viernes, 18 de julio de 2008

POESÍA



A mí también me disgusta: hay cosas que son importantes
más allá de todo este desatino.
Empero, leyéndola con perfecto desprecio, uno
descubre en ella
después de todo, un lugar para lo auténtico.

Manos que pueden agarrar, ojos
que pueden dilatarse, cabellos que pueden erizarse
si fuera necesario, estas cosas son importantes no porque
pueda dárseles una interpretación altisonante sino porque son
útiles. Cuando se vuelven tan secundarias que hasta
llegan a ser ininteligibles,
puede decirse lo mismo de todos nosotros
que no admiramos lo que
no podemos entender: el murciélago
sosteniéndose patas arriba o en busca de algo para
comer, elefantes que empujan, un caballo salvaje 
dando un rodeo, un incansable lobo debajo
de un árbol, el impasible crítico crispando su piel como un
caballo que siente una pulga, el aficionado
al béisbol, el estadígrafo...;
tampoco es válido
tener prejuicios contra los "documentos comerciales

y los textos escolares": todos estos fenómenos son importantes.
Sin embargo uno debe hacer una distinción:
cuando poetas a medias los arrastran para destacarlos
el resultado no es poesía,
ni la tendremos
hasta que nuestros poetas puedan ser
"literalistas de la imaginación"..., por encima
de la insolencia y la trivialidad y puedan presentar
para ser inspeccionados, jardines imaginarios con sapos reales.

Entretanto, si por una parte exiges
la materia prima de la poesía en
toda su crudeza y
por la otra lo que es auténtico,
entonces estás interesado en la poesía.


Marianne Moore (EEUU -Saint Louis- Missouri, 1887 - Nueva York,1972)


(Traducción de William Shand
y Alberto Girri)

POETRY

I, too, dislike it: there are things that are important
beyond all this fiddle.
Reading it, however, with a perfect contempt for it, one
discovers in
it after all, a place for the genuine.

Hands that can grasp, eyes
that can dilate, hair that can rise
if it must, these things are important not because a
high-sounding interpretation can be put upon them but because
they are
useful. When they become so derivative as to become
unintelligible,
the same thing may be said for all of us, that we
do not admire what
we cannot understand: the bat
holding on upside down or in quest of something
to
eat, elephants pushing, a wild horse taking a roll, a tireless
wolf under
a tree, the inmmovable critic twiching his skin like a
horse that feels a flea, the base —
hall jan, the statistician —
nor is it valid
to discriminate against 'business documents and

school-books'; all these phenomena are important. One
must make a distinction
however: when dragged into prominence by half poets,
the result is not poetry,
nor till the poets among us can be
'literalists of the imagination — above
insolence and triviality and can present

for inspection, imaginary garden with real toads in them,
shall we have
it. In the meantime, if you demand on the one hand
the raw material of poetry in
all its rawness and
that which is on the other hand
genuine, then you are interested in poetry.



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