martes, 11 de noviembre de 2008

UNA CANCIÓN DE AMOR
















Las montañas son despiadadas

la lluvia funde la nieve
que volverá a congelarse.

En el café dos extraños
tocan el acordeón
y los hombres apiñados cantan.

Las melodías colman
las bolsas del corazón
los huecos de los ojos.

Las palabras colman
las particiones
que aúllan entre los oídos.

La música limpia las uñas
suaviza las manos
restriega los callos.

Los hombres apiñados,
que vienen del ganado empapado,
del aceite diesel, de la eterna pala,

acarician
el aire de una canción de amor
con manos dulcificadas.

Las mías han abandonado mis muñecas
y cruzan las montañas
para hallar tus pechos.

En el café dos extraños
tocan el acordeón,
la lluvia funde la nieve.



John Berger (Inglaterra, Londres, 1926; Francia, Antony, 2017)

(Traducción Mirta Rosenberg)





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