domingo, 18 de julio de 2010

La Cascada



Más tarde me gustaría escalar

y escuchar en el valle
los sonidos de Malinalco:
campanas de escuela, una sierra eléctrica,
que rechina y raspa,
bocinas, viento en la hojalata,
la suave cacofonía de los animales
en el corral, a lo lejos por los campos.

Ahora, el aire de la villa cruje
con la canción del pájaro. Aún es temprano.
En el sucio empedrado,
la rosa y la iglesia de piedra gris
cercanas, una madre -morena
pañuelo rojo puesto
alrededor del largo pelo azabache-
me llama. Sonriendo.
Un bebé que mece en sus brazos
Pequeña nuez oscura, tal vez cinco,
que se esconde por la mitad entre los pliegues
de! vestido de su madre.
Mujer con mentón de mula.
El bebé.
El bebé en
sus brazos en
mis brazos
ahora.

Fragmentos que yo entiendo
Señora, por favor...
Cuide a la niña...
no tiene nada-

Ella está pidiéndome que
tome el bebé,
y sus palabras, que me tocan,
encuentran la cascada
que anhelan nutrir
algo joven.

Pesado, envuelto
en un chal, durmiendo.
El sol fuerte en nuestros rostros.
Muevo mi cabeza,
devuelvo el niño.
-¿Tienes hambre?
Aquí, yo tengo pan.
Los ojos de tu hija
son grandes, uvas negras
en el sol.


Kate Watson (Poeta contemporánea de San Diego -E.E.U.U.)

(Versión: Jesús Sepúlveda)



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