EN BLANCAS CARROZAS VIAJAMOS
Ocultos entre raíces
manchadas por hollejos de frutas,
y humaredas de hojas y papeles,
se endurece en mis manos sucias,
al palpar la rubia
sedosidad niña de tus piernas,
la celeste cornamenta de mis venas.
Tú con una piedra rompes
un cuesco de durazno,
mascas la amarga semilla
y endulzada la echas en mi boca.
Yo me humedezco un dedo
y en el muslo trazo con saliva
las iniciales de tu nombre.
Tú les echas tierra.
Después el polvo cae.
Gonzalo Millán (Chile, Santiago, 1947- 2006)
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