sábado, 29 de noviembre de 2008

LA MALA VIDA

















Una noche queríamos comprar

merca y entré a un conventillo
de tres o cuatro pisos,
las escaleras circulares daban
a los palieres anchos y en las puertas
de las habitaciones había mesas
donde atendían los punteros. ¿Qué pasa
si no vuelvo? pensé, nadie se entera.
Una mujer sacudía su vestido
apoyada en la baranda y un pendejo
paseaba en un triciclo. Trancé, después me fui
y como si fuera
a convertirme en la estatua de sal
del Evangelio o en la chica
de piedra del Abasto, no miré atrás
al descender, a diferencia
de los colectivos. Pura superstición
o miedo de andar

mostrando el miedo. No sé, fijé la vista
y sin chistar
bajé. Me acompañaba un eco que era
mezcla
de risas, voces, cacerolas, una vida
de esas donde nadie
está solo. Podía imaginarme un patiecito
con piso de baldosas, el interior roído
de un living comedor, la tele
prendida, una familia.
Yo a veces siento
envidia de esas cosas.



Paula Jiménez España (Buenos Aires, Argentina, 1969)


El texto que publicamos pertenece a su libro inédito "La mala vida" y fue extraído del Diario de Poesía Nº64 (2003). Ver más poemas de esta autora en: http://lainfanciadelprocedimiento.blogspot.com.


IMAGEN: Vieja foto de patio con familia.

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