sábado, 6 de diciembre de 2014

UN HOMBRE DESCONOCIDO ME ACARICIA








































Un hombre desconocido me acaricia.
Sus manos hipnotizan. No consigo huir.
Huelo a flores recién cortadas
de un jardín que nunca tuve.
Canto una melodía que ignoro.
Ni siquiera el suelo que ahora piso
es el suelo que alguna vez pisé.
Tanta suavidad me lastima.
¿Cuánto tarda en separarse un cuerpo
de otro cuerpo?
¿Cuántos temblores hacen falta
para expulsar la ternura de unas manos
que se han ido?
Mis piernas desobedecen.
No camino. Doy saltos prematuros
como si la permanencia en la tierra
me quemara.



EL POLVO ACUMULADO ENTRE TUS COSAS

Guardo tus poemas
como si acaso pudiera liberarme
del polvo acumulado entre tus cosas.
¿Qué hago ahora con estos
restos que tiemblan como insectos
aplastados en la intensidad de lo breve?.
Los libros que acariciaste
pronuncian tu nombre,
gimen como mujeres que te amaron
y que la distancia
vuelve aún más feroces.



ESCARBO EN LOS OJOS DE MI MADRE

Recuerdo aquella foto
en la que estoy en brazos de mi madre
con una flor en la mano.
Algo resplandece en el cielo.
Aunque no lo sabemos
tenemos las dos el mismo gesto.
Pienso que mi madre 
tuvo que alzar su infancia
para enseñarme que es posible
encontrar la belleza
en el liviano movimiento de una hoja.
Todavía escarbo en los ojos de mi madre,
como si pudiera, a través de ellos, 
volver a aquel jardín
y contemplar de nuevo
el breve parpadeo de la dicha.



SOBRE MI NOMBRE 

No entiendo el lenguaje de mi cuerpo.
He cabalgado años sobre mi nombre 
y ahora soy un jinete ciego
recostado en un jardín envejecido.
Se escucha un chirrido, como un coro de ramas
movidas por el viento.
Mi nombre es demasiado veloz
para mi cuerpo innombrable.



LA NOCHE CRECE COMO UN RÍO SOLITARIO

Voy a acomodarme
en el exacto espacio que separa
tu palabra de la mía.
La noche crece como un río solitario
y me pregunto:
¿Quién podría asegurar si no es tu ojo o el mío
el pez valiente saltando
al otro lado del insomnio?



Eugenia Simionato




María Eugenia Simionato. Poeta mendocina, nacida en 1987. Se licenció de psicóloga en la Universidad del Aconcagua, profesión que ejerce. Realizó un taller de escritura con el poeta Diego Muzzio. Publicó: La noche crece como un río solitario, en 2015. Fue publicada en revistas digitales, como Op. Cit. y El desaguadero; así como en los blogs de Irene Gruss y Valeria Cervero, entre otros.



1 comentario:

Anónimo dijo...

EL POLVO ACUMULADO ENTRE TUS COSAS