podrá decir
lo vi tirado en las mesas
(estaba borracho,
borracho)
toqué su pecho frío
(era mi camisa de nieve)
no yací con amantes
ni hundí este cuerpo en plumas
de niño guardaba la quietud
iluminaba
la orilla de la noche
se equivoca
no he perdido mi vida
no fui encontrado por el caos
la serenidad
yo no he dormido nunca
predije terremotos
los incendios
conozco los vejámenes
y si alguna vez
me descubrió
bajo algún sauce
tomando sangría con amigos
o pasé en autos
que perforaban las salinas
corriendo
estaba atento
sabe?
llevaba el balance
anotaba
no he dormido nunca
no descendí de la nube
ni surgí de otras tierras
me han tironeado a gritos
echado baldazos de realidad
ferocidades
espumas
de todo
imagínese
y
le puedo asegurar
estos ojos
iban abiertos
de oro
de ríos
en su pozo.
Grandes esperanzas
algo estaba en el aire
y me tocó
ando por la calle con los muertos
(pero vos,
el
también)
no podría ir a casa
no debería ir a mi casa
el intendente baja de su nave
y me increpa :
Usted
no vaya a su casa!!!
paro en un bar
me traen el diario
ahí va la casa de Alejandro Schmidt
con campanas y fuego
con la señora y el hijo
saludando
y todavía
no comencé a llegar
al sitio
donde estaba mi casa
esta noche dormiré en lo de Brito
desde su patio
el cielo que olvidé
tenía una casa
y volvías
algo me demoró
deben estar por el Dorado
sus ladrillos
los cuadernos
¿debo tener una casa?
soy un perro
o soy una manzana?
muchos hombres
mejores
jamás abren su casa
iba a mi casa y me acordé
del miedo
al fondo
de esos años
crudos y livianos
mi casa
mi casita
donde mordí la Tierra
y me quebré
no me invite vecina
no
la puede retar
el intendente
abro el portoncito de la noche
y descanso
estudio largamente sus paredes
debe ser
lo que va quedando
para mí.
Un canto
esos son los dioses en la lluvia
ese es tu amor muerto al llegar
entre ellos
lo que fue primero
permanece
creciendo como pasto del presente
ahora miente la realidad
y miente el sueño
hace frío
el trabajo es largo como el pan
dale árboles a tu camino
dale infancia
a caballo del rey
se notan las manos del azar
la muerte
el oro
acariciados
y cuanta soledad su leyenda
y cuanto fervor
aquellas puertas
un río cruza el aire
esa es la sed de los poetas
la tierra espera
¿adónde preguntaron por nosotros?
¿cuál vida se guardó
sin ser hallada?
abre un dilema para todos tus días
una rosa feroz
un canto.
(de PUNTO libro inédito escrito
a comienzos de la década del ‘90)
Alejandro Schmidt (Villa María, Córdoba, Argentina, 1955)
siempre un placer leer al querido alejandro (querido a la distancia. al no conocer el cuerpo y la voz. pero, qué digo? su voz poética sí la conozco, acompaña los días.
ResponderEliminarel poeta nunca descansa. brilla en el alerta, no, no creo en la inocencia de la poesía, en la inocencia del poeta. no hay poesía ni poeta inocente. hay este cúmulo de palabras iluminando el sol, sí, el sol de los desamparados.
gracias, alejandro.