sábado, 30 de diciembre de 2017

LA LÍNEA DEL COYOTE + Una yapa


2.1

(Me gustaría que entraras esta noche al cuarto de los biombos.
No podría dejar nada al César.
No podría dejar nada de este cuerpo desnudo al César.
Todo el cuerpo, hasta el último centímetro de piel,
es para que esta noche lo tomes en el cuarto.
Extendido blanco, junto a la ventana; te irías
de otro modo o nada tendría de vos si te fueras
sin haber tomado todo el cuerpo entre los biombos.)



6.4

(Y cuando dormís conmigo en el cuarto de los biombos,
y cuando dormís aunque no me hayas tomado,
siento que nada puedo pensar
y el pensamiento se quiebra en tu cuerpo.
Tampoco puedo decir que siento,
porque eso sucede nada más:
el pensamiento se quiebra en tu cuerpo
cuando dormís,
en el cuarto de los biombos.)



8.3

Nadie transmite un gramo de sabiduría. No hay
un solo gramo de sabiduría en ningún lado.
La revelación, si así debe llamarse,
es estas gotas de agua que vierte la manguera,
el pico roto, o cualquier otro objeto
que no diga nada, nada en absoluto:
el peor aburrimiento, el vacío más rico.

Y cada uno sabrá su cielo verdadero,
y cada uno la ansiedad que lo lleva
al mal.
Ahora parten los barcos.
Allá parten los barcos y ahí no estás vos,
ni Dios.


            ***


Tipos cuyo único vínculo con la nada es la nada. 
Tipos que caminan a través de bosques de nada 
y acampan en la nada. Caramañolas y palabras 
agitan junto al fuego que ilumina desde la nada la nada. 
Son los mejores cazadores. Ven, a decenas de metros 
y entre el follaje de la nada, lo construido en la nada, 
lo que se mueve en la nada con sangre y pelos. 
Seres surgidos de la nada. Y no como ellos, 
que solo atraviesan y cazan en la nada. 
Es difícil imaginarlos junto a este río oscuro 
que lame la costa parda y raspa el fondo 
en busca de oro y leopardos hace tiempo enterrados.


(De: Mar de Chukotka, (2017), libro 
publicado como epub, en el último número de 
la revista virtual Op.Cit.)

Jorge Aulicino  (Buenos Aires, 1949)




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