martes, 5 de junio de 2018

YA NO SERÁ





Ya no será
ya no
no viviré contigo
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volveré a tocarte.
No te veré morir.



Idea Vilariño (Uruguay; Montevideo, 1920 -Id., 2009)



COMENTARIO: 

                    Uno de los poemas más célebres de la autora, dedicado a quien fuera su amante durante catorce años: el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti. El último hombre de quien debí enamorarme”, según le confesaría Idea, a la periodista María Esther Gilio. Fue una relacion pasional y tumultuosa. Ella tuvo otros amantes, muchos; él arrastraba fama de mujeriego y bebedor. Ella se casaría una vez, él, cuatro; nada impediría sus encuentros tórridos, “Había un hombre que llegaba a mi casa sin aviso, a cualquier hora. Cerrábamos las puertas y las ventanas. Se detenían todos los relojes”. Ella le dedicaría en 1957, el libro: "Poemas de amor", donde está incuido el poema que publicamos; y Onetti, le dedica "El Libro de Los adioses".  Se conocieron en Montevideo, allá por 1950, y la relación duró de aquella manera hasta 1974. Al encuentro inicial acudió con unos amigos de la revista Número. A Onetti -cuenta- lo tenía por “cretino”, él por una busca hombres; “él se encontró un ser delicado con una sonrisa giocondina”, ella, con “un seductor muy inteligente”. “Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré, me enamoré, me enamoré”, le contaría a Gilio, biógrafa de Onetti.Y la vida sigue, en 1953 Onetti se casa con Dorotea Muhr, pero no dejó a Vilariño, ni se preocupó de escondérselo a su esposa. Eran siempre visitas intermitentes. En 1961, una noche mientras estaban juntos fue asesinado por error el profesor Arbelio Ramírez; el destinatario de aquella bala era el mismísimo Che Guevara. Ella, militante, se preparaba para ir a la asamblea. Advertido por la circunstancia, Onetti la paró al llegar al umbral de la puerta: “Si te vas, no me ves más”; se fue. A la vuelta, Idea se encontró una nota llena de insultos y un manojo de poemas hechos añicos junto a la pata de la cama. Se volvieron a ver en 1974, en el hospital donde él estaba convaleciente junto a su esposa Dolly; ella, los dejó solos, sabía que habían sido amantes. Fue lo de siempre, silencios, besos y llantos. Un año después Onetti recalaría en Madrid donde fue durante años el célebre encamado que todos conocemos, murió en 1994. Idea lo visitó en varias ocasiones. 


(Material parcialmente tomado de la Revista virtual "La Región"17-12-2015)




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