domingo, 30 de octubre de 2016

NO SE NECESITAN POETAS


















EL SEXO SIEMPRE FUE MUY COMPLICADO

El sexo para mí siempre fue muy complicado.
Principalmente al principio
(no es una tautología),
una suma de broncas
malos entendidos, frustraciones,
            que parecían desafiar
            al título de Shakespeare
            "A buen fin, no hay mal principio".
Nacidos de intentos ciegos,
forcejeos cómicos,
idealizaciones brutales,
nada bueno podía desarrollarse.

Mis años en teatro y otras yerbas
dieron paso al impulso creador.
Entonces algo pareció solucionarse
y el amor empezó a ocupar 
ese lugar de la complicación,
de lo fallido,
de barajar y dar de nuevo
a cada rato,
de bajarse del podio
para caer en la cuenta:
un fin de semana fiestero
no alcanzaba, no alcanza, no alcanzará.

Cuando escucho o leo:
"el sexo para mí es..."
o algo por el estilo
mi atención es atrapada de inmediato.
¿Quién no busca a alguien
que le cuente cómo hizo
para salir de la pobreza
del corazón?

Se ha juntado mucha arena
en la base de este relojito.
Por eso cuando me preguntan
en qué me parezco a una mujer
    -cosa que por suerte
     no sucede a menudo-
yo respondo para mí
el sexo siempre fue muy complicado.



CLÁSICOS DEL CUMPLEAÑOS

El que revienta todos los globos
El que sopla las velitas del cumpleañero
La que llora con la piñata
La que no come torta
La que sólo come torta
El que se la pasa en el baño
La viejita que cuenta siempre la misma anécdota
El viejito que quiere levantarse a la animadora
El que no habla con nadie
El que se come todo
La que no encontraba la calle
El que no trajo regalo
El que no quería venir -pero lo trajeron igual-
El que se toma todo
El que se duerme sentado
La que llega al final de la fiesta
El que no vino.



NO SE NECESITAN POETAS


Cae un avión con poetas
que viajaban al Congreso
Internacional de las Lenguas.
“No se necesitan poetas”
titula un matutino de segunda línea
que pretende jugar en primera.
Y se desata el escándalo.
¿Se resentirán el Mundo,
el Lenguaje,
por veinte poetas menos?
Algunos opinan que el titular
debió ser
“No se necesitan tantos poetas”
y  se reaviva el escándalo…
que el Mundo se resentirá,
que ya nada será lo mismo,
etcétera.
Pasa el primer año
y se hace un recordatorio;
pasan diez años,
se hace otro recordatorio
pero resulta
que el Mundo sigue andando
la gente sigue hablando y escribiendo
algunos continúan opinando
sin embargo
que el Lenguaje sí se ha resentido
por la ausencia de los poetas
de aquel avión.
En los sucesivos
Congresos Nacionales de la Lengua
se los seguirá recordando;
pero está claro
que el lenguaje sigue vivo
a pesar de aquellos poetas;
está claro
que él ha encargado
a otros emisarios
la dura tarea de perpetuarlo. 




David Birenbaum




David Birenbaum (Montevideo, Uruguay, 1964); pero se crió en Corrientes, donde vivió hasta 1986, desde entonces reside en CABA, Argentina; es Profesor de lengua y literatura en Colegios secundarios de la Provinca de Buenos Aires. Fue incluido en la antología Animales distintos. Muestra de poetas argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesentas (México, 2008), publicó las plaquetas Freudiana y otros poemas (1993), Zavaleta, el del eclipse (1994), Puré de séclipe y teyoca (1995), Ladrón (2008) y los poemarios Clase turista  (1997), Mate pastor (2003) y No se necesitan poetas (2013), los tres a través de Ediciones La Carta de Oliver. 




viernes, 28 de octubre de 2016

EL LUGAR EN EL QUE ESTÁBAMOS
















LENTE LEVE DEL VERANO


I
  
Noche de inmenso cielo
no lo veo más
que a través de la ventana
de la cocina
cuando voy a buscar
algo para comer.
Un viento fuerte del sur
hace caer los cables
que se unen al carrillón
y a más cables
en rítmico devaneo.
Nerón equilibrista los mira
sin dejar de rugir
por la presencia
que lo aleja de mi lado.

¿Qué hacer con la ansiedad?
preguntaste.

Si estuviéramos en el desierto
diría que se avecina
una tormenta de arena.



VI

Media mañana en el campo. El agua de la pileta está limpia
pero nadie se baña, será porque de a ratos llueve.
Leo el diario y por arriba de los anteojos
miro a los que se han puesto bronceador y buscan
la mejor ubicación para sus reposeras.
No se resignan al cielo plomizo.
Una imagen como cualquier otra, plácida,
si no fuera por este dolor de cabeza.
Burt Lancaster nadó en piscinas ajenas camino a su casa.
A medida que avanzaba, la mirada que los otros tenían sobre él
hacía que se desanimara; entonces el hombre todavía joven, atleta,
terminaba lastimosamente el recorrido hacia las colinas.

Cambién la hora de regreso. Me calma saber
que voy a legar a la ciudad antes de lo previsto;
no me preocupa si el calo oprime, estaré a resguardo del temporal.
Antes, las piletas de las quintas de los amigos se colmaban de visitas
y en el pueblo al atardecer me cruzaba con gente insolada
esperando colectivos para el centro.
Hoy somos todos desconocidos.

El teléfono celular no funciona. Me levanto, persigo una señal,
empiezo a caminar cada vez más cerca del agua.
Tal vez si me refresco se vaya este latido que molesta.
Una campana anuncia el almuerzo.
Aunque no sepa, voy a nadar.



XII

Las noticias del día desentonan
con la serenidad de esta mañana.
Cruzo la calle
y ahí está el mar;
algunas veces azul, otras verde
pero siempre resonando.

Puedo sentarme en la vieja 
escalinata de madera,
mirarlo un rato y luego, irme.

Cuando bandadas de turistas
bajen las calles hacia el mar aturdido
tendré una idea de descanso
cada vez más lejos de todo.




EN ALGÚN LUGAR DEL CIELO



VI

Sobrevolando la idea
de estar arriba del mundo
o debajo de las sábanas.
Entre aceptar ese lugar cotidiano
que nos contiene en lo seguro
o elegir un ascenso
a la extensión del cielo.

Y ahora, a quince mil pies de altura
aunque las sábanas inviten
a placeres considerables,
la cercanía con las estrellas
deslumbra cada vez más.




DESPLIEGUE INCANDESCENTE


VII

Desde que se corrió el eje de la tierra
los navegantes temen desorientarse
o ser impactados por gigantescas
expresiones acuáticas.
Después de hundirnos y resurgir
¿hay algún modo de saber
que no seguimos siendo los mismos
y aún así continuar
en el lugar en el que estábamos?




Elba Serafini





Elba Serafini (Escobar, Provincia de Buenos Aires), vive en CABA, es Psicoanalista y profesora universitaria.  Publicó “Dinamarca” (Sigamos enamoradas, 2007),  Antología “Hotel Quequén-Submarino” (Sigamos enamoradas, 2011); y El lugar en el que estábamos (Viajero insomne, 2014); Sus poemas han sido publicados en blogs de poesía de Argentina, Brasil y Portugal. Realiza reseñas de libros de poesía Argentina para el Periódico de Poesía de la UNAM, México, desde 2011. Ha incursionado en la pintura y el teatro.





miércoles, 26 de octubre de 2016

CARTAS A LA MOSCA


















1.

Mientras voy hacia vos 
me demoro en los amarillos
que van a alimentarnos
este invierno

el otoño trabaja entre los árboles
y los pájaros ensayan nuevas canciones

un escarabajo
prometió 
llevar mi mensaje
a tu ventana

buscalo 
entre las cortezas

él sabe 
la fecha exacta 
de mi llegada


3

como en una escena
de whitman
un niño de cinco años
llega corriendo
se acerca a su hermana mayor
con un ramito en la mano

la hermana toma las hojas
entre los dedos
huele

enebro
-dice al niño
que corre otra vez
tras la pelota

yo me quedo
enebro 
en la lengua

la diferencia
entre lo que existe
y no



8

podría amarte
el tiempo
en que cae
un pétalo
sin
deshacerse



15

se demora
al hilo de la luz
en la hebra
que teje

como si fuera
la belleza del mundo
su trabajo


18

no los dedos
de tu mano
que acarician
mi hombro

el intervalo
en el aire
que dejó 
el movimiento
de los dedos
de tu mano



pd:

hace ciento treinta millones de años
que las plantas -estacionarias-
despliegan una brillante sexualidad
para anunciar su deseo

colibríes
abejas
mariposas
escarabajos
polillas
pequeños mamíferos

el exquisito cortejo
que vuelva al aire
impregnado 
de polen y zaúcar

como minuciosas 
cartas
      de amantes 

del otro lado
sabe la flor
        hace ciento treinta
        millones de años
que la esperan.




Laura Forchetti





Laura Forchetti. Poeta argentina. Nació casi en la primavera de 1964 en Coronel Dorrego, Pcia. de Buenos Aires, donde todavía reside. Coordina talleres de lectura y escritura en su ciudad y en la zona. Publicó: Cerca de la acacia (Vox, 2007); Cartas a la mosca (El suri porfiado, 2010); Un objeto pequeño (con la artista plástica Graciela San Román, Ed.Vacasagrada, 2010 y temprano en el aire (Vacasagrada, 2012).Textos suyos integran la antología 23 chichos bahienses, de Editorial Vox, año 2005 y la antología Poetas Argentina 1961-1980 (selección de Andi Nachon) de Editorial del Dock, año 2007. 








lunes, 24 de octubre de 2016

SER Y SER VISTO





SIGUIENDO el olor a rosas por las ventanas abiertas de mi pueblo
hasta tarde va mi segunda juventud si es que tuve una primera
para ir a bailar a la fiesta disfrutar y ver no sólo los fuegos
sino a su vez el secreto de de la escena el baile a lo ettore scola
ser y ser visto.

***

CON LA CAMISA puesta de varios mundos pequeños entro al hotel
como un fantasma donde la sangre se tranquiliza en ese cruce
de esquinas y le doy un beso en el pasillo antes de entrar
en la habitación estamos dentro de un sueño plateados amados
por la luna y los fuegos fatuos que la bruma rememora o inventa
en el enjambre de los días devorados.

***

LA SANGRE que se va en esa marea de seda disuelve mi niñez
mis juguetes esa levedad donde nací por primera vez
en esa sed jugué en serio
en ese tul matinal no quedó trazo ni secujela ni tremolina
esa vida albea
se vuelve mesa de la verdad que huye de nosotros proyectando 
su luz
se  descifra en si misma donde canté.

***

VOZ de las primeras palabras de la infancia en la cancha del rojo
de avellaneda bajo ese sol que nunca muere en las gradas en los 
ecos del gol en ese lenguaje cocido de las tribunas de atrás
que dan al ferrocarril

donde disponía un jardín como un océano misterioso y abajo
en la sombra detrás de las tribunas los refrescos esa comedia
sorprendente como algo que uno presiente repercute y no llega
a acordarse del recuerdo que trastabilla en letras náufragas
cerca de la ventana donde me complacía mirar.

***


GUARDO EL SABOR del primer beso vagando en mi vida como
el silbido de una vieja canción que tocó y siguió con su oro
su murmullo de puente roto de labio casi olvidado de un tiempo
de rosas que habías vivido en otro mundo cuando salíamos
empujados por el sol cuando se acababan las clases.





Pablo Queralt (Buenos Aires, Argentina, 1955)






sábado, 22 de octubre de 2016

LA ROSA

















“no queda más que viento”
(canción de Luis A. Spinetta)
Hoy vino
mi Madre. Me
ha reclamado
que la rosa
china
plantada en un rincón
-la rosa
que enrojece
el verde gris
del muro-
terminará
por eliminar
con sus ramas
al jazmín
del país
que lo circunda.

Una planta
se hunde
para siempre
en la tierra,
es lo que pienso.

Pero un temor
proyecta
el lenguaje
preciso
de los Ancestros.

¿Qué cosas hará el viento?
Acaso
de ese sitio
lateral
haga
un pantano,
un bosque
activo
de filamentos
o de lluvias
crudas y
penetrantes.

El viento
será
un remolino
inhóspito,
un microclima
donde las palabras
flotarán
en las aguas
detenidas
de una densa
humedad.

Hay un viento,
y atraviesa el jardín.
Es el jardín de los ancestros.



SIGILOSAMENTE

Riego con agua
fresca
el pequeño pino,
el pasto
recién plantado,
la enredadera
todavía
incipiente. Sé
por alguna razón
que los hechos
suceden
a trasluz,
prosperan 
cuando desvío
los ojos.
Como en silencio
los talles
crecen
de manera
invisible,
sigilosamente
con el favor 
del agua
y también
por omisión.




AURA

Luego de las luces del amanecer,
de su significado misterioso
y alentador,
se pregunta
por esa energía
que hizo del cuerpo
una acumulación
vertical
un cofre lleno de hielo
cuyas gotas
fueron la quietud
rancia
de la ideología.

Si pudiera acercar su boca
a la áspera carencia del día
para completar
el oxígeno,
pondría su mano
en una zona eléctrica
donde la vecina,
apenas madura,
le entregara
nuevamente
algo de su cuerpo,
y también
un poco de sus palabras,
la bellísima sencillez

y con notable imaginación
la convertiría
en un aura misteriosa
en una narración
fascinante
y oscura
donde afincarse
y sobrevivir
– por unos instantes –
bajo el dulce
amparo
de las horas.



EL DULCE PORVENIR 

Cuando los mejores poetas de mi generación 
curtidos por las drogas 
la grasa y el vino excesivo 
están haciendo pie 
y pueden usar la palabra templanza 
con toda propiedad

reunir poemas 
evaluar con cierta distancia 
sus tesoros 
su cúmulo precioso

cuando cerca de los 50 
la juventud 
es una palabra 
que ha sido usada 
y se puede recordar 
-sí, con alegría- 
las viejas amistades 
los duelos 
los viajes pequeños 

cuando 
el poeta 
de los grandes experimentos 
pero de otros poemas 
mejores aún 
es una increíble 
referencia 
y ahora 
puede 
-finalmente- 
distribuir 
el aire 
y la respiración 
porque ha corrido tanto

yo aún 
el poeta de la familia 
el poeta que 
literalmente 
ha administrado la energía 
el poeta del tenis 
estoy cambiando a mi hijo 
interminable 
en el baño 
posterior de la casa 
y le digo 
“te amo te amo” 
y barro 
bajo los signos y los hábitos 
de antiguos mecanismos 
la ropa la basura y me muevo 
-ya ciego- 
entre escombros de fuego 
y no tengo, lo sé, 
escapatoria 
no puedo ni podré respirar 

amo 
con pobreza 
como pude 

pronuncio “te amo” 
como una 
invocación 
como una oración religiosa 
-polvo del camino- 
la única propiedad 
con base 
en lo real. 



Carlos Battilana (Argentina, Corrientes, Paso de los Libres, 1964)


(del Libro: Un Western del frío
Viajero insomne, 2015)




jueves, 20 de octubre de 2016

La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin





















El día que mis ojos miraban de otra forma, desde la mesa de siempre
donde pasaba horas leyendo a los malditos
bebiendo como si mis días fuesen interminables
una revelación, un rayo en mi mente
me mostró que a veces la realidad
no es más que una ilusión, un engaño fabricado por vaya a saber
qué extraño mecanismo

dejé un momento a Rimbaud, en ese libro viejo

que exhalaba humedad
coloqué mi vaso a la izquierda de él
y mientras le pedí disculpas, me acerqué a la mesa
donde Lenin charlaba con Greta Garbo,
ella tomaba un martini y él su vodka de siempre

la mirada de Greta, absorta y claramente perdida

por el discurso revolucionario de Lenin
hacía que la escena, que veía en blanco y negro
resultara una puesta cinematográfica de los años 30

a esa altura, el bar ya no era el del barrio de Pompeya

sino un bistró que estaba a metros de la estación de subtes de Moscú
al que solía venir asiduamente en otra vida
para llegar a la casa de Esenin o Maiakowski
los ojos grises de la Garbo, fijos en el perfil de Vladimir
daban cuenta de otra cosa, muy lejana a la dialéctica de nuestro héroe
y más próxima a la bella idea de lo romántico
nada en ella parecía hablar de plusvalía o revoluciones
lo suyo era belleza y glamour en estado puro
la escena cambiaba del blanco y negro, a un abanico de ocres
o se mostraba congelada, simplemente, como una foto

de repente, los tres reíamos, sin saber muy bien porqué


pero ese trueno, que se anticipó al diluvio, puso las cosas en su lugar

Greta volvió a ser la melancólica camarera de ojos tristes y mirada cansada
Lenin volvió a ser el plomero que pasaba por su ginebra cotidiana
solitario y hosco como siempre

retorné a mi mesa

donde planificamos con Arthur dejar de escribir poesía
y escapar para siempre al África.




CRIMEN Y CASTIGO


El condenado a muerte escribe un poema conmovedor
el poema lega hasta un niño que decide hacerse escritor
a raíz de la lectura de aquel texto
el niño crece y el destino lo convierte en otra cosa
el día de la ejecución del criminal
el que le coloca la capucha es aquél chico que soñaba escribir

y el condenado soy yo
que te dejo esto, que parece un poema
pero sólo es una despedida.




Andrés Bohoslavsky 




Andrés Bohoslavsky nació en Río Negro, República Argentina, Patagonia, en 1960. Colaborador del sitio de literatura beat, dirigido por Sergio Rigazio; colaborador permanente de Verulamium Press, St.Albans, Inglaterra, dirigida por Robert Gurney. Publicó "China ocho milímetros" (La luna Que, 2004); "El ghetto de Vincent" (texto adaptado para teatro/Holanda-Rusia); "Casi un asesino y otros poemas" (Vela al viento, Comodoro Rivadavia, 2007); "El río y otros poemas" (bilingüe, St.Albans/Inglaterra); "The river and other poems"(Verulamium Press, traducido por Rober Gurney, 2004) y La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin y Otros poemas  (La Carta de Oliver, 2016)






martes, 18 de octubre de 2016

CORREDORES EN EL PARQUE





















FUMAD LA PIPA CON EL DULCE TABACO DE ORIENTE

Fumad la pipa con el dulce tabaco de oriente
ahumado y el del occidente, rubio y encrespado:
nada más puede daros consuelo, capitán:
allá las naves alineadas: a tu lado el turbante de aquel
primer oficial; lejos el arpa y la dinamita del Eire;
lejos la cruel desesperación de las sentinas:
lejos, lejos, remeros
llevando la chalupa hacia la playa ahíta de coral,
de cuerpos,de latas:
la sucia hermandad de la lluvia y la basura.

¡Ah tardes de ebonita! Luego, la luna
alzada por caballos de nieve muerta.
Y la danza de la odalisca,
y el santuario de Jorge o de Ganesha.
Fumad, dragón ajobachado, sulfuroso
imperio en ruinas, torres.



MUJERES QUE CUENTAN SU EXPERIENCIA

Mujeres que cuentan su experiencia,
el alto tejado ajeno, el regreso
a la casa paterna,
el dentista, los chicos ensortijados, altos ya.
El trabajo alienante las ha hecho sentir la distancia
–que en realidad existe– entre lo que se recuerda
y lo que se ve: bolsas negras
para devolver a la tierra
la ropa y el tocador de la madre muerta;
cartas que no se sabía que existían, el dentista,
el plomero, el trastorno de hoy, el auto finalmente
parado en el costado de una calle,
y mirar enfrente a los que corren en el parque.



AHORA, LAS COSAS QUE NO SON FUNDAMENTALES PARA MÍ

Ahora, las cosas que no son fundamentales para mí
forman una difusa legión, como ciertas veces las sombras en el día.
Son, entonces, las cosas realmente importantes y casi siempre inaccesibles.
Ahora, llueve sobre el río: no hay nada más inútil que esta lluvia sobre el agua.
Tal vez nada más fascinante, por otro lado.

Papá se achicó con los años. Aunque no podía contener su ira natural
y tampoco descuidaba su pelo ni su cara, hablaba a veces en italiano
y se mostraba atento a muchas cosas que para él antes no eran nada.



EN LA CASA AÚN VACÍA DE MI HIJA

En la casa aún vacía de mi hija
ni muy nueva ni antigua
de techos altos y muchas habitaciones
la pintura no está bien
y hay detalles de mal gusto 
como ciertos círculos de colores
adheridos a algunos vidrios
o la estufa de leños falsos,
pero es enorme y silenciosa,
se oyen los pájaros en el níspero, 
el laurel, el limonero, las tejas
Mi hija aprecia esa riqueza
inestimable, ese
monte interior, salvaje
y protector,
ese jardín en el que despertó la especie.

Y el gato joven con su leve maullido que asomó 
en una ventana de la galería alta
          y la conventual luz
               y la eternidad sin muebles
Sólo un ligero gesto de angustia muestra
por los detalles
de una no natural decadencia,
siempre en torno de las epifanías

Hablamos en el auto de cómo quitar las calcomanías
con agua caliente y esponja de plástico




II  EL MAR DE GALILEA



5

Pasaste días bajo la manta con la misma ropa,
conocés el olor de esa protectora y siempre a tiempo
                               /detenida descomposición.

Esto son unas estancias, los lugares nuestros,
la propia propiedad donde andamos en pijamas,
así esté en decadencia: la cafetera trajinada sobre la mesa,
papeles, el amontonado confort de la guarida.

¿Cómo lo llamarías? ¿Patria?


11

Una vez más querrías sentir aquel olor
de la cama revuelta y del encierro,
tan viejo, tan tenue, tan humano.
Pero no es posible: como barcazas se alejan
aquellas escenas, y los olores son otros,
otro el encierro, otra la cama.

La verdad está en el flash, te dijo el fotógrafo.
La luz que arroja es lo único que se crea en la escena,
dijo sin ironía, sin retórica, ni intentar la más honesta
comparación. La luz del flash es allí la única cosa nueva.
Y en rigor es lo único que podés crear.


15

Razón no tenían los surrealistas pero estaban cerca.
La poesía no es lo sorpresivo sino lo extrañamente
   próximo, 
           "vinculante".
Un objeto.

En su minuciosa busca Fijman cuántas carillas llenó,
con el membrete del manicomio y caligrafía excelente.
Sólo obtuvo caminar a cinco centímetros del piso
sin que se diera cuenta nadie. 

                                                        (Del Libro "Corredores en el Parque", 
                                                          gentileza de la Editorial Barnacle)


Jorge Aulicino  (Buenos Aires, 1949)




domingo, 16 de octubre de 2016

PÁJARO EN EL PALO

























LOVE ME TENDER


Lo que hasta este momento fue una flor
comienza a ser una cereza. Lo que hasta ahora
fue la palabra cereza, cae de la página y se convierte
en un fruto que rueda y se detiene
en los labios de los amantes. En secreto
lo muerden. En silencio arrasan los relojes
hasta la próxima estación. 



TODAVÍA

Todavía está por responder una pregunta
hecha dos décadas atrás, que lo dejó
paralizado.
Con un poco de suerte, en quince años más
podrá explicar lo que le ocurre
esta misma noche.



DICE BERGER


El tiempo no es
un flujo continuo sino
una secuencia irre-

gular de compases. Oír
con aten-
ción al silencio

tiene, entre un compás y otro, 
un efecto
adelgazante y por eso

casi todos los bateristas son flacos.
Compases de una 
moneda, voces, ale-

teos, frena-
das, lo que sea
que suene. Y no la esfera

que simula el  fluir continuado
mientras el tiempo escapa 
entre objetos y elude

cuerpos consumidos, flacos,
a mitad de camino
por el deseo de

captar lo que el silencio
parece no
decir.




Horacio Fiebelkorn







Horacio Fiebelkorn. Poeta argentino. Nació en la ciudad de La Plata, en 1958, vive actualmente en Buenos Aires. Fue parte del grupo editor del tabloide de poesía “La novia de Tyson” a fines de los 90. Condujo los programas radiales “El cazador americano” y “La hora de los magos”, por radio Universidad de La Plata. Fue colaborador de la revista Humor Registrado en los años 80. Integró las antologías “36 poetas” (La Plata, editorial La Comuna, 1998), “Poesía erótica argentina” (2002, Buenos Aires) y “Naranjos de fascinante música” (Poesía amorosa de La Plata, 2003). Publicó: “Caballo en la catedral” (Ediciones El Broche, La Plata, 1999), “Zona muerta” (La Bohemia, 2004). "Elegías" (2008), "Tolosa" (2010), "Sobre o tempo que se perde em buscar o tempo perdido" (2011, Sao Paulo) ; Pájaro en el palo" (antología personal,Civiles Iletrados, 2012) y "El sueño de las antenas" (Vox, 2013)- Fue co-editor del tabloide de poesía “La Novia de Tyson”.  Administró y abandonó el blog clubsilencio49.blogspot.com.