miércoles, 7 de marzo de 2012

LA GIOCONDA de Leonardo Da Vinci






Se ríe desde el fondo de los recuerdos,
se ríe desde el fondo de las esperanzas
de la sangre de esos gatos que nadie recoge, del último fulgor que nadie ve en /los ojos de los peces,
se ríe de los muebles de las alcobas que tienen deseos inconfesables, de las /manos que jamás responden al dueño,
se ríe de los tigres en la calma del mar,
del revés de las caras.


Se ríe de la alegría que lastima la garganta ya por ser pena que endulza la /lengua,
se ríe de las mañanas,
de las tardes,
del prometido amor y del temido infierno,
de los que descosen el futuro y tejen un pasado que no existió nunca para /colgar en los balcones,
se ríe de la tibieza de las salas donde la palabra es terciopelo y seda, /transparencia y perfume,
del cristal empañado en el ojo, del último calor del cuerpo
antes de la muerte.

Se ríe del corazón como una campana resonando, de la red que tiembla,
del Dios escondido en las cajas de las iglesias,
se ríe de los bosques cerrados hasta el borde de otros bosques cerrados,
hasta el borde de otros bosques cerrados.


Se ríe,
se sonríe,
sabe que no resucita ningún día perdido en la tristeza

y que la piedra sobre piedra sólo es tejido de piedras.



(Los sirvientes lavan los espejos para que su sonrisa no contamine el porvenir).




Liliana Díaz Mindurry (Buenos Aires, 1953)





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