jueves, 25 de marzo de 2010

Vertumno




















VII

A la memoria de Giovanna Buttafava

Con los años, llegué casi a la convicción de que para vos

el placer de la vida se había convertido en una segunda naturaleza.
Incluso empecé a preguntarme si para una deidad el placer
era verdaderamente algo tan seguro. Si no sería la eternidad
el precio que, en definitiva, las deidades pagan por disfrutar de la vida.
A todo esto, claro, te opondrías. Pero nadie, Vertumno mío,
se regocijó tanto en el chorro traslúcido
o los ladrillos de una basílica, las agujas de un pino
o esos duros manuscritos. ¡Mucho más que nosotros!
Hasta pensé que te habías contagiado
de nuestro carácter omnívoro. Por cierto, la vista de una plaza
desde un balcón, el sonido de los campanili,
un pez aerodinámico, la desgarrada coloratura
de un pájaro visto sólo de perfil, el aplauso
de los laureles convirtiéndose en ovación,
son apreciados sólo por quien recuerda que todo aquello
llegará a su fin, ya sea mañana o pasado mañana.
Es de ellos, precisamente, que los inmortales
aprenden a gozar y a dominar el arte de la sonrisa
(desconociendo cualquier tipo de aprensión).
Y es en este sentido que, a los de tu clase, les resultamos útiles.

(Milán, Diciembre de 1990)


Joseph Brodsky (Rusia, Leningrado, 1940-Nueva York, 1996)

(Traducción de Daniela Camozzi
y Walter Cassara)
VII

With the passage of years I came almost to the conviction
that the joy of life had become, for you, second nature.
I even started to wonder whether joy is indeed that safe
for a deity. Whether it's not eternity
that a deity pays with in the end for the joy of life.
You'd just brush all this off. But nobody, my Vertumnus,
nobody ever rejoiced so much in the transparent
spurt, in the brick of a basilica, in pine needles,
in wiry handwriting. Much more than we! I even
started to think that you'd gotten infected with
our omnivorousness. Indeed, a view
of a square from a balcony, a clangor of campanili,
a streamlined fish, the tattered coloratura
of a bird seen only in profile, laurels'
applause turning into an ovation
-they can be appreciated only by those o do
remember that, come tomorrow, or the day after tomorrow,
all this will end. It's precisely from them, perhaps,
that the immortals learn joy, the knack of smiling
(since the immortals are free from all manner of apprehension).
To the likes of you, in this sense our brethren are useful.



IMAGEN: Emperador Rodolfo II como Vertumno, por Giuseppe Arcimboldo (Skokloster Castle, Suecia).



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