miércoles, 20 de agosto de 2008

ME HAS SORPRENDIDO...


















Me has sorprendido, diciéndome, amigo,


que "mi poesía"

debe de parecerse al río que no terminaré nunca, nunca, de decir...



Oh, si ella

se pareciese a aquél casi pensamiento que accede

hasta latir

en un amanecer, se dijera, de abanico,

con el salmón del Ibicuy...:
sobre su muerte, así,

abriendo al remontarlo, o poco menos, las aletas del día...


Seguiría mejor éso que mide

su silencio, y de que, al fin de cuentas, parejamente, es hija...



Y acaso recién podría

comprometer a las nubes que le sueñan su extravío

entre dos cielos, también...

y atender unas orillas

que quisiese, como él, llevar consigo

sobre todo, esa melancolía

de espinillos

que igualmente, se le retira

para asumirles lo que, como a los otros, hacia el filo

de la tarde, ni las sílabas

que los han inquirido, ajadamente, deslíen...



y habría de bautizar,a su semejanza, la sombra que llegase a esa su rima
de Jordán, en subida
desde la sal en que hubo, lunarmente, de morir,
para hacer así,
según lo hiciese con él, y en celeste
de amanecida...
para hacer, otra vez, la vida...


O quizás, por qué no? pudiera mirar con azahares, asimismo,

la angustia,

cuando, tras las guirnaldas de golondrinas,

que él abismase,

sólo la mirara, parecidamente,

el frío...

o envolverla, aún, como en una presencia cuya línea

resumiría las líneas. . .

para ver de que advirtiera, en la iluminación, la última o la prima

en un centelleo de cíngulo

de esa alba que, de adentro, y tal la soledad que, de súbito sería

al azar restituida,

pero evoca, providencialmente, de sí

el cisne,

ella, la angustia del gris,

habría investido...


Juan L. Ortiz (Argentina, Gualeguay, Puerto Ruiz, 1896 -Paraná, 1978)





IMAGEN : El poeta entrerriano Carlos Mastronardi, que "le dicta" los tres primeros versos a Ortiz. 



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