martes, 12 de julio de 2016

HACKER KOANS

























En los años ochenta éramos varios los amigos que leíamos y compartíamos y comentábamos el vasto repertorio de anécdotas, semblanzas hagiográficas, vidas de patriarcas del budismo zen. En cierto momento se nos transformó en una especie de chiste parroquial la frase de cierre de muchos de los textos zen: “Y entonces, de pronto, experimentó satori. Nos divertíamos barato. 



El que sabe, sabe

Un novicio estaba intentando hacer funcionar una máquina Lisp encendiéndola y apagándola muchas veces.
Tom Knight, al ver lo que estaba haciendo el estudiante, lo increpó con severidad:: 
“Si no tienes idea de cuál es el desperfecto, si no sabes lo que está pasando ahí adentro, no puedes arreglar una máquina simplemente prendiéndola y apagándola.”
A continuación Knight se acercó a la máquina, la encendió y la apagó un par de veces, y la máquina empezó a funcionar.



Un mundo sin prejuicios

Cuentan que en cierta ocasión, cuando Sussman era un novicio, se le acercó Marvin Minsky y le preguntó qué estaba haciendo. 
Sussman: Estoy tratando de enseñarle a jugar al ta-te-ti a una red neuronal con cableado random. 
Minsky: ¿Y por qué la red está cableada random?
Sussman: Es que no quiero que tenga preconceptos sobre la manera de jugar.
Minsky cerró los ojos y se quedó un rato así.
Sussman: ¿Por qué cierras los ojos?
Minsky: Porque quiero que la habitación esté vacía. 
Sussman: ?
Minsky: La red tiene preconceptos, solamente que no sabes cuáles son. 
Y fue entonces que Sussman experimentó satori.



Koan moderno

“Se acercó el discípulo al maestro Watanabe quejándose de que por más que lo intentaba, no era capaz de entender el significado del koan que el maestro le había propuesto. ¿Tiene alguna explicación?
Watanabe le respondió:
– ¿Conoces el juego Second Life?
– Sí.
– En Second Life las personas viven una segunda vida dentro del juego: hacen compras, adquieren una nueva personalidad, un nuevo aspecto exterior, se enamoran, fundan familias, van al teatro, compran acciones, etc. ¿verdad?
– Sí…
– Y hay gente que tanto se fanatiza, que prácticamente vive su vida dentro de la segunda vida, ¿no es cierto? Ahora bien: conozco el caso de unas personas que se 
fanatizaron tanto, tanto, que aun encontrándose en el Second Life, se dedicaban a jugar a otro Second Life que funcionaba dentro del anterior.
Y al oir estas palabras, el discípulo experimentó satori…”




Satori

Se te cae una bocha de helado de chocolate en la camisa nueva, manchándola toda. “Y entonces, experimentó satori.”

Empujando un auto para que arranque, alguien se patina y se cae de jeta en el barro. “Y entonces experimentó satori.”

A alguien se le revienta el preservativo en pleno orgasmo. “Entonces, experimentó satori.”

Te llevan en cana por tenencia de drogas. En la comisaría te cagan a patadas. “Y entonces, de pronto, experimentó satori.”

Abrís el sobre del laboratorio de análisis. Te dio positivo. “Y entonces, de pronto, experimentó satori.” 






Jan de Jager (Buenos Aires, Argentina, 1959)







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