CARTAS I y II
a Martín Araujo
IQuerido Martín
andamos palpando en la oscuridad
Entonces
nos cae un pedazo de mampostería y morimos
o nos ataca un virus y nadie nos salva
También el amor roza su pulpa
pero después nos agarra el desenamoramiento
Y rezamos en secreto
¡no se vaya a enterar nuestro íntimo ateo!
Tenemos hambre y comemos
Previas flatulencias
realizamos las tareas corporales menos angélicas
Y de nuevo calientes y enamorados
Es la historia individual que trepida
con regocijos y estremecimientos
escalofríos y fiebre
Mi perrito sufre insuficiencia renal
está muriéndose
y la yegua vieja se apaga en la alcantarilla
Conmueve vivir de todas maneras
a pesar del dolor y del sufrir propio y ajeno
a pesar de las recientes o futuras prótesis
La ayuda del viagra es mi condena
pero no lo tomo porque me las arreglo
Después de todo a mi joven amante
[no le importa
Goza con este viejo
dejando que explore como lo hizo siempre
orificios y protuberancias
durmiéndonos luego abrazaditos
Aún el deseo me provoca incendios
Pero el agotamiento hace sonar su silencio
[y debo oírlo
Queda el gusto opaco de lo provisorio
y el sabor a pérdida
La plenitud fue siempre un territorio soñado
y el cuerpo que amamos
apenas una señal de rumbo
II
Querido Martín
esta mañana es como las mañanas de antes
Desnudos y brillantes diseños despuntan
[con el día
El horizonte pintado de presagios
parece al alcance de la mano
y la claridad nos asegura que estamos vivos
¿A dónde iremos?
Estuvimos estamos ahí y aquí
juntando señales para un fuego y la necesaria
/ceniza
un engaño nos hace creer que somos
[o que fuimos
Como airecito mañanero o pájaro cantor
marchamos en un fingido desfile de canciones
de nítidos olvidos o de presencias memoriosas
Impostura y utilería desaparecen
El aire de arriba y el de abajo se mezclan
La ciudad enterrada despliega sus avenidas
y las calles como chales al viento
arrastran colores que suenan
y vagidos engastados en el aire de la madrugada
aire entrefino o aire grueso
o delgado aire cumbreño
Despojado de mercancías y herencias
el almacén de recuerdos queda con
[la estantería muda
No vale la pena hurgar
meter la mano bajo las faldas de la madre
para arrancar el secreto
Leonardo Martinez (Argentina; Córdoba/ Catamarca, 1937 - Buenos Aires, 2016)
Me gusta que hayas elegido este de ese libro de Leonardo.
ResponderEliminarSÍ, fue el que más me gustó. Gracias por pasar.
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