jueves, 10 de septiembre de 2015

LA POESÍA NO ES UN LENGUAJE

















Dije realmente eso: 
   mi leve lenguaje poético 
  – ¡qué gracioso! 
Pues la poesía no es un lenguaje. Quiero decir: 
tan pronto como se vuelve un lenguaje deja de ser poesía 
  – ¡poesía poesía poesía! 
O: tan pronto como las palabras se vuelven poesía 
se vuelven también un lenguaje y entonces dejan de ser poesía. 
Algo así. Por eso me gustan más las palabras 
antes de que se ordenen en poesía. Quiero decir: 
antes de que la poesía corrompa las palabras 
  antes de que las joda por completo. 

Si interpreto el llamado de las palabras 
  (pero no su vocación) 
dicen más o menos esto: 
¿qué diablos es poesía 
ahora que ya no es un lenguaje? 
Ok. Si la poesía no es un lenguaje 
  si
es tal vez una focalización en un inmenso campo de borrosidades.
Y tan pronto como empieza a focalizar un cactus 
o unas locetas puestas unas encima de otras en Berlín 
 en un chapuzón o pedacitos de pan en la cama 
     en el cambio de la luz del semáforo de rojo a verde en un  
    cruce inhabitado 
        – ¿sí, Y ENTONCES QUÉ? 
Entonces aparece en medio de esa focalización 
   creo yo 
eso que llamamos un poema. Sí: un poema 
   – ¡poema poema poema!
Entonces el poema se relaciona a la poesía como un copo de nieve
se relaciona a la nevada: cada copo es el ojo de la nevada 
pues la nevada misma nada ve. 

Perdón por haberlo dicho de un modo tan complicado. 
Tan corrupto. Yo sólo quería decirte 
que generalmente estoy solo 
   – ¡solo solo solo! 
Pero nunca estoy enteramente solo. 
Pues el poema está allí.  
Y como siempre no es difícil escribir el poema 
sino llegar a escribirlo. ¡Llegar al poema
es lo más difícil de todo! Créeme. Llegar a esa pequeñísima  
  montaña 
construida de pedacitos de pan es inalcanzablemente difícil 
y yo tengo un respeto casi ilimitado por su altitud. 
Pero subirla es mi menor arte. 

A veces siento que el poema ha visto algo
a veces cojo un bolígrafo del vaso y escribo el poema 
     casi como si yo también fuera un mirón. 
Un mirón. No un visionario. Porque para el visionario 
las cosas y las imágenes se relacionan como si fueran mellizos  
  gemelos|. 
No para mi. Escalar esa montaña enanísima de pedacitos de pan 
no es para mí una lucha contra el viento frio 
ni contra la ceguera de nieve o animales salvajes. 
Es una lucha contra las imágenes. 
Como si escribir el poema se tratara de 
combatir las imágenes. 

¿Qué signifca eso? Signifca: 
todo de lo que no tenemos imagen 
   todo lo que no posee la más mínima imagen reluciente 
     debe ser poesía. 

Es tan simple. 
También la poesía.



(Traducción: Patricia Davelouis)



RETRATO CON UNA PIZCA DE VERDAD

Él es un mal poeta: no  sabe  leerse a  sí mismo; está ciegamente 
enamorado  de  sus  propios  poemas.  Se  siente  agradecido  ante 
la menor  señal  de  que  también  ellos  están  enamorados  de  él. 

Él es un mal poeta: todos sus poemas confrman hasta el extremo 
las expectativas que ha puesto en ellos.

Él es un mal poeta: la poesía no ha llegado a serle comprensible, 
conceptual; no tiene frialdad ni cinismo. Es miope.

Él es un mal poeta: es pedante con las palabras, las acomoda, las 
peina, para que ninguna se le erice.

Él es un mal poeta: todos sus poemas son solicitudes para alcanzar 
la inmortalidad instantánea.



(Traducción: Thomas Boberg y Renato Sandoval)



Niels Frank





Niels Frank (Brædstrup, Dinamarca, 1963). El último de sus seis poemarios es Små  guder  (Small Gods),  publicado  en  el  2008. También tiene dos libros de ensayos: Yucatán y Alt andet er løgn (Todo lo demás es mentira), que versa sobre literatura moderna. Ha  traducido al danés a John Ashbery, Anne Carson, Francis Ponge y Paul Celan. Ha sido director de la Escuela de Escritores de Dinamarca y en el 2009 ha recibido una beca vitalicia de parte del estado danés.





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