lunes, 15 de septiembre de 2008

MOLINO



Los molinos de imágenes; caminos sin puntos de vista.

Ahora vivo detrás de mí mismo.

Ventanas sobre los astros.
¿Duermen los pastores?

Semblantes contraídos en cera derretida
sobre los muros.

Fogatas.
En pasos de alta voz riñe un humor de perros.
¡Aquí no hay un solo corazón alegre!

Leña húmeda de los crepúsculos eternos.
El dolor es un agua que no se pierde;
pero nosotros nos hemos perdido
como en un gran tonel
de contratiempos sordos, fijos, duros.

Rincones que se enfrían
como un cadáver, en la estancia.
Aurora
en que escupe la rabia más absurda.

Se ha torcido el puente, como una mueca.

Alcohol; salario de estrellas.
Murmuradores a granel.
Silencio entorpecido;
Ah, si ladrara un perro.

Se encaminan las quejas de los Nadie.
¿Duermen los pastores?
Señales;
imágenes y muros.

Ruidos de establo;

y se abren más ventanas, pero blancas.

Inopinadamente...



Jacobo Fijman (Uriff, Besarabia, Rusia -actualmente Rumania-, 1898- Buenos Aires, 1970)






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