miércoles, 13 de mayo de 2009

AL AQUELARRE
















Viejas caducas, sumisas,

polvo de congregaciones,
que numeran los sermones
y las peregrinaciones;
y que han perdido sus risas
a la sombra de las misas:
hostia!
Viejas sátrapas, espionas;
aroma de los santuarios,
riqueza de los osarios,
viejas corvas, dromedarios,
viejas feas, solteronas,
viejas viudas y lloronas;
esencia de mezquindad,
doctas en cosas prohibidas,
que van de negro vestidas
pues deben luto a las vidas
de los pobres de horfandad
que mató su caridad:
hostia!
Carne de las disciplinas,
coguelmo de los errores;
que en los solos corredores
dejan a sus confesores
la carne de sus sobrinas,
viejas sacras celestinas,
que hablan bajo de Jesús
en las frías catedrales
y sienten rabias sexuales:
comprendiendo los misales
y admirando a media luz
al Cristo que está en la cruz:
rezad, cuando hoy todo muere,
y es escoria lo que fuere
premisa del mundo antiguo.
Por vosotras, en exiguo,
el diablo reza un ambiguo
miserere.



(De La sombra de la Empusa,
París -Buenos Aires-, 1910)

Vizconde de Lascano Tegui -Escritor argentino (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1887-Buenos Aires, 1966).





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