martes, 6 de octubre de 2009

EL GRAN PROBLEMA DEL MUNDO (*)




Che fa di clarità l'aer tremare.
Guido Cavalcanti.
I.
Se pueden tener varias almas
pero un sólo cuerpo, ese es nuestro terrible castigo.

Lo ideal es tener varios cuerpos, dos, tres, cuatro,
cinco, viviendo simultáneos en el mismo mundo

con un alma única que los dirija. Las posibilidades
son infinitas, un sólo individuo con dos o más cuerpos

asociados y sus almas arremolinadas sin pensar en
sus orígenes, volando como patos migratorios, raudos

y orgullosos. Es antídoto contra los padres que hablan
a sus hijos solamente de sí mismos, perdiendo la atención

de los otros. Esa es la verdadera liberación del alma.
El alma libre en esta tierra, rauda en su quietud.

II.

Imaginemos la relación más simple: Un alma
y dos cuerpos del mismo sexo, paridos
por un solo par de cuerpos del padre y la madre.
Por una razón desconocida los miembros
de esta familia modelo de nuestro imaginar
sólo tienen dos cuerpos por alma. Son la madre,
el padre, dos hijas y un hijo, diez cuerpos
viviendo bajo el mismo techo. Diez y seis
si otorgamos el derecho imaginario
de que cada par de cuerpos maternos
también tengan dos hijas y un hijo,
veinte y ocho si permitimos que cada par
de padres y madres se entrecrucen. Todos
forman la familia primordial en su desenfreno.

Si además permitimos que un alma
tenga dos cuerpos de sexos diferentes
las oportunidades se multiplican
y crean esas emocionadas tempestades
numéricas que no entendemos y el asombro
resplandece en sus números perfectos.

Son hirvientes esperanzas, mudos juegos
mentales, un ajedrez físico de contactos y
separaciones. Bienvenidas y despedidas
y encuentros y retornos bendecidos por todos
los Olimpos. Ser padres y madres de los propios
hijos es ideal desaforado en nuestro mundo.

III.

Dicen que por decreto de dioses celosos
los cuerpos de sexo diferente
con un único complemento de almas
sólo pueden tocarse sin procreación.
Pero nadie está seguro de esa ley.

¿Qué resultará de todo esto?
Una gran simplificación y un mundo cristalino.
Estos múltiplos tan ajenos a nuestras ideas,
reemplazarán para siempre a la simulación individual.

IV.

No voy a hablar del autoeroticismo
desencadenado por el encuentro
amoroso entre el par o grupo de cuerpos
que forman a un sólo individuo. Esa es idea
que "de claridad hace al aire temblar"
y sacude a quién los mira. Hay amores
físicos y hay amores mentales como forestas
inundadas. También está como ejemplo
el Caso 123 del desesperado amante
de las rosas sin tocarlas. Mi cabeza
es torbellino sólo de pensar en eso.

La lengua se me pega al techo de la boca
y un pálido fuego arde en mis miembros.
Ya no veo nada, mis oídos retumban,
temblores y sudores me cubren.
Mi piel es del color de la hierba,
y siento que mi morir está cerca.

Sin duda estos son los desfallecimientos
y extravíos del verdadero amor.
Veo a la “virgen madre, hija de su hijo”
que me toca con sus manos olorosas,
y esa es la única visión que espero.



Nota al poema: El epígrafe es el 2º verso del Sonetto VII de Cavalcanti y la traducción aparece en el poema (5º verso de la primera estrofa de IV). Se recomienda como ejercicio utilizar cualquier novela conocida por el lector, digamos Rayuela, La Montaña Mágica o Clarissa y volverla a escribir con cada personaje representado en su totalidad por todos sus cuerpos actuando simultáneamente, dejando número y sexo del conjunto a la discreción del lector. El "Caso 123" (en 1ª estrofa de IV) es el sensitivo joven de 30 años que llevaba rosas a su cama. Besarlas producía erección "sin tocar sus genitales con ellas" y la fragancia producía eyaculación (Richard von Kraft-Ebing, Psycopathia Sexualis, 12th. Edition, Stein & Day, New York, 1965, pág. 184). La 2ª estrofa de IV es paráfrasis del poema de Safo que describe los síntomas del amor (Fragmento 31; E. Lobel & D.L.Page: Poetarum Lesbiorum Fragmenta, Oxford, 1955). La cita final es de Dante: "Vergine madre, filia del tuo figlio" (Paradiso XXXIII,2).


Osías Stutman



Osías Stutman (Buenos Aires, 1933). Terminó estudios de medicina en 1957. Residió en Estados Unidos a partir de 1965, donde trabajó en la Universidad de Minnesota y en el Memorial Sloan-Kettering de Nueva York; fue también profesor en la Cornell University School of Medical Sciences. Adquirió la ciudadanía norteamericana en 1976. Desde 1992 reside en Barcelona. Además de sus incontables publicaciones científicas, ha publicado poemas en numerosas revistas españolas, la plaquette titulada Los sonetos (de Gombrowicz) –Café Central, Barcelona, 1997- y el poemario Los fragmentos personales, premio Anthropos de poesía 1995 (Zaragoza, Olifante, 1998).

(*) Este poema fue escrito ente 1990 y 1993 y formaba parte de un libro inédito llamado “La Tercera Persona” que fue descuartizado y algo menos de la mitad de los poemas fueron incluidos en LOS FRAGMENTOS PERSONALES (A work in progress inolvidable) publicado por Olifante (Zaragoza, 1998) y el resto quedó inédito.A pesar que el poema no estaba incluido en el libro, José María Conget (autor del prólogo) cita la nota que acompaña el poema como ejemplo de la “mezcla de juego y datos bibliográficos” que aparece en las notas que acompañan a muchos de mis poemas. (Nota del autor)

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