lunes, 29 de febrero de 2016

EN LA CIUDAD DE LA NOCHE



Ciudad de la noche,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de crepúsculo,
Ciudad que se proyecta hacia el occidente,
Ciudad cuyas columnas reposan en el ocaso, ciudad de cuadro, 
masas amenazantes bloqueando la luz:
Ciudad de crepúsculo,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de medianoche, ciudad desbordada por la luna llena,
ciudad en la que los gatos merodean y los camiones de basura cerrados herméticamente traquetean en las sombras:
Ciudad de medianoche,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de la mañana temprana, ciudad espolvoreada con frescura, ciudad con techos puntiagudos separados contra las estrellas, ciudad que abre portones altos y demacrados
Ciudad de medianoche,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de lluvia, ciudad en donde el crudo viento golpea contra las gotas pesadas una y otra vez, empapando un temblor, mendigo maldiciente que se mete en medio de los apóstoles en el pórtico de la catedral.
Ciudad cuyo resplandor es apagado y plomizo, ciudad cuyas nubes destellan y titilan al pasar por encima, donde lámparas parpadeantes miran fijo hacia los estanques cenagosos debajo de ellas;
Ciudad cuyos vientos chillan en las calles y golpean las plazas, ciudad cuyos adoquines tiemblan y cuyas cumbres flaquean ante el charloteo zumbante de las gotas de lluvia cayendo.


Ciudad de medianoche,
Empápame con tu lluvia de tristeza.
Ciudad de cortinas color bermellón, ciudad cuyas ventanas gotean con sórdido espumillón carmesí, ciudad sensual, arrójame despiadadamente a tus multitudes.
Ciudad llena con rostros femeninos que miran lascivamente a los caminantes,
Ciudad con portales siempre abiertos, ciudad de sedas y encajes elegantes, ciudad cuyas bandas rebuznan música danzante toda la noche en la plaza,
Ciudad donde la luz aromatizada cuelga sin interés, punzada por el parloteo de la multitud, ciudad cuyas estrellas miran fríamente, sonriendo falsamente a través del aire lleno de humo,
Ciudad de medianoche,
Aniquílame con tu desaliento.
Ciudad de vacío, ciudad de fachadas blancas, ciudad donde un farol colgante solitario vacila en lo alto como una cerilla ante un sarcófago de mármol, espantando los fantasmas;
Ciudad donde una simple ventana iluminada de blanco en un frente de casa inmóvil y oscurecido recibe los huéspedes de la oscuridad que chorrean desde la calle;
Ciudad de arriba en donde los parques enredados con árboles oscuros emergen de manera repentina, apagados, asombrosamente; una torre gris fantasmal cuyos cimientos se pierden con la niebla, y cuyo cúspide no tiene fin.
Ciudad de medianoche,
Entiérrame en tu silencio.
Ciudad de noche,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de inquietud, ciudad donde he errado y deambulado,
Ciudad donde las masas me miran con recelo, ciudad donde las iglesias están cerradas, las tiendas selladas, las casas sin hospitalidad,
Ciudad de inquietud,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de insomnio, ciudad de habitaciones baratas sofocantes, donde se oyen ronquidos en la penumbra a través de la partición, amantes que luchan, parejas que riñen, taxis que repiquetean, gatos que chillan,
Ciudad de inquietud,
Envuélveme en tu redil de sombra.
Ciudad de sueños febriles, ciudad que está siendo sitiada por todos los demonios de la oscuridad, ciudad de innumerables bóvedas y torres sombrías, ciudad donde flores pasionales desesperada y traicioneramente transforman a los fuertes en muerte;


Ciudad de noche,
Envuélveme en tu redil de sombra.

John Gould Fletcher  ( Little Rock, E.E.U.U. 1886 - Id.,  1950)
(Traducción Marianela Leonardelli)
IN THE CITY OF NIGHT
City of night,
Wrap me in your folds of shadow.
City of twilight,
City that projects into the west,
City whose columns rest upon the sunset, city of square, threatening
 
masses blocking out the light:
City of twilight,
Wrap me in your folds of shadow.
City of midnight, city that the full moon overflows, city where the cats
 
prowl and the closed iron dust-carts go rattling through the shadows:
City of midnight,
Wrap me in your folds of shadow.
City of early morning, cool fresh-sprinkled city, city whose sharp roof
 
peaks are splintered against the stars, city that unbars tall haggard
 
gates in pity,
City of midnight,
Wrap me in your folds of shadow.
City of rain, city where the bleak wind batters the hard drops once and again,
 
sousing a shivering, cursing beggar who clings amid the stiff Apostles on the
 
cathedral portico;
City where the glare is dull and lowering, city where the clouds flare and flicker
 
as they pass upwards, where sputtering lamps stare into the muddy pools
 
beneath them;
City where the winds shriek up the streets and tear into the squares, city whose
 
cobbles quiver and whose pinnacles waver before the buzzing chatter of raindrops
 
in their flight;
City of midnight,
Drench me with your rain of sorrow.
City of vermilion curtains, city whose windows drip with crimson, tawdry, tinselled,
 
sensual city, throw me pitilessly into your crowds.
City filled with women's faces leering at the passers by,
City with doorways always open, city of silks and swishing laces, city where bands
 
bray dance-music all night in the plaza,
City where the overscented light hangs tepidly, stabbed with jabber of the crowd,
 
city where the stars stare coldly, falsely smiling through the smoke-filled air,
City of midnight,
Smite me with your despair.
City of emptiness, city of the white façades, city where one lonely dangling lantern
 
wavers aloft like a taper before a marble sarcophagus, frightening away the ghosts;
City where a single white-lit window in a motionless blackened house-front swallows
 
the hosts of darkness that stream down the street towards it;
City above whose dark tree-tangled park emerges suddenly, unlit, uncannily, a grey
 
ghostly tower whose base is lost in the fog, and whose summit has no end.
City of midnight,
Bury me in your silence.
City of night,
Wrap me in your folds of shadow.
City of restlessness, city where I have tramped and wandered,
City where the herded crowds glance at me suspiciously, city where the churches are
 
locked, the shops unopened, the houses without hospitality,
City of restlessness,
Wrap me in your folds of shadow.
City of sleeplessness, city of cheap airless rooms, where in the gloom are heard snores
 
through the partition, lovers that struggle, couples that squabble, cabs that rattle,
 
cats that squall,
City of sleeplessness,
Wrap me in your folds of shadow.
City of feverish dreams, city that is being besieged by all the demons of darkness, city of
 
innumerable shadowy vaults and towers, city where passion flowers desperately and
 
treachery ends in death the strong:
City of night,
Wrap me in your folds of shad
ow. 

IMAGEN: Vista aerea de la ciudad estadounidense Little Rock, en Arkansas.



sábado, 27 de febrero de 2016

¡NOCHES SALVAJES!





















¡Noches salvajes! ¡Noches salvajes!
¡Si estuviera contigo,
las noches salvajes
serían nuestro lujo!

¡Qué fútiles son los vientos
para un corazón
que ya llegó al puerto!
Ya no necesita brújula.
Ya no necesita mapas.

¡Surcando el Edén!
¡Ah! ¡El mar!
¡Ojalá esta noche
pueda atracar en ti!




LXXXIX

Algunos dicen 
que la palabra muere
cuando es pronunciada.
Yo digo que 
comienza a vivir
en ese mismo instante.


¡NO SOY NADIE!

¡No soy nadie! ¿Quién eres tú?
¿Eres nadie, también?
Entonces hay un par de nosotros -¡no lo digas!
Nos desterrarían, ¿sabías?

¡Qué aburrido es ser alguien!
Tan público, como una rana
que pronuncia su nombre todo el santo día
¡A una ciénaga de admiradores!





Emily Dickinson (E.E.U.U., Amherst, Massachusetts, en 1830; id.1866)


(Traducción: Miguel Grinberg)



IMAGEN: una modelo de 1920.



jueves, 25 de febrero de 2016

CANCIÓN DE LA ABEJA





















No maniates mis alas,
dice la abeja mielera;
no ates mis alas,
déjalas alegres y libres.
Si vuelo a distancia,
si me mantengo lejos,
zumbando todo el día,
donde hay flores silvestres,
es para traerte dulzuras,
sabrosas como la alegría del verano,
claras -como el oro y el vidrio;
el juguete más divino
que el dios ha concedido,
es la bonita colmena,
donde manda una reina soltera,
y prosperan las hacendosas.

Si obstruyes mi camino,
tu alegría se ha perdido,
no más gemas de miel;
surgidas desde los brezos;
no más pequeños robos,
de la rosa de tu vecino,
que afable conjeturaba
el destino de su dulzura.

Deja que el hombre de las artes
comande su avión y el vidrio;
que aumenten los vapores,
que pase el licor;
que labore el esclavo oscuro
hasta los campos del sur;
no la tarea de ambos
que tal tesoro rinda;
la miel, Pan ordenó,
comida para los dioses y los hombres,
sólo en mi camino
yo almacenaré de nuevo.

Déjame a mi voluntad
mientras el brillo del día resplandece,
mientras las flores soñolientas
apuran mi llegada.
Cuando las bonitas
ya no me miran más,
muertas, bajo sus pies, 
aplastadas y salpicadas;
y en mi celda estrecha
voy a plegar mi ala;
hundida en la oscuridad y el frío,
una cosa olvidada.

¿Puedes leer la canción
de la abeja suplicante?
Es el alma de un poeta,
requiriendo libertad.



Julia Ward Howe

(Traducción: Miguel Grinberg)




Julia Ward Howe (Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, 1819 - Portsmouth, Rhode Island, id., 1910). Célebre abolicionista y activista, defensora de los derechos de las mujeres en el contexto sociopolítico de la sociedad norteamericana de mediados del siglo XIX. Su pensamiento evolucionó hacia las filas del sufragismo, que inicialmente no consideraba prioritario. Fue autora de ensayos, libros de viajes y poemas, que le valieron llegar a ser la primera mujer elegida, en 1908, para la Academia Estadounidense de Artes y Letras.



martes, 23 de febrero de 2016

IBA SOLITARIO...



















Iba solitario como una nube
que flota sobre valles y colinas,
cuando de pronto vi una muchedumbre
de dorados narcisos: se extendían
junto al lago, a la sombra de los árboles,
en danza con la brisa de la tarde.

Reunidos como estrellas que brillaran
en el cielo lechoso del verano,
Poblaban una orilla junto al agua
dibujando un sendero ilimitado.
Miles se me ofrecían a la vista,
moviendo sus cabezas danzarinas.

El agua se ondeaba, pero ellas
mostraban una más viva alegría.
¿Cómo, si no feliz, será un poeta
en tan clara y gozosa compañía?
Mis ojos se embebían, ignorando
que aquel prodigio suponía un bálsamo.

Porque a menudo, tendido en mi cama,
pensativo o con ánimo cansado, 
los veo en el ojo interior del alma
que es la gloria del hombre solitario.
y mi pecho recobra su hondo ritmo
y baila una vez más con los narcisos.


William Wordsworth

(Versión de Gabriel Insausti)



William Wordsworth(Cockermouth, Gran Bretaña, 1770-Rydal Mount, id., 1850) Poeta inglés. Pasó su infancia y su juventud en estrecho contacto con la naturaleza, circunstancia que ejercería una profunda y duradera influencia en su personalidad. Estudió en el John's College de Cambridge, aunque con escaso interés y aplicación, y aprovechó sus vacaciones de 1790 para realizar un viaje a Francia, donde se convirtió en un apasionado defensor de los ideales revolucionarios. Al año siguiente, tras obtener su graduación, volvió a Francia. Durante esta época estuvo ligado sentimentalmente a Annette Vallon de Orleans, con quien tuvo una hija, aunque el poeta no la reconoció hasta nueve años después de su nacimiento. La guerra entre Francia y Gran Bretaña le obligó a regresar a su país, pero no por eso decayeron sus simpatías hacia Francia. Sus primeros libros de poemas, como Un paseo por la tarde (Evening Walk) y Apuntes descriptivos (Descriptive Sketches), publicados en 1793, apenas le dieron fama y ningún dinero. El poeta y su hermana, Dorothy Wordsworth, a la que siempre estuvo muy unido, se trasladaron a Alxforden (Somersetshire), donde trabó amistad con el poeta S. T. Coleridge. Fruto de esta relación es el libro de poemas Baladas líricas (Lyrical ballads, 1798), que escribieron en colaboración. Innovadora en su estilo, vocabulario y temática, la obra es considerada como el manifiesto del romanticismo inglés. Para apoyar su teoría de la poesía, Wordsworth escribió un prefacio para la segunda edición (1800) en el que insistía en la superioridad de la emoción frente al intelecto como fuente de inspiración poética.






domingo, 21 de febrero de 2016

MEDITACIONES EN UNA EMERGENCIA























¿Me voy a convertir en un libertino como si fuera un rubio? ¿O en religioso como si fuera un francés?

          Cada vez que se me rompe el corazón me hace sentir más audaz (¡y cómo siguen recurriendo los mismos nombres en esa interminable lista!), pero uno de estos días no quedará nada con qué aventurarse.

          ¿Por qué debería compartirte? ¿Por qué no te libras tú de algún otro, para variar?

          Soy el menos difícil. Todo lo que quiero es amor ilimitado.

          ¡Hasta los árboles me entienden! Por Dios, me acuesto debajo de ellos, ¿no? Soy igual que una pila de hojas.

          Sin embargo, nunca me he atiborrado con los elogios de la vida pastoril, ni he sentido nostalgia de un inocente pasado de de actos pervertidos en los pastizales. No. No se necesita dejar los límites de Nueva York para conseguir todo el verde que se desea: yo no puedo disfrutar ni siquiera de una brizna de paso a menos que sepa que hay un subterráneo a mano, o una disquería o algún otro signo de que la gente no se lamenta por completo de la vida. Es más importante afirmar lo menos sincero; tal como están las cosas, las nubes ya obtienen suficiente atención, y aun así continúan pasando. ¿Sabrán lo que se pierden? Ajá. 

          Mis ojos son de un azul indefinido, como el cielo, y cambian todo el tiempo; son indistintos pero huidizos, enteramente específicos y desleales, de modo que nadie confía en mí. Siempre estoy apartando la mirada. O si no miro algo después que me ha dejado de mirar. Me pone inquieto y eso me entristece, pero no puedo mantener quietos los ojos. Ojalá los tuviera grises, verdes, negros, pardos, amarillos; me quedaría en casa y haría algo. No porque sea curioso. Por el contrario, vivo aburrido y es mi obligación estar atento: las cosas me necesitan, como el cielo ha de necesitarse sobre la Tierra. Y últimamente, tan grande es la ansiedad de mi mirada, que puedo darme el lujo de dormir poco.

          Ahora bien, hay un solo hombre al que me encanta besar cuando no se ha afeitado. ¡Heterosexualidad! Te estás acercando inexorablemente (¿Cómo desalentarla?)

          San Serapio, me envuelvo con la túnica de la blancura que es como la medianoche de Dostoievski. ¿Cómo habré de convertirme en una leyenda, mi querido? He intentado con el amor, pero eso lo esconde a uno en el pechode otro y no hago más que brotar de él como un loto -¡el éxtasis de estallar siempre!- (¡aunque no debe uno distraerse por ello!)- o, como un jacinto, "para mantener lejos la suciedad de la vida"; sí, allí, inclusive en el corazón, hacia cuyo interior es bombeada la suciedad, y calumnia y contamina y determina. Quiero mi voluntad, aunque puedo hacerme famoso por un misterioso vacío en ese departamento, en ese invernadero.

          ¡Aniquílate, si no lo sabes!

          Es fácil ser hermoso: lo difícil es parecerlo. Te admiro, bienamado, por la trampa que has armado. Es como un capítulo final que nadie lee porque se ha terminado el argumento.

          "Fanny Brown ha huido, se ha escapado con un Corneta Montado; no quiero a esa coqueta, & espero que pueda ser feliz, aunque con esta hazaña me ha fastidiado un poco. ¡Pobre tontaCecchina! O F:B:, como solíamos llamarla. Ojalá te dieran una buena paliza a 10000 libras".-Mrs. Thrale. 

          Tengo que salir de aquí. Elijo un pedazo de chal y mi atuendo de verano más sucio. Volveré, reemergeré, vencido, desde el valle; tú no quieres que vaya adonde tu vas, de modo que voy adonde tú no quieres que vaya. Sólo es de tarde, queda mucho por delante. Abajo no ha de haber correspondencia. Volviéndome, escupo en la cerradura y el picaporte se abre.  



Frank O' Hara

(Traducción: Rolando Costa Picazo)


Frank O'Hara (Baltimore, 1926 - Long Island, 1966) Poeta y dramaturgo estadounidense. Entre 1944 y 1946 sirvió en la armada de su país y luego estudió en Harvard y Michigan, aunque la mayor parte de su vida y su intensa carrera creativa transcurrieron en Nueva York. Trabajó unos años en el Museo de Arte Moderno, puesto al que renunció en 1955 para dedicar más tiempo a la literatura. Durante un tiempo fue comediógrafo en el Poets Theatre de Cambridge. Varias de sus obras se representaron en teatros de vanguardia, entre ellas, su drama en verso The house at fallen hanging, que se estrenó en el Living Theatre, en 1956. Perteneció al núcleo fundador de la llamada "escuela de Nueva York", junto con J. Ashbery y K. Koch, cuyo objetivo fue instaurar un punto de encuentro entre teatro, poesía, pintura y música, y en la que los artistas buscaban un denominador temático y un lenguaje comunes. Parte de su poesía se publicó en colaboración con artistas plásticos; ejemplo de ello es Odes (1960), con serigrafías de Michael Goldberg. Es esencial en este poeta la presencia de Nueva York y su propia relación con la ciudad, en la que se entrelazan la sensibilidad del hombre y el detallado paisaje urbano de una forma poco común, compartiendo y retroalimentando su mutua energía. Registro diferente y muy tierno tiene en cambio en la poesía amorosa; despliega allí ingenio en las referencias musicales o pictóricas y, en general, en toda su obra, aun cuando abunda el lenguaje sofisticado, mantiene una voz de sorprendente equilibrio. Muerto de manera súbita en un accidente, su desaparición dejó un importante vacío en la poesía y el arte norteamericanos.





viernes, 19 de febrero de 2016

POR QUÉ NO SOY PINTOR y otros poemas



No soy pintor, soy poeta.
¿Por qué? Creo que preferiría ser
pintor, pero no lo soy. Bueno,

por ejemplo, Mike Goldberg
ha empezado un cuadro. Caigo de visita.
"Siéntate y tómate algo" me
dice. Bebo; bebemos. Alzo
la vista. "Le has puesto SARDINAS".
"Sí, le hacía falta algo ahí".
"Ah." Y me voy y pasan los días 
y vuelvo a visitarlo. El cuadro
marcha, y yo me voy, y los días
pasan. Caigo a verlo. El cuadro
está terminado "¿Dónde están las SARDINAS?"
Todo lo que queda son sólo 
letras, "Era demasiado", dice Mike.

¿Pero y yo? Un día pienso en
un color: naranja. Escribo una línea
sobre el naranja. Al poco tiempo es 
una página entera de palabras, no líneas.
Después otra página. Debería haber
mucho más, no sólo del naranja, de
palabras, de lo terrible que es 
el naranja y la vida. Los días pasan. Hasta está 
en prosa, soy un verdadero poeta. Mi poema
está terminado y no he mencionado
aún el naranja. Son doce poemas, lo titulo
NARANJAS. Y un día en una galería
veo el cuadro de Mike, titulado SARDINAS.



EN LO DE JOAN

son casi las tres
estoy sentado ante la mesa de mármol
eligiendo poemas, desdichado
la lamparita brilla débilmente
yo no brillo en absoluto

tomo otro congnac
y observo dos pinturas pequeñas
de Jean-Paul, tan magníficas
que yo debo hacer tanto
o es que simplemente resultaron

la brisa es fresca
apenas algún sonidose filtra
a través de mis confundidos ojos

siento soledad de mi mismo
no puedo encontrar un solo poema verdadero

si a mí no me resulta
qué haré.



À LA RECHERCHE D'GERTRUDE STEIN

Cuando me siento deprimido y ansioso malhumorado
todo lo que tienes tú que hacer es quitarte la ropa
y todo es barrido y se revela la ternura de la vida
que somos carne y respiramos y estamos cerca de nosotros
como eres tú realmente como eres yo me convierto en lo que
realmente soy estoy vivo y sé vagamente lo que es
y lo que es importante para mí por encima de las intrusiones
de las relaciones incidentales y accidentales
que no tienen nada que ver con mi vida.

cuando estoy en tu presencia siento que la vida es fuerte
y vencerá a todos sus enemigos y a todos los míos en mí
la lógica enferma y el razonamiento débil se curan
por la perfecta simetría de tus brazos y piernas
extendidos haciendo juntos un círculo eterno
creando un dorado pilar junto al Atlántico
la tenue línea de pelo que divide tu torso
da descanso a mi mente y libera mis emociones
al aire infinito donde como estamos
juntos siempre lo estaremos en esta vida pase lo que pase.



Frank O' Hara (Baltimore, Maryland, 1926; E.E.U.U.- Long Island, Nueva York, Ib., 1996)

(Traducción: Rolando Costa Picazo)


IMAGEN:  SARDINES, pintura de Mike Goldberg. 



miércoles, 17 de febrero de 2016

UNA IMAGEN DE LEDA y otros poemas






























El cine es cruel
como un milagro. Sentados
en la sala
oscurecida nada pedimos
al blanco espacio
vacío salvo que
permanezca puro. Y
de pronto a pesar de nosotros
se ennegrece. No por
la mano que esgrime
la pluma. No hay
mensaje. Nosotros
mismos aparecemos desnudos
en la margen del río
extendidos como águilas mientras
la máquina vuela
más cerca. ¡Chillamos
charlamos corveteamos y
nos lavamos el pelo! ¿Es
nuestro rezo o
deseo de que esto
ocurra? Ay, ¿qué es
esta luz que
nos sujeta con fuerza? Nuestros
miembros se estimulan incluso
hasta la vergüenza bajo
este ojo blanco ¡como
si fuera un verdadero
placer amar
a una sombra y aca-
riciar un disfraz!





A MI PADRE MUERTO

No me llames padre
dondequiera que estés sigo
siendo tu hijito
que corre en la oscuridad

no podría hacer lo que
dices aunque pudiera oír
tus rosas ya no crecen
mi corazón es tan negro como su

lecho sus delicadas espinas
se han convertido en la molesta barba
de mi cara tú
no debes pensar en flores

Y no asustes a mis
ojos azules con puntos avellana
ni engrueses mis labios cuando
me enfrento al espejo no pidas

que sea otro y no tu
extraño hijo que entiende
milagros menores no la muerte
padre ¡estoy vivo! Padre

perdona a las rosas y a mí.




CANCIÓN PARA LOTTA

No estás realmente enfermo
si no estás enfermo de amor
no hay medicamento

el atareado pasto puede crecer
otra vez pero el amor es un brujo
que envenena la tierra

no estás realmente enfermo 
si piensas en el amor como
unas vacaciones de verano

me voy a morir a menos que
mi amor ahuyente pronto
las nubes

y el azul sonría
y broncee mi fuerte
creencia de lo que es el amor.




AUTOBIOGRAPHIA LITERARIA

Cuando era niño
jugaba solo en un
rincón del patio de la escuela
totalmente solo.

Odiaba las muñecas y
odiaba los juegos, los animales no
eran amistosos y los pájaros
huían volando.

Si alguien me buscaba
me escondía detrás de un 
árbol y exclamaba: "Soy
un huérfano".

Y ¡aquí me tienes,
centro de toda belleza!
¡Escribiendo unos poemas!
¡Imagínense!




Frank O'Hara (Baltimore, 1926 - Long Island, 1966


(Traducción: Rolando Costa Picazo)


IMAGEN: Versión de Leda y el cisne por los fotógrafos de Vogue: Mert Alas & Marcus Piggott  -  "Katie grand love".



lunes, 15 de febrero de 2016

MI VIDA HA SIDO EL POEMA























Mi vida ha sido el poema
que debía haber escrito,
pero no me fue posible
vivirlo y enunciarlo a la vez.



LA DEMORA DEL POETA

En vano veo el avance de la mañana,
en vano observo cómo brilla el occidente.
Quien mira ociosamente hacia otros cielos,
a imagina la vida por otros caminos.

En medio de tanta abundancia sin límites,
yo sólo sigo siendo pobre por dentro,
los pájaros han cantado su verano,
pero mi primavera aún no comienza.

Tendré que esperar el viento de otoño,
obligado a buscar un día más apacible,
y no dejar nidos extraños detrás.
¿No hay aún bosques resonando en mis versos?




Henry David Thoreau 


(Traducción: Miguel Grinberg)




Henry David Thoreau (Concord, Massachusetts, de 1817 -Idem,  1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y naturalista, autor de Walden y La desobediencia civil. Thoreau fue agrimensor, naturalista, conferenciante y fabricante de lápices. Uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense, es también el conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil. Cursó estudios en la Universidad de Harvard y durante algún tiempo trabajó como profesor y tutor en Concord y en Staten Island (Nueva York). De 1841 a 1843 vivió en la casa del ensayista y filósofo transcendentalista Ralph Waldo Emerson. Se trasladó a una cabaña a orillas del Walden Pond, un pequeño lago situado en las afueras de su ciudad natal. Su estancia se prolongó hasta 1847. Regresó de nuevo a la casa de Emerson, en la que residió entre 1847 y 1848, y finalmente, en 1849 se mudó a Concord, con sus padres y su hermana. Durante su permanencia en Walden Pond y, más tarde, en su ciudad natal, sobrevivió trabajando como jardinero, carpintero y guardabosques. Dedicado durante ese tiempo al estudio de la naturaleza, a meditar acerca de problemas filosóficos y a la lectura de los clásicos, la revista transcendentalista The Dial publicó el poema 'Simpatía' en su primer número, en el año 1840 y siguió publicando otros -entre los cuales cabe mencionar 'A la concella del este' y 'Un paseo en invierno', así como el ensayo 'Historia natural de Massachusetts'- hasta que dejó de editarse en 1844. Dos de los numerosos volúmenes que ocupan sus obras completas fueron publicados en vida del autor: Una semana en los ríos Concord y Merrimack (1849) y Walden, o la vida en los bosques (1854). Los materiales que componen el resto de los volúmenes fueron publicados póstumamente por los amigos del escritor. Una semana en los ríos Concord y Merrimack es la descripción de un viaje en barca que llevó a cabo en agosto de 1839. Eligió ir a la cárcel, aunque sólo por una noche, en lugar de pagar los impuestos a un gobierno que admitía la esclavitud y estaba envuelto en una guerra con México. Su postura quedó más clara en su ensayo más célebre, 'Desobediencia civil' (1849), en el que sentó las bases teóricas de la resistencia pasiva, un método de protesta que, más adelante, adoptaría el político indio Mahatma Gandhi. Henry David Thoreau falleció el 6 de mayo de 1862 en su ciudad natal. 





sábado, 13 de febrero de 2016

LEJOS DE TIERRA



























¡Miren!, la balsa, una señal
volátil -destrozada-;
nadie vivo o muerto,
sobre los maderos amarrados.

Graznido de ave marina, que revolotea,
"¿Y la tripulación, y la tripulación?"
¡Y el oleaje, insensato, envolvente,
que la barre de nuevo!




ARTE

En horas plácidas bien contentos soñamos
sobre muchos valientes esquemas sin cuerpo.
Pero la forma presta, la vida pulsante crea.
Qué diferentes cosas deben reunirse y aparearse:
una llama se funde - un viento se congela;
triste paciencia - gozosas energías;
humildad -hasta el orgullo y el desprecio;
el instinto y el estudio; el amor y el odio;
la audacia - la reverencia. Ello debe aparearse,
y fusionar con el corazón místico de Jacob,
para pujar con el ángel - Arte.




Herman Melville


(Traductor: Miguel Grinberg)




Herman Melville (Nueva York, 1819 - id., 1891) Novelista estadounidense. A los once años se trasladó con su familia a Albany, donde estudió hasta que, dos años después, tras la quiebra de la empresa familiar, tuvo que ponerse a trabajar. La dificultad para encontrar un empleo estable le llevó, en 1841, a enrolarse en un ballenero. Fruto de sus experiencias en alta mar fueron Typee (1846) y Omoo (1847), escritas a su regreso a Estados Unidos en 1844.  En 1847 contrajo matrimonio, y dos años después publicó Mardi. Dado que había sido etiquetado de autor de novelas de viajes y aventuras, el simbolismo de esta obra desconcertó a crítica y público, que la rechazaron.  También en 1849 apareció Redburn y un año después La guerrera blanca, en la que arremetía ferozmente contra la rigidez de la marina estadounidense. Con estas obras recuperó el favor del público, pero se advertía ya la creciente complejidad que iba a caracterizar sus obras posteriores, influidas por el simbolismo de Nathaniel Hawthorne. En 1850 publicó Moby Dick, obra también rechazada. Esta novela, considerada una de las grandes obras de la literatura universal, escondía una gran metáfora del mundo y la naturaleza humana: la incensante búsqueda del absoluto que siempre se escapa y la coexistencia del bien y del mal en el hombre, y ello tras un argumento aparentemente simple: la obsesión del capitán Ahab por matar a Moby Dick, la ballena blanca.  Pierre (1852) y Cuentos del mirador (1856), que contiene el relato «Bartleby el escribiente», considerado uno de los antecedentes de la obra de Kafka, dejaban ver el creciente desprecio del autor por la hipocresía humana. Israel Potter (1855) y El confidente (1857) fueron las últimas obras que publicó en vida. Olvidado por todos, su novela Billy Budd no apareció hasta 1924. La obra de Melville se tiene como una de las cimas de la corriente romántica estadounidense.






martes, 9 de febrero de 2016

LOS MALOS NEGOCIOS




























Era un día de diciembre, uno más del último
verano en que mis padres residieron en el pueblo
antes de radicarse en la ciudad junto al mar.
Ahora tengo muchos: veranos y recuerdos.
Diez años después, a mi padre, mientras dormía,
le llevó unos segundos morir, cuando el corazón
averiado le dijo basta. Mi madre murió varios
años después que mi padre, pero le llevó más
tiempo, y en cada uno de los días, meses y años
de enfermedad lenta, permaneció despierta
hasta volver irreconocible, mientras su corazón
resistía las horas y los minutos interminables.

Ese año, nada, nadie, ninguno de nosotros,
se quedaría sin hacer su viaje personal al centro
de la realidad; muchas cosas parecían explotar
por causas muy complejas, o por nada, y tal vez
sea o no sea el motivo para que ese día de verano
vuelva como un recuerdo inconfundible.
Aunque sabía que debías seguir con tus clases
en la escuela, me acercaba a la ventana sólo
porque deseaba verte llegar a la casa de mis padres
en tu Fiat verde agua para una comida familiar.
A la espera del llamado a la mesa fui al living
y me puse a dibujar en un papel granulado.
Cuando dibujé tu cara aparecieron varios ojos.
Después dibujé una boca, tu boca, y muy cerca
de la boca un lunar, tu lunar, por el que sería
capaz de reconocerte entre miles de mujeres.
Volví a dibujarte una y otra vez, y más ojos
aparecieron en tu cara. Almorzamos en el
comedor y después del postre volví al living.

Acá siguen/seguimos, los protagonistas,
en el lugar borroso, con una prosa presente,
y ocurren cosas en apariencia insignificantes.
Mi madre repasa la mesa, lava los platos.
Mi padre fuma y piensa en sus malos negocios.
-¿Sabés, Carlitos, para que sirven los
ministros de economía? Para fundirnos.
Habla poco, y poco es el consuelo que puedo
ofrecer para buscar una salida a su contrariedad.
Mi mano, de nuevo en el dibujo, se deja llevar
en medio de las dudas y los temblores del pulso.
Mi padre me pregunta por qué me paso las horas
dibujando. Me escucha, piensa, fuma, no habla,
me mira con una resignación que no parece
destinada a mí. Oigo su carraspeo insistente de
fumador en medio de sus preocupaciones : cómo
llegar a fin de mes, qué vender, qué comprar
para vender, y cómo hacerlo, y a dónde ir por
algo de dinero, cuando lo había perdido casi
todo. Mi padre siempre reía, tenía gracia
para animar las reuniones como un actor sin
libreto; no hay fotografía en la que no se lo vea
con un sonrisa maliciosa que trama una
ocurrencia. Ahora no ríe, y lo que trama es
de otra naturaleza. Me pregunta si dibujar
es una manera de matar el tiempo. No veo
que espere respuesta, y se queda pensando.
-Hay que pensar, todo el tiempo hay
que pensar cómo salir de esta situación.

Parece una de las versiones de la escultura
del hombre que piensa, de Auguste Rodin.
El tiempo, que es uno y distinto de todos,
entra por la puerta, por la ventana, o por algún 
lugar que no soy capaz de ver; el tiempo entra
también para mi madre que ya ha terminado 
de lavar la vajilla y nos sirve unas tazas de té.
Mi hermano menor se cuelga de mis hombros,
le pone otra agitación al mediodía, por cosas
menos preocupantes que los malos negocios.

En esos momentos de la sobremesa tus ojos
en el papel se habían multiplicado, tus ojos que
me miraban, tus ojos que miraban a mi padre.
tus ojos que miraban la escena y no decían nada,
sólo bajaban los párpados con cierta comprensible
piedad. Encerraban y resguardaban con pudor
lo que a mis ojos les partía el alma mirar.



Juan Carlos Moisés



Juan Carlos Moisés. Poeta argentino nacido en Sarmiento, Provincia de Chubut, en 1954. Publicó Poemas encontrados en un huevo (1977); Ese otro buen poema (1983), Querido mundo (1988), Animal teórico (2004), Museo de varias artes (2006) y Palabras en juego (2006), Museo de varias artes (2006) y Esta boca es nuestra (2009). En narrativa: La velocidad de la infancia (2010), Baile del artista rengo (2012) y El Jugador de fútbol (Ed. La Carta de Oliver (2015). Es autor y director de teatro. Algunas de sus obras teatrales son: "Desesperando" (1997), La casa vieja (1991), El tragaluz (1994) y La oscuridad (2002). Entre 1990 y 1997 dirigió el grupo de teatro Los comedidosmediante, con el que recorrió la Patagonia y varias provincias argentinas.Además es narrador, dibujante y guionista de historietas. 







lunes, 8 de febrero de 2016

LA MIRADA






























En pintura es necesario atender al valor
de los contrastes y los claroscuros,
cuando una mano los pone en la superficie
lisa del papel o rugosa de la tela para decir
o mostrar algo, y aun puede quedar un
tiempo quieta, expuesta, para que podamos
ver sin urgencias cada tono y color,
hasta acomodar nuestras retinas a una
nueva clase de verdad que conmueva
o incomode, y a veces darnos la chance
de revisar la imperfección de la mirada,
cuando una pintura está hecha para eso.

El artista organiza los elementos
que los sentidos tienen a su disposición
para hacer reflexionar al ojo inexperto
y también al otro, como asimismo puede
tendernos una trampa estética que siempre
nos veremos en la necesidad de resolver
con alguna exigencia de ejercicio visual.
El resultado no será más, ni menos,
que pintura, materia coloreada o, en contraste,
una gama de grises como el Guernica de Picasso
que desde hace varias décadas criminales
expresa lo inexpresable sin necesidad de ver
sangre chorrear de los cuerpos mutilados.

Porque se hay una paradoja es que toda risa tiene
su mueva complementaria, su pincelada atroz.
Lo pienso en invierno , de noche y en martes
trece cuando acabo de ver a un gato blanco
dando pasos cautelosos en la nieve acumulada.

Había comenzado a nevar desde la mañana.
Estuve mirando a través de la ventana
lo que llega, lo que cambia en el jardín,
sobre las ramas de pino, bajo el alumbrado
público de la calle, hasta la aparición
inesperada del gato blanco sobre la nieve.

Blanco sobre blanco, puede tener una explicación
estética. La variante conceptual nos lleva a
pensar en la obra del mismo nombre, de Cazimir 
Malévich, artista ruso, de vanguardia, creador
del suprematismo. La noche y el martes trece,
(Negro sobre negro, Alexander Rodchenko,
artista ruso, ismo similar), se compadecen
de la interpretación plástica y pueden sugerir
alguna que otra pregunta menos para el arte
que para la superstición, de la que el arte hace
muchas veces un oxímoron sin atenuantes.

Obsesión es la palabra con la que Fernando
Kofman, escritor argentino, hurga con mirada
agreste en los límites de esos tópicos verticales
de fe social en el libro Los valores que nos dejaron
las teologías políticas (Buenos Aires, 2013).
No un viaje; un tránsito de ida y vuelta
entre el día y la noche del pensamiento,

La noche, todo lo que abarca esta oscuridad de
junio en el hemisferio sur (Negro sobre blanco,
también Cazimir Malévich), sigue ahí, la veo,
como una nueva intimidación de la que el ojo
abierto tiene que hacerse cargo. Marcel Proust
lo dijo en sencillo: la tarea del escritor no es
imaginar sino percibir. Motivos tuvo para
"creerlo", y no porque la imaginación se haya
ensañado con tantos y tan buenos creyentes
que no han abandonado la costumbre de cruzar
los dedos ante las amenazas de la adversidad.

Me retiro sólo unos pasos de la ventana.
Todavía es martes trece, por algunas horas más.
La nieve sigue acumulándose capullo tras
capullo y el gato blanco no regresó al jardín
para ofrecer una nueva oportunidad a mi mirada.

Muchas veces, quiera o no quiera que sea algo
conocido, lo real cede a la tentación de cambiar,
por un momento o para siempre, su rol ordinario.





Juan Carlos Moisés (Sarmiento, Chubut, 1954)





IMÁGENES: Pinturas del artista ruso Kazimir Malevich : Blanco sobre blanco (1918)  y Negro sobre blanco (1915).