viernes, 3 de abril de 2009

VERANO EN MENDOZA



Un serpentario de tormentas negras

arde en el fondo de la caja de costura. Entonces los olivos
de los óleos se abren con el aceite de plata y la pluma descampada.
La vieja música que viene de los libros empieza.
Es el verano,
entra en la casa a golpes de tormenta.
Alguien prepara la sartén y unta el plato manchado
mientras el granizo se derrumba. Luego se queda inmóvil.
Inmóviles todos en la casa.
Entonces el piso se mece lentamente,
ciénaga de terciopelo,
movido por la mano de niña de la muerte que sabe,
ni juegos ni revanchas ni se asombra y se lleva
al hombre en pijama que mordía la tabla de lavar,
rodeado de humos y tabacos sagrados,
cerca de la ventana.



(De: El humo de los músicos,
Ed. Ríos al mar, 2000)
Rosario Sola González (Mendoza, Argentina)


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