Por miedo al sol
me cubro
el rostro
con las mangas.
Me abandono
a la corriente
porque sé
que el viento
apacible
me traerá
-poco a poco-
de regreso a casa.
Es tarde
y los barcos
de los pescadores
regresan.
Me ha parecido oír
aquí
y allá
voces
que llamaban.
Sin esperanza
respondo
sí
al aire vacío.
La lluvia caía
-como cae
en primavera-
y vi
los peces en fila,
las aletas
rozándose
ligeramente
y los ojos
-solemnes-
muy abiertos.
Permanecieron
en la lluvia
pálidos y lisos,
olvidados
por Dios
hasta que
el pescador
vino
a recogerlos.
Templo de pescadores
Igual
que un pescador
construye
una red
sólo
para reposar
su melancolía
y se demora
pensando en ella
en las tardes
de verano
y la llena
con
su esperanza
y su ansiedad,
todo
puede ser perdido.
Inútiles castillos
se levantan
y
-más allá
se abren
y se cierran
las semillas.
Salmo
Señor,
la luz
del otoño
viene
hacia mí
entre
los árboles,
entre
las puertas
de hierro
de las casas
y
las persianas
cerradas.
La luz
viene hacia mí
como un deber,
Señor,
pero
entre ella
y yo
algo
se ha roto.
Almuerzo
Era mayo
y había sol.
Nos sentamos
en el jardín
porque había sol.
Respiró profundo
dos veces
y la luz
la atravesó.
Sólo había azul
sobre el mundo
-azul
por todas partes-
Tenía frías
las plantas
de los pies
pero era mayo
y había sol
y no quisimos
saber demasiado.
Cuando nos despedimos
me acomodó
la capucha
y me dijo
hasta mañana.
No pude
decirle nada.
Fue la última vez
que la vi.
Denise León (Tucumán, Argentina, 1974)
Despojada riqueza del alma inquieta. Denise es pura luz. Quiero leer más de ella por favor. Gracias.
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