miércoles, 6 de diciembre de 2017

LA PELOTA






Llueve y lava la basura del año que comienza, 
por casualidad, justo ahí: una mancha despintada, 
con una fantasía 
del césped de auténtico verano
La basura. Fosforescente resaca,
se moja en una bandeja de madera junto a desechos
de plástico listos para ser un rato más 
a la derecha y más allá en el marco de lo inútil.

Pero más probable es que ella continúe media en el fleje
de la suprautilidad, juntando agua,
polvo y rodaje por rincones, cajones,
tachos, y que una mano buscando siempre otra cosa 
la ponga de nuevo en su lugar asestándola 
contra la pared y llevándola gratuita hacia una nueva
reservación de hechos de la naturaleza escrita 
y manufacturada.

Sobreviviente del prisma de cristal, del muñeco de pañolenci, 
de la jirafa de estopa y de cuanta cosa
que hoy descansa como jergón de hormiga
Rastro de tarde cálida y vacía, más que las actuales, 
más cálidas y cargadas de expiación por el bien
de la hermandad.

Un paletazo helado atravesando
balcones de silenciosos e insomnes; vino. 
Pibes en remera quemándose en la herida
Parla, rollo fotográfico, pensamiento,
una máquina de resonancia entre sombras, rejas,
arrugas, paredes altas y final de calle.

El rumor despierta entre árboles unos nombres: 
Ismael. 
¿Qué nos dicen ahora la caña que vuela o el hongo y el lobo
de las raíces volcadas sobre cruicas del piso?
Vena íntima, asalto, por un momento perfiles de trazo fijo
 recogidos por una capa de desencuentro. 
Rumor.

Clara de espinazo... se irá 
y no querrá volver. Habrá sido una equis descubierta, 
... En la papada risueña, tras cartón, la frente
engullida, canson negra, … y las piernas rellenas de moras, 
estropajo, y otra vez, eso que se llama
un ópalo de celestes rodeados de dinámicos entablillados blancos,
con muecas de yerba realizándose.

Hasta hoy el cuerpo no deja de ser aquella por donde pasás: 
lanudo perro que el sol es el único que no abandona
Hasta puede ser que no sea sola, sean dos los pedazos
de piques y golpes infligidos. Es probable 
que otra esté, que no aparezcan juntas en ninguna ocasión. 
Y cuando si así lo hacen, lo hagan 
de que siempre fue así y de qué más da, hasta que el rayo
se atasque en las tuberías y caigan en redondez 
de fruto póstumo.

Si ahora la buscás, nunca la encontrás.


(Inédito, 
envío de J.V.)




José Villa


José Villa.  Nació en Martín Coronado, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 1966. Fue director en los años noventa de la legendaria revista  18 Whiskys, y formó parte de la editorial Ediciones del Diego, a finales de esa misma década. Desde 2005 edita la revista digital    Atmósfera   (revista-atmosfera.com.ar). Entre 2012 y 2014 fue uno de los editores del sitio web Poesía Argentina, que incluía ebooks, secciones de crítica, ensayo, reseñas, poesía y una Enciclopedia de poetas argentinos, entre otras  cosas; revista que no existe más, pero que rediseñó en la página web Op.cit:  http://www.opcitpoesia.com/ , y dirige. Publicó, entre otros textos: Cornucopia (Trompo de Falopo, Buenos Aires, 1996), 8 poemas (Ediciones del Diego, Buenos Aires, 1998),  Wu (2000); Poemas largos (Ediciones 73, Bariloche, 2005) y Es un campo (Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2006). En el año 2007, Gog y Magog editó Camino de vacas, su poesía reunida. En 2015, publicó Escombro,  en Club Hem editores.  Villa es uno de los representantes más conspicuos de la "poesía de los 90'",  según la denominación de la crítica argentina.




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