lunes, 13 de noviembre de 2017

LA ETERNIDAD Y UN DÍA

























Pero pide que tu camino sea largo.
KONSTANTINO KAVAFIS


-Qué rápido llegamos al fin del camino-

Y ni siquiera la muerte es trágica, sólo una triste fotografía 
que nos fija en su silencio, y donde
nuestras más profundas vacilaciones
son como antiguas pinturas en una cueva, que el aire de la vida
va borrando como cualquier cosa visible
dispuesta a ser asimilada: la luz sobre la hoja del jazmín,
los cabellos de mi madre transformados en raíces
sin ningún sitio a donde ir. Un punto fijo
entre las nubes que se hacen y deshacen en el horizonte.

-Qué rápido llegamos al fin del camino-

Lo que un día nos gustó deja de pronto de atraemos, 
lo que abrazamos una vez ya no nos contiene.
Y nuestros cuerpos se han convertido 
en indescifrables paisajes detenidos.
Donde lo que ocurrió ni tan siquiera existe: 
y cuán evanescente es el trabajo realizado.

-El tiempo todo lo quiere para nada.-

Aun así, dibujamos huellas inciertas más allá de las palabras, 

evidenciando lo que termina con miras a un efecto:
“Se escribe sólo para volver a borrar lo escrito”.



Héctor Freire  (Buenos Aires, Argentina, 1953)





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