Un niño vino hasta mí
balanceando un océano sobre un palo
Me dijo que su hermana había muerto
Le bajé los pantalones
y le di una patada.
Lo llevé en mi coche por las calles
por la noche de mi generación
Grité su nombre, su abominable nombre,
por las calles de mi generación
y los niños saltaron gozosos ante el nombre
y vinieron corriendo.
Madres y padres torcieron sus cabezas para oír
Grite el nombre.
El niño tembló, se cayó,
y tambaleando se puso de nuevo de pie,
¡Grite su nombre!
Y un frenesí de madres y padres
hundieron sus dientes en su cerebro.
Llamé a los ángeles de mi generación
subido a las azoteas, en los callejones
debajo de la basura y las piedras.
¡Grite el nombre! y ellos vinieron
y masticaron los huesos del niño.
Grite el nombre: Belleza
Belleza Belleza Belleza
Gregory Corso (E.E.U.U.; Nueva York, 1930 - Robbinsdale, Minnesota, 2001)
(Traducción de Diego A. Manrique)
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