Viajan, hasta su ocio más alto, dos cuerpos recién
prendidos entre los pliegues de las cosas como ruedas que
no callan.
Y pierde —vida— la estrella inanimada. ¡Ah! no
salgas de mí. ¿Todavía se escriben cuentos? He creído
entrar a un bosquecillo.
(Otro pájaro reclama -¡derríbame!-: simpleza, dabas
tu sombra...)
Y ningún azul llega a turbar el silencio de cuanto
cede ante esas frías y magníficas lentitudes.
Sergio Bizzio (Ramallo, Prov. de Buenos Aires, Argentina, 1956)
Gracias por la poesía, con frecuencia (quisiera hacerlo diario) entro a tu blog, me leo un par de poemas y ya puedo seguir con el día. Gracias de nuevo.
ResponderEliminar