Mario, el vate, espera
que las voces se lleguen hasta él,
aunque sepa que debe atraérselas.
Así anota en las tablillas
los versos que giran locos
en el interior de su cabeza.
Porque el Numen que habla en ellos,
según cree, mientras él
debe vagar de un lugar a otro
con los ojos perdidos,
al acecho del aire
que no sopla, y de la luz
que se desvae,
escribiendo estupideces
en su espera.
Basilio Uribe (Argentina, Buenos Aires, 1916-1997)
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