I
El asesino se acuerda como el fuego de las hojas
Como el viento de las puertas
El asesino se acuerda del brazo y del ojo
Del gesto y de la fuerza
Ay aquel día de árbol humillado hasta la frente
El alma arrancada de la corteza
El gran poder de aniquilar fue roto
El asesino recuerda lo que fue para él solo
Pues que el otro está muerto o la otra está muerta
No hay un vino más ebrio que el secreto
No hay mayor maravilla que la de saberlo no compartido
Y aquel que hace morir su vida tras
Su víspera sin remordimiento con consciencia plena
Yo te envidio asesino hermano mío de sangre
Por todo este tiempo mudo reviviendo tu crimen
Por ese refugio en ti de escarlata y de gritos
Ahogados
Por ese teatro palpitante en que toda casa se transforma
Si tú
En ella te encierras
Yo te envidio asesino por tu tumulto sordo
Porque nunca más me acontecerá hacer así el amor
Con aquella a quien a todo lo largo de mi vida amé a semejanza del asesinato
Porque esa cosa de nosotros los vivos esa cosa
Que es de nosotros dos ese cielo demencial
Que no tiene palabras para ser y que es en vano
Desear del revés recorrer como se hace con un camino
Esa cosas que es nuestra cada vez que vino
A abatirse sobre nosotros no era sin duda más que cosa mía
Asesino asesino cómo te envidio
A ti que vives clausurado en tu memoria
Mientras que a mí de nada
Amor mío de nada me vale de habitación en habitación
perseguir tus pasos
De nada viajar de puerto en puerto buscar
El lugar del sollozo la granja o el lecho
Mi amor de nada sirve acecharlo allá donde su sombra huye
De nada tratar de abrir las cerraduras en clave
De nada golpear con mis puños nuestros aldabones aherrojados
De nada llamarlo hermoso amor mío gritar hacia él
Me pierdo entre nosotros me pierdo entre nuestras
Jaulas
alquiladas por algunos días
Si aún humea un fuego tal vez donde estuvimos
El ciego tiempo confunde sus perfumes
Los amantes tienen pasos de humo
Se alejan uno del otro como lo hacen
Los convidados oscuros que golpean los techos
Con sus cabezas fantasmas
Por encima de una comida llevada hasta sus labios
Mira la sombra en el muro acaso soy
Mi alma acaso eres
Tú semejanza de nosotros mismos
No habrán sido nunca todas las estaciones más que albergues
La vida nada más que un lecho abierto
Lo abandonamos
Y en las sábanas deshechas donde ya nadie duerme
Nadie escuchará nuestros gritos extintos de entonces
Nadie leerá nuestros cuerpos de entre si desceñidos
En las arrugas del tejido escritos como un secreto sueño de cangrejos
Oh China negra de los arroyos en que tiembla
En que tiembla el trapo rojo de un beso
Atrapado
Louis Aragon
(Selección de Marisa Negri)
Louis Aragon. Escritor francés (París, 1897-1982). Terminados sus estudios medios, comenzó a estudiar Medicina, que interrumpió para alistarse voluntario en 1917 para la Gran Guerra. Durante el período de instrucción, conoció a André Breton y a Philippe Soupault, con los que volvió a encontrarse en París en 1919 y con los que fundó la revista Littérature, órgano del dadaísmo parisiense. En 1923 el grupo, reforzado con nuevas aportaciones, funda la revista La révolution surréaliste, que después se convertiría en Le surréalisme au service de la révolution. Sus obras principales de esta época son El campesino de París (1926), itinerario fabuloso a través de las maravillas cotidianas de la ciudad, y Tratado del estilo (1928), insolente e iconoclasta exposición de las ideas y actitudes de la nueva generación. Pero en su obra y su carrera ya se iba anunciando un cambio decisivo: en 1928 conoció en París a la escritora rusa Elsa Triolet, hermana de aquella Lily Brik tan estrechamente ligada a la biografía de Maiakovski, y la hizo la compañera de su vida y su inspiradora y consejera en su trabajo literario. Dos años después, participó activamente en el Congreso de Escritores Revolucionarios convocado en Járkov (URSS). De regreso a Francia, rompió con los surrealistas, y en especial con Breton, y sustituyó el diletantismo literario de su primera juventud por un claro compromiso político, participando activamente en las manifestaciones del movimiento obrero, asumiendo la dirección del diario comunista Ce soir y contribuyendo a difundir la literatura soviética del realismo socialista. Más importante es el ciclo de novelas publicado con el título común de El mundo real, grandes frescos sociales: Las campanas de Bale (1934), Los bellos barrios (1936), Los viajeros de la Imperial (1942) y Aurélien (1945). Durante la guerra y la ocupación alemana, regresó a la poesía: era la época de los tiernos lirismos amorosos de Los ojos de Elsa (1942) y las numerosas antologías de versos patrióticos (Le crève coeur, 1941; Le Musée Grevin, 1943 y La Diana francesa, 1945). A partir de los años sesenta Su creación poética alcanza momentos felices de intensidad lírica con algunas antologías como Le Fou d'Elsa (1963) y otras. En 1969 apareció en París. Habitaciones; poema del tiempo que no pasa. Su autor, contaba entonces setenta y dos años. Uno más tarde, la muerte de Elsa Triolet, sumiría al poeta en un silencio del que sólo, tras su propia muerte en 1982, se rescatarían algunos textos como su impresionante Hölderlin.
ACABO DE LEER UNA OBRA MAESTRA DE LA LITERATURA UNIVERSAL, DESEARIA QUE UD. ATENTO A SU CAPACIDAD Y BUEN ENTENDER SOLICITE AUTORIZACIÓN A SU AUTOR PARA PODER PUBLICAR ALGUNOS PARRAFOS DE ESTA EMOCIONANTE HISTORIA. EL LIBRO NO ES OTRO QUE EL ESPERADO "ESCLAVO BLANCO" DEL PROFESOR OSCAR ALBORNOZ. ME GUSTARIA QUE UD EMITA SU OPINION AL RESPECTO
ResponderEliminarCreo que "Esclavo blanco" es una obra de largo aliento, por no decir, de gran aliento, que habría que publicar en consideración de todos los esclavos negros que sufrieron tantas injusticias y humillaciones. Si ud lo ve por ahí, dele mis saludos al Profesor Albornoz. Dígale, también, que espero con gusto ese material, aunque no sé si este blog estará a la altura de las circunstancias.
ResponderEliminarDe un humilde servidor.
Gracias, Anónimo por su aporte.