasonable friend.

ah, all those landladies,
most of them heavy, slow, their
husbands
long dead, I can still see those
dears
climbing up and down the
stairways of
their world.

they ruled my very existence:
without them allowing me
an extra week on the rent
now and then,
I was out on the
street

and I couldn'tWRITE
on the street.
it was very important to have a
room, a door, those
walls.

oh, those dark mornings
in those beds
listening to their footsteps
listening to them cough
hearing the flushing of their
toilets, smelling the cooking of
their food
while waiting
for some word
on my submissions to New
York City
and the world,
my submissions to those
educated,
intelligent, snobbish, inbred,
formal, comfortable people
out there

they truly took their time to
say, no.

yes, in those dark beds
with the landladies rustling
about
puttering and snooping, sharp-
ening
utensils,
I often thought of those editors
and
publishers out there
who didin't recognize
what I was trying to say
in my special
way

and I thought, they must be
wrong.
then this would be followed
with a thought much worse
than that:

I could be a
fool:

almost every writer thinks
they are doing
exceptional work.

that's
normal.

and then I'd
get out of bed
find a piece of
paper
and start
writing
again.




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