sábado, 28 de noviembre de 2009

PARQUE INFANTIL




¿Qué significaban, para ti, las flores de la azalea?
Aquellas chicas estaban tan contentas, arrancando las ramas,
abrazando sus atrevidos ramos, sus suntuosos ajuares,
Los pétalos calientes de las flores mojadas. Aprovechando el día,
pasándolo bien. Tu mirada fija,
homicida y antipática chocó con ellas.
Como si estuviesen robando las brasas
de tu propia hoguera. Te aparté deprisa. Las bramadoras ranas
te bajaron por la maraña de nenúfares. Había
que apaciguar tu furia. Agua pesada,
cada vez más profunda, controlando y enfriando
tu plutonio secreto. Respiraste agua.

Liberados, tranquilizados, vueltos otra vez a la superficie, tus ojos
iluminados de nuevo por el color, tan delicados,
separaron el prisma
y fueron como libélulas entre nenúfares sólidos.
El crestado pájaro carpintero se movía
entre las catalpas. Se agarraba
bajo la copa y bajaba en picado
como un pterodáctilo. Desenroscándose
la diablura de la cabeza, fantasmales las alas
y el grito lívido
abrió de golpe el jardín,
Nunca estuviste
a más de un paso del Paraíso.
Tenías acceso instantáneo, te lo dijo tu psicoanalista,
al núcleo de tu Infierno,
la semilla de una flor peluda.
En un ángulo soleado
la fuente lanzaba sus siete velos
mientras cimbreaba en el aire. Ahí estaba tu escala,
los siete colores de la alquimia.
Te observé mientras la ascendías tú sola
y entrabas en la boca de la azalea.

Imaginabas una desfloración rasgando velos
y el renacer del sol, mezclados y juntos,
y de algún modo convertidos en lo mismo. Ibas sin miedo
a encontrar a tu Padre.
Su Palabra cumplida ahí, en el centro del núcleo.

Lo que sucede en el corazón es lo que sucede.

Me eché atrás. Aquel deslumbramiento
arrancando a tirones vuestros antiguos yoes como ropa interior
dejó radiactivo tu entero Edén.

(de: Cartas de cumpleaños,
Lumen, 1999)

Ted Hughes (Inglaterra, Mytholmroyd, 1930-Leicester, 1998)


(Traducción de Luis Antonio de Villena)
CHILD'S PARK

What did they mean to you, the azalea flowers?
Those girls were so happy, rending the branches,
Embracing their daring bouquets, their sumptuous trousseaux,
The wet, hot-petalled blossoms. Seizing their day,
Having a good time. Your homicidal
Hooded stare met them head on.
As if they were stealing the brands
Of your own burning. I hurried you off. Bullfrogs
Took you down through lily tangle. Your fury
Had to be quenched. Heavy water,
Deeper, deeper, cooling and controlling
Your plutonium secret, You breathed water.

Freed, steadied, resurfaced, your eyes
Alit afresh on colour, so delicate,
Splitting the prism,
As the dragonflies on the solid lilies.
The pileated woodpecker went writhing
Among the catalpas. It clung
To undersides and swooped
Like a pterodactyl. The devilry
Of the uncoiling head, the spooky wings,
And the livid cry
Flung the garden open.
You were never
More ¿han a step from Paradise,
You had instant access, your analyst told you,
To the core of your Inferno -
The pit of the hairy flower.
At a sunny angle
The fountain threw off its seven veils
As the air swayed it. Here was your stair-
Alchemy's seven colours.
I watched you as you climbed it all on your own
Into the mouth of the azalea.

You imagined a veil-rending defloration
And a rebirth out of the sun - mixed up together
And somehow the same. You were fearless
To meet your Father,
His Word fulfilled, there, in the nuclear core.

What happens in the heart simply happens.

I stepped back. That glare
Flinging your old selves off like underthings
Left your whole Eden radioactive.

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