Un colibrí te anuncia
en la glicina
que llegaremos el domingo
pronto el ritual de horno de barro
transformará en panes
palomitas y muñecos.
El aire trae aromas
de ciruelas blancas,
naranjas sin semillas
en reloj o pulsera
torneadas por tus manos.
Tu voz irá desmadejando
relatos amorosos
debajo del níspero o la vid
en las siestas del verano.
Cada cerro tiene un color
y un nombre,
el Ñuñorco:
una teta de mujer elevándose entre nubes.
Al atardecer cerraremos las ventanas
para ahuyentar zancudos
al son de un rosario interminable
perderemos la cuenta y los misterios
entre rayos y truenos
de aguaceros torrenciales
que te invitan al miedo.
Será la hora del ansiado regreso.
Como el gusano en el verso de la abuela
querrás dejar la crisálida,
atravesar la oscura noche,
precipitarte al día
de hoy que te envuelve
entre sus manos, pichoncito,
este aroma de panes y naranjas
mordiéndote los labios.
de: El sabor de la fruta;
tomado de:
"Sylvester, Santiago;
Poesía joven del noroeste
argentino; FNA, Bs.As.,
2008)
tomado de:
"Sylvester, Santiago;
Poesía joven del noroeste
argentino; FNA, Bs.As.,
2008)
Guillermo Siles (Tucumán, Argentina, 1967)
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