James
James Lawrence vive en Sault Saint Marie
su voz es afelpada y grave
y sueña con ser
el galán de la tarde.
Una mujer contesta el teléfono
pregunta cómo está el tiempo en Ontario.
Está ventoso, dice James, la nieve
ha comenzado a deshacerse
y se insinúa en el aire
la próxima primavera.
No hay
ruidos de fondo
en la llamada grabada,
sólo la voz de la mujer
pregunta cosas y espera.
Después del tiempo, los problemas
con otra compañía,
y luego los antiguos
viajes de la mujer a Ontario.
Ella pregunta por bares
desaparecidos hace tiempo,
el parque y algunos nombres
de calles que James
no conoce. Entre ellos
nace algo
parecido a la seducción.
James sabe
que sus jefes lo escuchan
e intenta
retomar el guión, pero ella
no se resigna y arriesga
un toque más personal
tenés dos nombres, dos apellidos
Disculpe?
tenés dos nombres, dos apellidos
los dos ríen
con una risa tonta
y se despiden.
El número se desvanece,
pero antes
de la próxima llamada, James imagina
un instante las rutas
que lo llevarían a Alberta,
las líneas de cobre
temblando en los postes,
mientras grandes pájaros oscuros
sobrevuelan los bosques de pinos.
Shawna
Shawna ofrece
internet de alta velocidad.
La atiende una mujer
que escucha con paciencia:
Este es un servicio que pueden disfrutar
usted y su marido. Shawna es amable,
tiene una voz dulce
y áspera, de edad
indefinida.
Parece cubrirte con una manta cada vez
que te habla.
¡Oh, querida!, dice la mujer
al teléfono,
tengo ochenta y cuatro años, mi marido se fue hace cinco,
estoy completamente sola, eso no me serviría.
Shawna vive en Winnnipeg y escucha
canciones de la Velvet Underground,
cuando era más joven
fue hermosa y también
heroinómana.
¡Oh señora!, dice estirando su manta sobre ella,
no quería molestarla, gracias por su tiempo.
¡Oh no, querida, no es un problema!,
yo les agradezco
por las cosas bonitas que siempre me ofrecen
contesta la mujer, desde la
frontera del mundo.
Su mano
casi que se deshace
mientras cuelga el teléfono y
se acomoda el peinado.
Kimberly
La última navidad
Kimberly se compró
una Harley Davidson
de gran cilindrada. " 120 caballos
de potencia, una máquina
de verdad", se dijo
al lustrar el fuerte, cromado cuerpo
de su moto nueva.
De lunes a viernes la deja descansar
mientras entrena
nuevos equipos de venta. Dedicada
como una gran madre
muestra los trucos
para una buena llamada.
Le gusta escuchar las historias
de sus trainees. Pregunta,
siempre pregunta. Como buena madre,
Kimberly pregunta
pero no cuenta.
Un día está enferma, se la escucha
tan débil, su voz
no encaja en su torso
de cantante de ópera.
Entonces a ellos
les toca escuchar:
Cada sábado, subida a mi Harley
recorro el asfalto de la interestatal.
Me gusta recibir
el viento en la cara
olvidarme de todo y
acelerar, mientras la ruta
se deshace, metro a metro, bajo las ruedas.
Eloísa Oliva
Eloísa Oliva. Poeta argentina. Nació en 1978, en Buenos Aires, vivió gran parte de su niñez y adolescencia en Neuquén y actualmente vive en Córdoba. Estudió comunicación social y cine. Participó en la antología de poesía cordobesa Espuma de rabia (La Creciente, 2004). Publicó: Humus (La Creciente, 2005); 1027 (Nudista, 2010) y el tiempo en Ontario, Nudista, 2012. Las revistas Alguien llama, El banquete y Diario de Poesía incluyeron una selección de sus poemas. Asistió a talleres de poesía con Luciano Lamberti, Federico Falco, Claudia Prado y Fabián Casas, participó de la Clínica de Narrativa del Centro Cultural Ricardo Rojas dictada por Inés Garland y fue residente en RUSA (Residencia Un Solo Artista), Rosario, residencia organizada por la artista Claudia Del Río. Entre los años 2007 y 2008 formó parte del consejo de Editorial La Creciente.
Es maravillosa fotografiando el claro oscuro. Felicitaciones.
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