martes, 27 de julio de 2010

HOMENAJE








































mi abuelo aseguraba con vehemencia
(el viejo era español)
que haría parir sus parras de jerez
y tendría vino de uvas

lo recuerdo muy bien removiendo la tierra
limpiando el tronco a cualquier hora
el ojo acuoso y lánguido observando

era un iluso y los parrales
sin embargo crecieron
el viento los hacía respirar
como un pecho

pero la parra de jerez no paría

blancos y negros la abonaron
jamás los perros mearon en su tronco
mi abuelo parecía un puñetero conquistador
gritaba sus instrucciones
como desde la borda del santamaría
entonces la casa era una nave
una hoja nueva o una flor
eran como cuando aparece un pájaro

pero la parra de jerez no paría

yo he visto luchar a hombres
yo he visto cómo salta la chispa del pico en la
cantera
sin taladrar la piedra
mi abuelo era ese pico
la parra era esa piedra

veinte años después
nada tiene de raro que un nieto rencoroso
escriba este homenaje no al abuelo
sino a la parra desobediente
que el terco viejo isleño no logró hacer parir



Heberto Padilla



Heberto Padilla. Poeta cubano. Nació en Puerta del Golpe, Pinar del Río, Cuba (1932), y murió en Alabama, Estados Unidos (2000). Cursó en su provincia natal la primera y segunda enseñanza; periodismo en La Habana; humanidades y lenguas en diversas universidades extranjeras. Dominaba el francés, el inglés, el alemán, el ruso, el italiano y el griego. Trabajó como profe­sor de inglés y comentarista radial en Miami (1956-1959). Pasó en 1959 a Nueva York para trabajar como profesor y traductor de las Escuelas Berlitz. A requerimientos de sus amigos y compañeros intelectuales, regresó a Cuba ese mismo año. Actuó como corresponsal de Prensa Latina en Londres y del periódico Pravda de Moscú, colaborando además en el órgano oficial de la UNEAC y la revista Unión. También ocupó el cargo de director de CUBARTIMPEX, organismo encargado de seleccionar libros extranjeros, y trabajó para el Departamento de Extensión de la Universidad de La Habana. Su libro Fuera del Juego obtuvo el premio «Julián del Casal», concurso de UNEAC de 1968. Es autor, también, de Las rosas audaces (1949), El justo tiempo humano (1962), Provocaciones (1973), El hombre junto al mar (1981), Un puente, una casa de piedra (1998). También escribió dos novelas, El buscavidas (1963) y En mi jardín pastan los héroes, (1986) y un ensayo autobiográfico, La mala memoria (1989).




No hay comentarios:

Publicar un comentario