jueves, 24 de julio de 2008

EL CONEJO URBANO / SEGOVIA (Fragmento)



http://www.youtube.com/watch?v=i4nB4ChpUuE






SEGOVIA

Y si viene Segovia y termina con el arte y con la muerte?
Arriba, en los últimos pisos,
se ven plantas verdes que cuelgan
y mucha claridad que sale de atrás de los balcones.
La luz crece a medida que se sube en el aire,
es una noche brillosa,
está seguramente, por lo blanca, la luna dorándose en el sol.
Pero si llega Segovia con su risa y termina con el arte
y con la suerte?
Abajo, en los pisos cercanos a la calle, no alcanza
el carbón,
abajo, obstinadas tertulias,
secos carteles. Relatos.
El sol en el medio de la música.
Si esta noche aparece Segovia
no habrá derrota para Gómez Ricardo
no habrá revancha para Pérez Héctor.
Y de Cristina qué será, situada
siempre bien
al medio de todos los objetos:
árboles! le van a dar dicen
pero mejor que no.
El otoño pasado vino nieve
hacía treinta años que no
nevaba.
Aquí sin embargo cae
durante varias noches de marzo
una nieve tonta,
que nadie da por ella un peso,
incertidumbre, presagios tal vez
porque un otoño una vuelta
así con esa nieve vino
con su escándalo y sus mulas
las absoluciones y las penas.
Amigo César, debes estar, como contás por carta
en una playa de Italia con tu novia
gozando en esa nada y pensar
que aquí a nosotros
nos pasa lo mismo:
Martínez gozó a la mañana
Echeverry José Pedro
tuvo felicidad hoy todo el día.
Está la tarde verde
como un lago. Esmeraldas
que no hay que adivinar.
Calmadas, a la vista.
Y si después viene Segovia
y les ordena didrámbico:
tiritan.
Si llegara a estar entre la gente y viera
si pudiera oír
si viese
se acabaría el apuro por la suerte y nadie
ni Bermúdez Antonio ni
Alonso Patricia.
Le duelen a Joaquín ya los pulmones
de tanto soplar y hacer
-sí-
porque le salen a él
muy bien las botellas,
panzonas y redondas,
sopla sopla y le salen,
las infla como un globo.
Venden
un jugo de frambuesa en botella de vidrio
en el supermercado:
es para verlo, no debe ser muy rico.
Una lluvia de otoño moja
los pantalones colgados
del alambre, están muy duros,
debe haberles quedado mucho jabón.
Así
como un zumbido de avispa hacen
y dan millones de vueltas antes de avisar que ya está todo guardado
pero no todo lo hace ella
no
hay que ayudarla un poco porque todavía
no pueden pensar, botellas como Joaquín,
por ejemplo, no pueden soplar.
Cuando puedan pensar
ya habrá venido Segovia con la suerte y la
comida.




Daniel Durand (Argentina, Entre Ríos, Concordia, 1964)


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