martes, 30 de junio de 2009

LOS HOMBRES Y LAS COSAS





















                                                        sin los objetos
el cuerpo no tiene gravedad
diapasón
relieve

el cuerpo precisa de contrapesos:
la mesa
la puerta
la cama

cavidades donde lanza sus tornillos
sin los objetos
el cuerpo se pierde en los agujeros
absorbidos por la mente
se dispersa en círculos centrífugos

el cuerpo necesita de los objetos
para que estos confirmen
su existencia en fuga


Donizete Galvão

(Traducción de Martín Palacio Gamboa)*
Os homens e as coisas

sem os objetos
o corpo não tem gravidade
diapasão
prumo

o corpo precisa de contrapesos:
a mesa
a porta
a cama

cavidades onde lança seus parafusos
sem os objetos
o corpo se perde nos buracos
sugados pela mente
dispersa-se em círculos centrífugos

o corpo necessita dos objetos
para que estes confirmem
sua existência em fuga





Donizete Galvão. Poeta brasileño (Borda da Mata,Minas Gerais, 1955). Periodista- Durante su infancia, Galvão se familiarizó con la poesía de su país y, particularmente con la poesía modernista mineira, a la que tuvo acceso por medio del Suplemento Cultural de Minas Gerais. Cursó Administración de Empresas en Santa Rita do Sapucaí y periodismo en São Paulo. Actualmente viven en São Paulo.Obra poética: “Azul navalha” -1988- T.A. Queiroz Editor, São Paulo. “As faces do rio” -1991- Água Viva Edições, São Paulo. “Do silêncio da pedra” -1996- Arte Pau-Brasil, São Paulo. “A carne e o tempo” -1997- Nankin Editorial, São Paulo. “Ruminações” -2000- Nankin Editorial, São Paulo. “Mundo mudo” -2003- Nankin Editorial, São Paulo.

* Tomados de “Los trazos de Pandora”, Antología bilingüe -Inédita- de la poesía
contemporánea brasileña, anotada, compilada y traducida por Martín Palacio Gamboa)






SILENCIO



De piedra ser.

De la piedra tener
el duro deseo de durar.
Pasen las legiones
con sus huesos expuestos.
Lloren los viejos
con casacas de naftalina.
La nave blanca llega al puerto
y tiñe de vino el azul del mar.
Lo macizo de la piedra,
de espaldas a la ciudad
siete veces destruida,
celebra el silencio.
La piedra calla
lo que en ella duele


(De mundo mudo)
Donizete Galvão (Brasil, Borda da Mata – Minas Gerais, 1955)

(Traducción de Martín Palacio Gamboa)
Silêncio

De pedra ser.
Da pedra ter
o duro desejo de durar.
Passem as levies
com seus ossos expostos.
Chorem os velhos
com cassacos de naftalina.
A nave branca chega ao porto
e tinge de vinho o azul do mar.
O maciço de rocha,
de costas para a cidade
sete vezes destruída,
celebra o silêncio.
A pedra cala
O que nela dói.

AL MARGEN
















el río muerto

el río fétido
el río podrido
el río lodo
el río negro
espejo que refleja
predios y automóviles
senderos y latas
el río y la memoria de las aguas

al margen
heráldica
estática
una garza
se yergue
al cielo
la hipérbole
de su blanco
pescuezo


(De mundo mudo)
Donizete Galvão (Brasil, Borda da Mata – Minas Gerais, 1955)

(Traducción de Martín Palacio Gamboa)
À margem

o rio morto
o rio fétido
o rio podre
o rio lodo
o rio negro
espelho que reflete
prédios e carros
trilhos e latas
o rio e a memória das águas

à margem
heráldica
estática
uma garça
ergue
para o céu
a hipérbole
do seu alvo
pescoço




RUINAS



Terreno baldío:
trastorno de vísceras
presagios

la silla rota
las molduras vacías
hierbas dañinas
restos de afectos
desarreglos

el día pierde su luz
se arruina

la naranja tiene su pulpa reseca
la leche amanece cortada


(De mundo mudo)
Donizete Galvão (Brasil, Borda da Mata – Minas Gerais, 1955)

(Traducción de Martín Palacio Gamboa)
Ruínas

Terreno baldio:
Transtorno de vísceras
presságios

a cadeira quebrada
as molduras vazias
ervas daninhas
restos de afetos
desarranjos

o dia perde sua luz
arruína-se

a laranja tem gomos secos
o leite amanhece talhado

PREGUNTA A UN DRUIDA




















El último bosque virgen se encuentra devastado

la última tribu fue descubierta por las cámaras de TV
los satélites radiografiaron las intimidades de la tierra
las ratas y los hombres disputan los basurales
¿qué conjuro mantendrá la vida en marcha?

(De mundo mudo)

Donizete Galvão (Brasil, Borda da Mata – Minas Gerais, 1955)

(Traducción de Martín Palacio Gamboa)
Pergunta para o druida

A última mata virgem está devastada
a última tribo foi descoberta pelas câmaras de tv
os satélites radiografaram as intimidades da terra
as ratazanas e os homens disputam os lixões
que conjuração manterá a vida acesa?



IMAGEN: El actor Ian McKeller, personificando a Gandalf, en el film "El señor de los anillos".


ESCENAS TOMADAS DE UN TEATRO IMPOSIBLE, 5.



















Fricciones entre cuatro paredes. Tu inmensidad desnuda al lado de los vasos momentáneamente olvidados, transparentes como la pintura aplicada de la realidad sobre nuestra piel esquiva. Gozos descascarados como quien se desembaraza de cierto moho de ideas que nos persiguen hasta este punto capital en que nos ahogamos en la más plena libertad. Después abrir la llave esmaltada del paraíso y dejar que el agua consuma al menos una parte de la calentura que nos llevó a aquel hotel. Estar allí nos deleitaba, en medio de la insuficiencia de todo acto humano. Describías en tragos de un tinto seco los paisajes recorridos dentro de mí mientras la música arañaba la piel del tiempo y nos provocaba: - ¿cuál tiempo? - y aceptabas la provocación repetida como una travesura: ¿en qué parte del mundo estamos? - me arañabas la espalda en busca de la localización de nuestro desatino.

Una extraña ciudad tallada en la escarpa de una montaña que nos recibió con el batuque de un temporal. El campo clavado en la mirada del guía que nos llevó por laberintos solares cuyo recurso hambriento era darse un nuevo nombre a cada paso. La curva bien diseñada de tus caderas al escalar la aspiración de que todo retornase allí… Siempre tú, mi amor ya sin nombre, la última hambre de la tierra, ya no dar nombre a nada más, ¿me aceptas así? Lo sagrado no sabe de sí sin descarnarse. Hay un doble por detrás de la piel de todo amor. No necesariamente una réplica, un tratado de la desilusión o una latitud indescifrable. Un poco más de vino y jugabas conmigo: - Loco, sabes dónde va a terminar esto… - Mantén el agua caliente, tienes la llave.

No hay realidad suficiente para el amor, reímos. Por más que excavemos en el deseo, él no se muestra, no es real, no cabe en un plato. El amor es representación de sí, cuya persuasión le es atributo fatal. No vive en parte alguna. No hay atlas que lo convenza de hospedarse en una coordenada, ni aun en deriva. - Está fría el agua, bandida linda. - Muerde aquí. - Dame más vino. Síngrame. Aun así -¿el amor es sumersión?- poco [muy poco] se revela entre cuatro paredes que pueda ser aplicado a la pintura de la realidad. - No estamos, amor, en ninguna parte, no existe este hotel, menos todavía bañera y vino, no somos la detonación de ningún misterio, ni del más tonto, o el más infantil de los misterios. Aunque sea un segundo, tus piernas [ellas] amarradas a mi cuerpo, mientras te sientes la locura más plena, y sola. El infinito no sueña consigo mismo. Todo el mundo parece tener una aversión natural a la representación como si fuera un hecho real. ¿Cuándo dejamos de ser lo que somos? ¿Cuándo dejamos de ser lo que aparentamos ser?

(del libro Teatro imposible)


Floriano Martins

(Traducción de Marta Spagnuolo)*

CENAS APANHADAS DE UM TEATRO IMPOSSÍVEL, 5.

Fricções entre quatro paredes. Tua imensidão nua ao lado dos copos momentaneamente esquecidos, transparentes como a pintura aplicada da realidade sobre a nossa pele esquiva. Gozos descascados como quem se desembaraça de certo mofo de idéias que nos perseguem até este ponto capital em que nos afogamos na mais plena liberdade. Depois abrir a chave esmaltada do paraíso e deixar a água consumir ao menos uma parte do tesão que nos levou àquele hotel. Estar ali nos deleitava, em meio à insuficiência de todo ato humano. Descrevias em goles de um tinto seco as paisagens percorridas dentro de mim enquanto a música arranhava a pele do tempo e nos provocava: – qual tempo? – e aceitavas a provocação ecoada como uma travessura: em que parte do mundo estamos? – me arranhavas as costas à procura da localização de nosso desatino. Uma estranha cidade entalhada na escarpa de uma montanha que nos recebeu com o batuque de um temporal. O sertão encravado no olhar do guia que nos levou por labirintos solares cujo recurso famigerado era dar a si um novo nome a cada passo. A curva bem desenhada de tuas ancas ao escalar a aspiração de que tudo retornasse ali… Sempre tu, meu amor já sem nome, a última fome da terra, não dar nome a mais nada, me aceitas assim? O sagrado não sabe de si sem que se descarne. Há um duplo por trás da pele de todo amor. Não necessariamente uma réplica, um tratado da desilusão ou uma latitude indecifrável. Um pouco mais de vinho e brincavas comigo: – Louco, sabes onde isto vai dar… – Mantém a água quente, tens a chave. Não há realidade suficiente para o amor, rimos. Por mais que escavemos o desejo, ele não se mostra, não é real, não cabe em um prato. O amor é representação de si, cuja persuasão lhe é atributo fatal. Não mora em parte alguma. Não há atlas que o convença a hospedar-se em uma coordenada, mesmo em deriva. – Está fria a água, bandida linda. – Morde aqui. – Dá-me mais vinho. – Singra-me. Mesmo assim – o amor é submersão? – pouco [muito pouco] se revela entre quatro paredes que possa ser aplicado à pintura da realidade. – Não estamos, amor, em parte alguma, não há este hotel, menos ainda banheira e vinho, não somos a detonação de mistério algum, por mais tolo, o mais infantil dos mistérios. Um segundo que seja, tuas pernas [elas] atracadas ao meu corpo, enquanto te sentes a doidice mais plena, e só. O infinito não sonha consigo mesmo. Tudo no mundo parece ter uma aversão natural à representação como sendo o fato real. Quando deixamos de ser o que somos? Quando deixamos de ser o que aparentamos ser?




Floriano Martins (Brasil, 1957). Poeta, ensayista, traductor y editor. Se ha dedicado en particular, al estudio de la literatura hispanoamericana, sobre todo en lo que respecta a la poesía. Es autor de los libros Escritura Conquistada (Diálogos con poetas latinoamericanos) (1998) y El inicio de la búsqueda (El surrealismo en la poesía de América Latina) (2001). En 1998 se publican sus traducciones Poemas de amor, de Federico García Lorca y Delito por bailar chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante, seguidas de Dos poetas cubanos, de Jorge Rodríguez Padrón (1999), Tres entradas para Puerto Rico, de José Luis Vega (2000), La Novena Generación, de Alfonso Peña (2000), Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (2004), y La condición urbana, de Juan Calzadilla (2005). Además, ha organizado antologías de la obra de autores portugueses como Cruzeiro Seixas, Anna Hatherly, Isabel Meyreles, Armando Silva Carvalho, João Barrento y Nicolau Saião. Entre sus libros de poesía se destacan Alma en llamas (Brasil, 1998), Cenizas del sol (Costa Rica, 2001), Tres estudios para un amor loco (México, 2006). Arte y Literatura A.C., México. “La noche impresa en tu piel”. -2006- Trad. Marta Spagnuolo. Taller Editorial El Pez Soluble, Caracas. “Duas mentiras” -2008- Edições Projeto Dulcinéia Catadora, São Paulo. “Teatro Imposible” -2008- Trad. Marta Spagnuolo. Fundación Editorial El Perro y La Rana. En la actualidad dirige, junto a Claudio Willer, la revista electrónica (www.revista.agulha.nom.br) y es coordinador del proyecto AgulhaBanda Hispánica, del Jornal de Poesia. En colaboración con María Estela Guedes, dirige el dossier surrealista Poesía y Libertad, en la revista electrónica TriploV (Portugal).

*(Poemas tomados de Los trazos de Pandora, Antología bilingüe -Inédita- de la poesía contemporánea brasileña de Martín Palacio Gamboa)


COLUMNAS CIRCULARES, 13.



¿Qué hacemos? Los invisibles seres de la poesía quieren salvar el mundo. Aun así, mi padre me pregunta si hay en el mundo algo que salvar. Las heridas son la mejor página de las provocaciones. Las desgracias inundan el alma de firmezas. Aunque vagas nociones del absurdo, nuestras metáforas están impregnadas de vértigo. Arenas, por sobre las cuales seguimos en busca de torpes mitos, un día acaban por tragarnos. Con todo, padre, deshojamos lo oscuro en cada gesto: el eco de nuestra sed de risas y asombros no nos abandona. Puedo ser tu sombra, Dios, víbora, lector. El mundo es constantemente salvado por esas terribles contradicciones.


Floriano Martins (Brasil, Fortaleza, 1957)

(Traducción de Marta Spagnuolo)

COLUNAS CIRCULARES, 13

O que fazemos? Os invisíveis seres da poesia querem salvar o mundo. No entanto, meu pai me indaga se há no mundo algo a ser salvo. As feridas são a melhor página das provocações. As desgraças inundam a alma de firmezas. Nossas metáforas estão impregnadas de vertigens, mesmo que vagas noções do absurdo. Areias, por sobre as quais seguimos em busca de torpes mitos, um dia acabam por nos engolir. Contudo, meu pai, desfolhamos o obscuro a cada gesto: o eco de nossa sede de risos e espantos não nos abandona. Posso ser tua sombra, Deus, víbora, leitor. O mundo constantemente é salvo por essas terríveis contradições.


RITUALES






















Tal vez nada me seduzca más que sentir los pies del ser amado, en un contacto glorioso, deslizándose a lo largo del dorso, acariciando el rostro, y descendiendo, con su toque de pluma y hielo a lo largo de la línea de los pulmones y de las vértebras, convergiendo junto al sexo, en una unión de marfil brusco y doloroso, cuando todo es vibración y certeza.

Es preciso, sin embargo, reservar una gran dignidad para estos momentos, y la posibilidad de un despojarse total, pues no se sabe lo que podrá ocurrir, tal vez el instante venga a mostrarse tan definitivo que nosotros nos sorprendamos transformados en estatuas de cera, fijos en esa actitud de desafío y grandeza, sin embargo sensibles a las mutaciones del tiempo y a los fenómenos de la naturaleza, distantes de la familiaridad por demás humana con los musgos, el fondo del mar y las migraciones del granito.

O entonces, me puede ocurrir la tentación de desmembrar el ser amado, poseído de aquel mismo sentimiento de infinito de los niños que despedazan un juguete frágil y complicado, por encontrarlo demasiado maravilloso y por desear participar de la esencia íntima de su funcionamiento. De hecho, eso varias veces ya me ocurrió – el medio de dominar estos impulsos sería mantener las uñas muy cortamente recortadas.

Todavía muchas veces ya sorprendí mi cuarto atravesado por roldanas, cordámenes, mesas quirúrgicas, pequeñas hachas de plata, reglas, aspersorios, y demás instrumentos de disección. Más de una vez no conseguí escapar a la curiosidad de cortar las manos al ser amado, las conservo dentro de una cesta de navidad, envueltas en paja. Y, a lo largo de la pared, se pueden encontrar trofeos – fragmentos de senos semejantes a la opalina, uñas de color lapislázuli, incluso un pubis cuidadosamente seccionado.

No les doy especial valor, todavía, y lo que más me intimida de estos objetos es su terrible latencia de fuego fatuo, que emana en noches de lluvia. Peor que todo eso, sin embargo, es la mirada fija del ave que escapa de los objetos de seducción acumulados por los cantos y la terrible permeabilidad a los fenómenos atmosféricos y conjunciones astrales de efecto amenazante, a cada nuevo contacto amoroso, especialmente aquellos que implican desnudamientos, anulaciones mutuas, instauraciones de nuevos orificios y exploraciones de las posibilidades de regiones insólitas del cuerpo humano.



Claudio Willer


(Tomado de Los trazos de Pandora,
Antología bilingüe -Inédita- de la poesía
contemporánea brasileña, anotada, compilada
y traducida por Martín Palacio Gamboa)


RITUAIS

Talvez nada me seduza mais do que sentir os pés do ser amado, em um contato glorioso, deslizarem ao longo do dorso, acariciarem o rosto, e descerem, com seu toque de pluma e gelo ao longo da linha dos pulmões e das vértebras, convergindo junto ao sexo, em uma união de marfim brusco e dolorido, quando tudo é vibração e certeza.

É preciso, porém, reservar uma grande dignidade para estes momentos, e a possibilidade de um despojar-se total, pois não se sabe o que poderá ocorrer, talvez o instante venha a se mostrar tão definitivo que nós nos surpreendamos transformados em estátuas de cera, fixos nessa atitude de desafio e grandeza, porém sensíveis às mutações do tempo e aos fenômenos da natureza, distantes da familiaridade por demais humana com os musgos, o fundo do mar e as migrações do granito.

Ou então, pode-me ocorrer a tentação de desmembrar o ser amado, possuído daquele mesmo sentimento de infinito das crianças que estraçalham um brinquedo frágil e complicado, por acharem-no demasiado maravilhoso e desejarem participar da essência íntima do seu funcionamento. De fato, isso várias vezes já me ocorreu – o meio de dominar estes impulsos seria manter as unhas aparadas bem rentes.

Todavia muitas vezes já surpreendi meu quarto atravancado por roldanas, cordames, mesas cirúrgicas, machadinhas de prata, réguas, aspersórios, e demais instrumentos de disseção. Mais de uma vez não consegui escapar à curiosidade de cortar as mãos ao ser amado, conservo-as dentro de uma cesta de natal, envoltas na palha. E, ao longo da parede, podem-se encontrar troféus – fragmentos de seios semelhantes à opalina, unhas cor de lápis-lazúli, até mesmo um púbis cuidadosamente seccionado.

Não lhes dou especial valor, todavia, e o que mais me intimida nestes objetos é sua terrível latência de fogo-fátuo, que emana em noites de chuva. Pior que tudo isso, porém, é o olhar fixo da ave que escapa dos objetos de sedução acumulados pelos cantos e a terrível permeabilidade a fenômenos atmosféricos e conjunções astrais de efeito ameaçador, a cada novo contato amoroso, especialmente aqueles que implicam desnudamentos, anulações mútuas, instaurações de novos orifícios e explorações das possibilidades de regiões insólitas do corpo humano.



Cláudio Willer. Poeta brasileño. Nació en Sao Paulo, en 1940. Ensayista y traductor. Algunos libros publicados: Anotações para um Apocalipse, 1964; Dias Circulares, 1976; Jardins da Provocação, 1981; Volta, 1996; Estranhas Experiências, 2004; Poemas para leer en voz alta, 2008. Taductor al portugués del Conde de Lautréamont, Antonin Artaud y Allen Ginsberg, entre otros. Como crítico y ensayista, ha colaborado en suplementos y publicaciones culturales tales como: Jornal da Tarde, Jornal do Brasil, revista Isto É, jornal Leia, Folha de São Paulo, etc. En varias ocasiones ha sido presidente de la Unión Brasilera de Escritores. Realizó estudios de Sociología, psicología y terminó un doctorado en Literatura Comparada. Co-editor de la revista electrónica Agulha.


lunes, 29 de junio de 2009

UN SUEÑO CON FRED ASTAIRE

















Estoy en una sala de cine muy grande.
Me dirijo al baño.
Parado a mi lado, frente a un mingitorio
está Fred Astaire, la sacude, la guarda,
sube el cierre relámpago de sus lienzos
y me dice: "soy un perdedor".
Miro sus anteojos de sol
profundamente fijo la vista
en el centro de los cristales espejados,
y le digo: "vamos viejo,
a vos te va muy bien".
Se lo ve conmovido por mi franqueza
y el modo creíble en que pronuncié las palabras.



Bill Berkson


(Traducción y biografía de Esteban Moore)*




Bill Berkson: nació en 1939 en Nueva York. Reside en California. Es criítico de arte. En 1985 su libro Lush-Life, conmocionó a los lectores.

* MOORE, Esteban; Nueva poesía norteamericana, Buenos Aires, 1990.

ESCENA DOMÉSTICA



un par

de bombachas
azules oscuras
tiradas sobre
los cepillos para el pelo


Bill Berkson (E.E.U.U., Nueva York, 1939)

(Traducción de Esteban Moore)

EN EL 'MOTEL STAR'













Desde el interior

puedo oír las voces
de un grupo de personas
alegres
el ronroneo metálico
de los automóviles sin destino
y en la impredecible distancia
el inquietante murmullo
de las máquinas
que fabrican hielo
para nuestros tragos.


Bill Berkson (E.E.U.U., Nueva York, 1939)

(Traducción de Esteban Moore)

ALBORADA















el viaje nocturno

ha finalizado

el sol despierta
la radio canta
habla

mi perro pasa trotando
frente a la ventana

es el tiempo de ver
¿qué hay allí?
sin olvidar
aquello
que no estará
(el qué
incluye todos los quiénes)

por lo tanto café
aquí vengo
ya llego zapatos míos




Anselm Hollo

(Traducción y Biografía de Esteban Moore)*

Anselm Hollo nació en Helsinski, Finlandia, en 1934. Emigró definitivamente a los EEUU en 1966. Traduce del finés, sueco, alemán, francés y ruso. Escribe sus propios textos en inglés y es considerado un poeta norteamericano. Publicó: Heavy Jars; No Complaints; Pick Up the House. Enseña en la Escuela de Poesía del Instituto Naropa. Su poesía ha influenciado a muchos poetas jóvenes entre los que se encuentran "los poetas del lenguaje".

* MOORE, Esteban; Nueva poesía norteamericana, Buenos Aires, 1990.



DESTINO MANIFIESTO



regresar

a una enorme pantalla de video
en una casa de fresco aire acondicionado,
un estanque para los patos en el jardín,
bebidas sin alcohol al alcance de la mano,
buena comida norteamericana en la heladera,
(además de
los cuatrocientos billetes grandes en cuenta corriente
y una cantidad no revelada en importantes inversiones)
para disfrutar una tarde tranquila, sumamente agradable,
observando cómo la ultísima técnica militar
elimina la pobreza del mundo
en su forma más obvia los pobres.



Anselm Hollo (Finlandia, 1934- Emigró a E.E.U.U., en 1934)


(Traducción de Esteban Moore)


LIBROS





















la muerte
me cubre con su fino polvillo
yo amo los gruesos libros viejos.
ellos se parecen
a los obesos cuerpos gastados
que despiertan del sueño
cubiertos de huellas dactilares
surcados por el caracol
que deja rastros babosos
brillantes.

yo deseo leer
del mismo modo que amo:
saltando de espejo en espejo
igual que una gota de aceite
más y más lejos de mi muerte.
pero debo aclarar que dios
por razones diversas
nos entrega para propio uso
libros gordos cuerpos gordos
y si no es por medio de metáfora
que puedo decir de estas imágenes
que me asedian.




Andrei Codrescu

(Traducción y biografía de Esteban Moore)*


Andrei Codrescu. Poeta norteamericano: nació en 1946 en Sibiu, Rumania y emigró a los Estados Unidos en 1966. Ha escrito biografías, es ensayista y traductor. Tiene un programa en la Radio pública nacional. Ha publicado en los EEUU los siguientes libros de Poesía: Licencia para portar armas, La historia del crecimiento del cielo, Gramática y dinero y Necrocorrida. Dicta clases en la Universidad de Nueva Orleans. Ha sido invitado a dictar cursos y seminarios en la Escuela de poesía del Instituto Naropa.
(*) MOORE, Esteban; Nueva poesía norteamericana, Buenos Aires, 1990.

CRÍMENES



cuando

los
ángeles beatísimos
cometen crímenes
estas acciones son transferidas
al corazón de DIOS
lugar
en el que hallarán
en amplia sucesión
crímenes antiguos
de
otras
épocas
esperando pacientemente
que algo
suceda



Andrei Codrescu (Rumania, Sibiu, 1946- Emigró a E.E.U.U., en 1966)


(Traducción de Esteban Moore)


GUILLOTINA
















en Francia
extraña celebración
sostienen la cabeza
separada del cuerpo
sangrante
la exhiben
ante los ojos del pueblo.
los balbuceos
de esa cabeza
no serán anotados
en los expedientes
ni alimentarán
la pluma de los escribas.
el pueblo olvida.
El pueblo no acostumbra recordar.



Andrei Codrescu (Rumania, Sibiu, 1946- Emigró a E.E.U.U., en 1966)


(Traducción de Esteban Moore)


domingo, 28 de junio de 2009

PRÓLOGO























Desde ahora todo puede no volver a empezar.
Pero todo poema es un poema perdido,
la oscuridad de una palabra olvidada para siempre.
L.G.

Cuando se ausculta el movimiento íntimo de la vida, su comercio minucioso;cuando se intenta imaginar su invención haciendo uso del alfabeto de la materia, de ese silabario que la precede algunos miles de años, cuando se observa el devenir de una célula viva y la formación de conjuntos cada vez más complejos a partir de los mismos elementos básicos, de acuerdo con una combinatoria infatigable -para llegar a un mamífero dotado del potente medio de acción que constituye el “órgano” pensamiento-lenguaje-, sucede entonces que en una encrucijada del camino la mirada de pronto abarca vastos paisajes que se presentan a la vista a modo de una escritura, texto ruidoso de un perpetuo devenir, que va del signo simple hasta la página más elaborada, y vuelve a éste primero. Escritura que es suma de lenguajes que se entretejen y se transforman y cuyo movimiento, cuyo sentido, cuyo devenir se encontrarían en su misma materia. Y ¿qué es esa materia, qué es la materia del mundo? Juego de formas, vaina vacía. Y nosotros, ¿somos nosotros otra cosa que figuras de ese juego extraño y gratuito, palabras de un lenguaje que nadie habla?
Y sin embargo prestamos oído, al acecho de una pura melodía; antecedente de la fuga de las formas. Como si a través del tejido de las figuras corriera oscuro el influjo de su pisada, el sin comienzo de un soplo. Y henos aquí, adosados ya a la ausencia, precipitados en el hueco de la lengua, mudos.
El hombre es un milagro cuya vida en la tierra tal vez no sanará jamás. El lenguaje que secreta está orgánicamente vinculado con el lenguaje de la vida, se inspira en su lógica, en su estrategia. Pronto se hizo aparente que el poder del discurso así desarrollado aumentaba a la par de su distanciamiento respecto al movimiento inmediato de la vida. El lenguaje del hombre se ha convertido en un instrumento al servicio de la supervivencia, instrumento de dominación, de construcción y de destrucción. Fábrica de llaves, de moldes y de trampas, taller de armas y de máquinas inteligentes, matriz de las fórmulas “mágicas” que desacoplan engranes de explotación de todo tipo.
No hay en ello nada nuevo para la vida, a no ser la rapacidad sin medida, y hasta entonces sin ejemplo (como son las actividades complejas de la ciencia y de la imaginación), la transgresión (de burdos modales) de un equilibrio sutil y movedizo, de una dialéctica silenciosa. La aceleración del motor, la proliferación anárquica del discurso que se suscitó ante nuestros ojos no tiene ya memoria de la “boca”, ni de esa conjunción del signo y del silencio en la palabra de aquel que “ni dice, ni esconde, pero indica”.
La ruptura de un agua más impalpable, la caída en lo discontinuo, el desmembramiento, la separación son nuestro destino. La aceleración de la división, de sus bucles y rebucles de verificación, la multiplicación de los espejos, ¿qué elipse nos curará de todo ello? El lenguaje sobre los lenguajes divide el discurso. Establece fragmentos, circuitos, clases, especies, géneros de lenguajes y sus funciones. Los hay privilegiados, oprimidos, marginales.
Todos estos hablares no son tal vez otra cosa que una manera de huir de lo inaceptable que surge de la disección, de la separación de las dos hebras contradictorias que corren, íntimamente entreveradas en el tejido de lo vivo. Pero el prófugo es sostenido por un delgado hilo que lo une al humilde ajetreo corruptible, nutricio.
Existe una lucha sorda (o declarada) entre lenguajes, entre clases de códigos. Mientras que en el ruedo y en el ágora los comerciantes se disputan la preferencia del público, en los santuarios se habla el lenguaje de las ciencias que extiende insensiblemente su dominio por medio de sus derivados: lenguajes de los procedimientos, la tecnología.
Deliberadamente, la ciencia aparta del lenguaje lo que resulta inadecuado para formar el instrumental de su interrogación, de sus formulaciones, de sus propuestas de funcionamiento. Cuando no ignora la existencia de una lengua de poesía, ésta no puede ser para ella más que el producto de una técnica desmontable y explicable, o cuando mucho del azar.
La lengua de la poesía no se deja encerrar en ninguna categoría, no puede ser resumida por ninguna demostración. Ni instrumento, ni ornamento, escruta una palabra que acarrea en ella las edades y el espacio fugaz, fundadora de piedras y de historia, lugar de acogida de sus cenizas. Se mueve al compás de la energía que hace los imperios y los arruina. Es ese traspatio ruinoso, invadido por la hierba, con las paredes cubiertas de líquenes, en el que por un instante se hace más lenta la luz del atardecer.
No se justifica la poesía y ésta no necesita defensores; intento solamente ver lo que en mí, instruido por la precisión, va de modo tan inalterable hacia el tanteo nocturno, en busca de una precisión otra, más rocallosa. Comprender y no comprender, darse de bruces, quebrarse, perderse. Quiero asumir todas las contradicciones, excederlas. Porque todo en mí sabe que hablo siempre la misma lengua (la que me “dice”, me hace al hablar) en niveles diferentes. Y no se trata de grados de elevación más o menos perfectos, más o menos “evolucionados”; lo que los designa es un procedimiento, un recorrido, una relación con lo humano y con el mundo. Lo abrupto de una evidencia sin nombre y los pacientes trabajos de aproximación de un fragmento.
No veo interrupción entre el lenguaje de la materia, el de la vida, el discurso del hombre y el de la sociedad. Niveles de emergencia,(1) de vitalidad y de desecación, tal vez de enfermedad, de una misma palabra que se manifiesta en signos discontinuos, atrapados en el juego de una formidable combinatoria, un juego del que son al mismo tiempo la materia, las reglas y la energía; el texto, la sintaxis y la escritura.
Avanzando al extremo del cambio, denso de una suma incomparable de impulsos y derrotas, el hombre que habla en el desgaste percibe movimientos dentro de él, oscuridades que por un instante agujeran las huellas de la sangre, el destello de un nervio, una claridad que de pronto palpa la carne ciega. Y el lenguaje en él va sin discontinuidad del discurso monótono del polímero nucleico a aquel que nace sobre la lengua, fluye en forma de escritura. En él todo habla sin frontera.
La poesía es el lenguaje de la vida; inerva todos los lenguajes del hombre, los irriga y los conmociona cuando se instalan en la seguridad de los sistemas y de los dogmas. Lenguaje de intensidad y de crisis, discurso de inseguridad, de duda en la que surge la certeza instantánea, amenazada de lo vivo. Momento de afasia cuando la búsqueda humana se sumerge en los espacios inexplorados, en esas regiones limítrofes o articulares en las que se pasa de un modo de habla a la palabra viva, en las que a veces se encuentra uno en presencia de lo que no tiene nombre, silencio corrosivo, e incluso de ese rechazo a significar, a desentrañar un sentido. Y esa carencia es en efecto nuestra parálisis, nuestra impotencia y nuestra gloria; noche en la que el poeta, sea éste hombre de guerra, de religión o de ciencia, hombre de atención y de azoro, hombre-hogar, reúne lo que escapa a la prisa del día, recoge las líneas de fuerza inexplicadas: habla. Habla en la frescura de su respiración reencontrada, en el ahogo y la rojez de la forja en la que unas manos auscultan las rocas oscuras de la luz.
Esa luz herida y por un momento cicatrizada sin huella. ¿Una música? ¿Una palabra? ¿Un signo deslavado? Y ya todo se pierde y ya es todo noche.
Cuando se está sobre la rueda, atado, lanzado entre uno y otro bordes y sin ver la luz, cuando no se cuenta con una conclusión elegante ni con un camino maestro que mostrar, entonces se deja aparecer la trama desnuda de una calurosa y carnal ignorancia.
Ahí donde se ha elevado la frescura, hay nuevas espesuras que se hacen noche. Y entonces una vez más ese momento que precede al alba. Sobre el brocal en donde vendrá a beber lo que no viene, lo que está ya en el oscuro resplandor de la mañana: profundización de espacio, aspiración de aire que se mantiene inmóvil, con el rostro vacío.
Una vez más y otra vez el desamparo color de tierra, color de arcilla de un hombre colocado sobre la rueda. Y esa mano muy pálida, azulosa, que amputan las tinieblas.
Y eso también por decir y por cambiar.
Y esa ordenación nuclear, ese campamento atrincherado de la rojez. El tranquilo rostro alterable, vaho sobre el cristal de indiferencia, entregada en inquietud a la identidad divina. Y todo ello sentido como un impulso medular, un estrago insoportable.
¿Dónde está lo real? ¿Dónde está la roca donde se pueda construir?
Alrededor nuestro: arena. Y en esa arena se desliza a veces el relámpago de un crótalo, locura de percibir más, de percibir otra cosa, una exactitud más escarpada que la de nuestras medidas.
“Lo real -decía Matisse- empieza cuando no se entiende ya nada de lo que se hace, de lo que se sabe”. Esa avanzada invencible, esa insumisión en las fronteras de lo conveniente y lo concebible, de lo mensurable y de lo explicable, esa movilidad tan imperiosa en algunos pintores y poetas, ¿quién puede hablar de ella? Momentos en los que todo parece iluminarse con una modesta luz de respiración, o con alguna otra, devastadora, irremediable. Claridad que es el pigmento propio de las cosas, de su transitar. ¿Se trata de sobrepasar tal o cual maestría tecnológica, tal o cual conocimiento? El sobrepasar es un concepto predilecto de nuestro Occidente prendado de ese progreso exterior que funda la competencia. Los pintores, calígrafos y poetas de la China de los Song se conforman con estar ahí, con ser a la medida de lo que está ahí, con gesto despojado de sus pretensiones, olvidado todo proyecto que contrae, atentos a una felicidad enigmática en el echar a volar (disolución, tal vez) del movimiento.
Chang Yen-Yuan pide que se agite el pincel sin tener conciencia de estar pintando: “Cuando la mano no se entiesa y el espíritu no se paraliza, la pintura se vuelve lo que se vuelve, sin que se sepa cómo se hizo de tal forma”. Mi Fu nos dice por qué nos resulta imposible, al examinar las pinturas de Li Cheng, esclarecer su secreto: “…sus pinturas estaban hechas en el olvido de todas las cosas”.
Olvidar el “sujeto”, olvidar el instrumento, el lenguaje, para dar cabida a algo del movimiento al fondo del movimiento: esa desnudez que aparece ora como una gracia, ora como una pobreza, como una libre e irresistible energía modeladora, retocadora, como un acuerdo que se disuelve sin rastro. Usar esa libertad sin interrumpirla. Prestarle el instante falible de un rostro.
Cuando por elección ingenua, y sin poder estar nunca a la medida del llamado, uno se ve día a día confrontando al desamparo extremo y a la muerte, hay momentos en que toda palabra se muestra insoportable y vana.
Sólo siguen siendo practicables entonces los gestos de un hacer que atrae, a veces, un alivio provisional.
Y entonces un día, sin que lo intolerable se disipe, de pronto, en los nervios de esa ascesis, se revelan otra esperanza y otra lucidez más exigentes aún. Como una savia, un sabor de los gestos que saben y que tiemblan -esa palabra que es rostro o melodía de nuestro incurable peso-.
Por un lado ese maestro duro de árido saber; por el otro, el espesor incalculable de nuestra oscuridad, el dominio prohibido. Y sin embargo vamos hacia ello, hacia lo que sabemos impenetrable, con una determinación lúcida, una desobediencia impregnada de gravedad. Pues nos es preciso interminablemente volver a la pesantez.
Hay cosas muy antiguas y muy ordinarias que se repiten: se nace, se ama, se sufre y se muere. El grito salvaje renace, y renace la tentación de alejarse.
Complejidad del discurso moderno. El sentimiento de que ante la complejidad formidable del orden viviente, al que subyace una complejidad ya entonces no desdeñable de la materia y de los movimientos del universo accesible, lo más inesperado, lo más revelador y lo más vivificante que puede la palabra no es una complejidad más grande, sino una desnudez. Los dedos tocan los pigmentos de luz que hace brotar una tierra erosionada.
El mismo poïeïn se encuentra operando en los códigos y construcciones no lingüísticos de todo movimiento, de toda materia y de su reflujo a un signo negativo. La misma respiración en la trama de toda acción en los instantes sucesivos de la “invención” de la trayectoria. Forma y sentido que proyectan una luz joven e hiriente sobre las cosas alrededor. En toda interrogación, aun en el hueco enérgico de ese movimiento que lleva y acarrea, precipita el decir en la desgarradura, el silencio.
No se puede confinar la poesía a un código determinado, cerrado. Es lenguaje inaugural, lenguaje de los lenguajes, potencia de conjunción y de disyunción, de construcción y de disolución. Está investida por el movimiento modelador, por el devenir musical de la materia del mundo.
Memoria balbuceante de lo que no tiene memoria.
Lo que busca mi palabra incesantemente interrumpida, incesantemente insuficiente, inadecuada, sin aliento, no es la pertinencia de una demostración, de una ley, sino el desnudarse de un resplandor inapropiable, transfixiante, de una fluidez ora benéfica ora devastadora. Una respiración.
Clasificar, aislar, fijar: esos ejercicios llevados a su soñolienta utilidad, henos aquí maduros para el insomnio del génesis.
Todos esos caminos que tomo desembocan en algún imposible donde solamente el ejercicio vertical de la lengua sostiene el movimiento: amenaza,felicidad y pérdida. Y en ninguna parte un término que resolviera, que reconfortara. Tan sólo ese mal estrecho, nada más que esa amplitud (2) que se excede. No se puede poner en clausura la poesía: su sitio central se desploma en sí mismo, en una compactez que se consume, que se horada. Silencio infundado en el que, contra toda prueba, avanza una vez más la palabra frágil, la palabra escandalosa, la palabra aplastante, la palabra inútil. La continuidad que percibo en ello es tanto impulso soberano como vacuidad de nuestro entendimiento en la locura circular de la repetición de las formas. Un recorrido operante y desanclado devorado de vacío. Un perro atropellado en la calle.



(1) Emergencia, en su acepción de surgimiento (del verbo emerger). El término volverá a aparecer más adelante con este mismo sentido. N. del T.

(2) Hay aquí una doble ambivalencia: por un lado, el uso de los adjetivos mal y large, el primero de los cuales aparece en su forma sustantivada, haciendo que el segundo se convierta en un neologismo bajo la misma forma sintáctica; en segundo lugar la ambivalencia entre large en su sentido de “amplio” (adjetivo) y large (sustantivo) entendido como “el mar abierto, la lejanía de las cosas”. Tal complejidad semántica fue imposible de traducir en este segmento. (N. del T)



Henri Michaux (Namur, 1899 - París, 1984) “Prólogo”
al libro de Lorand Gaspar: "Acercamiento a la palabra"

(Approche de la parole -1978-)

(Traducción de Rafael Segovia)
-México: FCE, 2007. pp. 11-18-

(Gentileza de Iván Garcia)


Imágenes:

1) Zheng Xie (Zheng Banqiao), "Bamboo and rocks". Dinastía Qing (1693-1765)

-arriba-
2) Un poema perteneciente a la Dinastia Tang
-abajo-

UNA CASA CERCA DEL MAR


















oro pálido, bruma de palabras en el frío
días e iconos que ennegrecen poco a poco
los dedos al borde de un saber insumiso —


acantilados y teclados encima de paredes blancas.
Las ventanas donde resiste la noche
a veces arden, — notas que se queman
en la música más allá del tiempo,
imágenes que por la tarde caen sin ruido
en la herrumbre oscura de las aguas
al final de un sangriento combate —


en las gavetas del dormitorio
perfumadas de salvia y tomillo
se agitan los ruidos del otro verano
algunos guijarros y pulidos maderos
y la roña de los siglos
en el noble perfil de Alejandro
que un día brilló debajo de los pasos
en el desorden de las piedras —


aquí viste cómo se deshacía
la frescura de un orden de vida —
ahora sólo queda el furor
para mitigar algo de la belleza
viva aún entre la cal
el azul escamado de una barca
al amanecer en el alma que observa
cómo sube el agua en los dormitorios —


y se trata claro de esa mínima cosa
que yo vi estremecerse en una ala
encendiendo lo incógnito en un cuerpo
en el destello ardiente de las hojas —


y hubo aquel intercambio tan simple
entre el silencio dentro de nosotros y algunos ruidos
esas breves ráfagas del espíritu
colores y gritos entre las cosas
bastó con ver y escuchar
el engrandecimiento del invierno
y al mar remendar sus redes en la noche —


amaneceres en que el mundo se asombra
removido por la mano de un recién nacido
entre un rayo luminoso y la boca
y cada reflejo es un grito nuevo
ante la sorpresa de existir —


y las melodías, oh las voces
legibles en el aire gracias al bogar
de los pinceles, de alas y del negro
mucho tiempo amurallados en la noche


el silencio de las paredes el pudor de las palabras rosas
que susurran los olores en el fondo de los años
y el mar descalzo en los dormitorios abandonados —


eterno rumor de cosas insignificantes
fisuras del viento que un ala vuelve a unir
estremecimiento de hoja en la atenta brisa


mis ojos permanecen aún presos en la noche
mas espero el día en el viento amasado
en la garganta de la curruca órfica —


hace ya tanto que lo intento
y ahora sé que la distancia
afuera permanece infranqueable —


sólo puedo permanecer aquí, estupefacto
mezclando mis gestos mis pensamientos
con cosas estremecedoras v tiernas


fluido y estanco a la vez
el espíritu poco a poco se restringe
en el murmullo que envejece


y se abre a los latidos del cuerpo,
florecimiento de una fuga sin fin
cadencias de un infinito rigor


punzadas, derrotas y rebotes
la extraña claridad del espanto
de disonancias no resueltas —


insondable apertura posada
en su propio movimiento —


más tarde en la oscuridad
cifras y palabras como un paquete
de maderos torcidos de botellas rotas
que ilegibles abandona el mar.
Una vez más la luz tan cercana


sólo ha dejado pajas
que cuelgan suavemente
en la noche del cuerpo


semejantes a esas finas fracturas
de plata que el buceador
despierta en los fondos —


apaciguo los verbos que hieren
vidrios invisibles, atento
sólo al remolino que se estrecha
codo a codo en el retenido aliento


sí, sí, tanta viveza de espíritu en los dedos
en el abismo mudo del tacto
recogidos en las cosas y los cuerpos


pepitas de un fuego navideño
cuando afuera pasa el trineo
en la nieve imponiendo su peso
con inquietante dulzura —



II

quemo lentamente
algo de hierba en la herrumbre del día
ramilla en la que se balancea un grito
de vencejo subiendo a las tinieblas —

el raspetón del amanecer pela los huesos
tan claros como los ojos del alma —
en el cielo despejado un hombre
escucha sus latidos —


los guijarros tiemblan
ríen los guijarros
se amontonan en la resaca
se desgastan y vuelven a amontonarse


tintinean en mi bolsillo
se descifran entre mis dedos
idea que puedo
oír y tocar —

en pleno día mis ojos
agua que se destruye
gotas de espacio
vueltas a destruir sin fin —


pensamiento furtivo
y estratos sonoros
abiertos a las palabras
alzados en el viento


pulsación del mismo
y continuo aljofarar


en ciertos días las piedras
multiplican en lo negro
la gravedad de sus cimientes


las palabras maceradas
el ojo y las manos cogidos
en un arrebato ilícito —


luz ingrávida del cuerpo
en la idea de tinieblas


el cielo en el agua
montañas calcinadas
una risa de niño
que se desmenuza sin fin


la borrasca celeste
desde el fondo desconoce
el grito del clavo
en la idea de infinito —


ojos y boca cerrados
la rapidez del ala
en el encurvado silencio
del irrompible viento

migajas del ver
¿de qué mesa caídas
sin música alguna? —


cuando se rompe el peso
de la ola en el vergel
bordonean los copos
en el panal del cerebro


¿puede el pensamiento
de esas nieves en nosotros
sopesar el silencio


y la noche en las palabras
encalar su casa?


límpida mi página y oscuras las palabras
patas de insectos resbalando en el frío
del cuerpo agazapado aún en su espanto


ignoro cuánto fue necesario excavar
en el mismo movimiento tejido y retejido
para que brote lo desconocido del rostro


observo una antigua foto de familia
ese endeble suplemento al viaje
que humildemente busca el olvido —

(de La maison près de la mer)

Lorand Gaspar

(Traducción de Jorge Nájar)*


Lorand Gaspar. Poeta francés (Marosvasarhely, Transilvania, 1925). Se educó en la intersección de varias culturas, proviene de una familia húngara de Transilvania. Asistió a la escuela en Bucarest, se movilizó en 1943 y, a continuación, fue deportado a un campo de concentración alemán. Escapó en 1945 y se instaló como refugiado en Francia, donde, en 1952, obtuvo la nacionalidad francesa, después estudió medicina y se convirtió en un cirujano. Vivió, sucesivamente, en Jerusalén, Belén y Túnez. Publicó su primer libro de poemas en 1966: El cuarto Estado de la materia (Flammarion). Su obra posterior apareció en Gallimard: Sol absolu (1972), Égée suivi de Judée (1980) y, más recientemente,en otras editoriales, La maison près de la mer (1992) Apprentissage (1994) y Patmos (2001). También fotógrafo, ha publicado una serie de obras en prosa y libros de viajes, que incluyen Approche de la parole (1978), Feuilles d'observación (1986) y ensayos, en particular, Histoire de la Palestina (Maspero, 1968). Además ha sido traductor de diversas lenguas, a menudo en colaboración con Sarah Clair: del alemán (Rilke), del griego (Seferis), del húngaro (Pilinsky) y del Inglés (DH Lawrence, Peter Riley).

* Poesía contemporánea de expresión francesa (Unesco, 2002).Edición no bilingüe.