lunes, 9 de mayo de 2011

Muerte del roble


















Un árbol viejo inclina la cabeza
de ceniciento aroma verdecida
sobre el ocaso gris de la pereza
donde enrojece la redonda herida.

Clama por sed el agua de la vida
que en el anciano tronco se confiesa
y es animal en su pasión crecida
del corazon que humanamente pesa.

Pero la luz también abre su vuelo
de airadas alas a la mar violenta
que su garganta agita bajo el cielo.

Llueve feliz el agua de la lenta
algarabía sobre el seco suelo
y al corazón con aire nuevo inventa.





Eduardo Mileo (Buenos Aires, Argentina, 1953)




IMAGEN: Un viejo roble.





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