miércoles, 9 de junio de 2010

LOS COCINEROS




















II

Ese que se pasó la vida
a base de ingestas carniceras;
a pan con chicharrón mas el churrasco
en las mañanas;
a puchero hecho de pata con sopas
donde, de haberlo sabido, dibujaba margaritas
en la grasa.
Ese que al mate de la tarde le agregara
la picada de panceta con chorizos
bajada con un taco de ginebra.
Ese que untaba con las migas
el aceite en la sartén, donde antes se fritaran
los bifes a la criolla que serían su cena.
Ese, que de un día para el otro,
descubrió el colesterol,
lo que es tener la gota, y lo que es peor,
saber que ya camina en la cuerda floja
de los hipertensos, se ha vuelto
un verdadero militante, alguien
que se dispone a dar la vida
antes que fenecer en las redes
de una típica dieta sanadora.
Ese tiene claro lo que es vivir
sin la comida, y antes
prefiere morirse de placer, atragantado
en las migas, a verse redimido
en un cielo de verduras


VI

Es invierno y lo amerita la ocasión.

Así los embutidos que no hicimos
con su mero peso en la tabla
de picar: chorizos secos, bondiola,
morsilla entre otros frutos obtenidos
en la materia del faenado.

Saborearle las particularidades
que como inmenso secreto
se guardan sus autores
cuando dicen como hacerlo,
mientras nombran una a una
todas las obviedades,
desde la máquina de picar
a las especies consabidas
con la que aderezan al cerdo,
su sangre, y lo hecho con su carne
y,
ahora si, comerlos tal cual son:
ese manjar que pocas veces
en el año
se viene de la mano
de un buen pan y, si es posible,
el vinito que guardáramos
para quién sabe cuando


(de: Los cocineros, inédito)
Patricio Torne

IMAGEN: Detalle de Los cocineros peligrosos de Ensor


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