miércoles, 23 de julio de 2008

BLUES DE LAS ADOLESCENTES


























A la hora en que yacen entornadas las ventanas de los chalets

a la hora blanca
a la hora dorada
a la dulce hora en que parten los veleros hacia las islas,
las adolescentes salen del agua clara
las adolescentes se tiran en la arena
las adolescentes tienen la voz húmeda
las adolescentes escuchan el cálido blues de los mediodías
las adolescentes maduran sus senos
mientras las flores llenan todo de un rural aroma
mientras las cigarras, ah, las cigarras cantan en lo alto de las palmeras

Jébele tiene quince años y ha ido a la playa
ha ido a una reunión de estudiantes
ha subido conmigo a un ómnibus
ha estado ojeando libros y estampas
ha brotado de pronto del día su hermoso cuerpo de islas y de trópicos.
Hace tiempo, no mucho, que yo no sé nada de ella.
Pero no puedo ver aire y plantas y agua y sol
ni oír blues o graciosos vientos que mueven las veletas
sin acordarme de Jébele.
Su nombre bíblico me habla de frescos hules sobre las pequeñas mesas
de grava perfumada en las plazas abiertas cerca de los ríos,
a la hora en que vienen del fondo de los mediodías
las voces misteriosas de la tierra
y ya es imposible no desear la adolescencia,
su gloria liviana y áspera,
su ácido olor a fruta mojada.
Jébele tiene quince años y ha venido a la playa.
Yo veo cómo la acarician los elementos
y estoy lleno de tierra y agua y fuego
y pienso en algún mapa que he visto, en donde ni mencionan
el nombre de las islas perdidas.
A la hora en que esas islas salen a la superficie
Jébele las recorre como una joven pantera,
está alerta y respira con todo su cuerpo
y ha ido a una reunión de estudiantes
y ha viajado en ómnibus conmigo
mientras desde el fondo de los mediodías
subía un rumor lejano de ocultos archipiélagos.



Raúl González Tuñón (Buenos Aires, Argentina, 1905 -Id, 1974)






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