sábado, 1 de septiembre de 2018

LA DESLEALTAD






















ACLARACIÓN

No ha sido fácil
ser hija de nadie,
amiga de ninguno
ser solamente yo.

En este mundo.



SANAR
                    A mi Madre

Mamá:
quiero dejar
de ser buena



LA DESLEALTAD

Primero
hay que pararse en la sombra
y sostener su altura.

Hay que quitar todo lo poco
que quede de la luz
buscar en el vacío
la discordia.

Que rebalse de lágrimas
de llanto de ingratitud de rabia.
Hay que ser de mala cepa
caer cerca del árbol
ser lo mismo.

A tu espalda
La misma moneda
peligrosa.

Y entonces
por último clamar,
desenvainar venganza.

Yo también.
Sé dar la espalda.

Abrir los ojos
cerrar la boca
y parir hambre.



QUE CREAS LO QUE DIGO

Podría escribirte un poema
donde las palabras que pronuncio
solamente vos las entendieras,
un poema para vos, en código morse
que yo entiendo que vos sabes hablar,
un código de amor de alguna que otra vida.

Arde un viento en la ventana, lo siento,
en mis oídos, pero está lejos de mí.
Este mundo después de todo
finalmente tiene nombre,
el hambre, la sed, tu nombre
y la sequía, pero no quiere viento.

La soledad abre sus puertas
cada noche, tiene cielo,
cláusulas y abismos.
También la forma del amor
mientras te pienso,
nadie como yo para entender
lo que no viene, lo que no llega.

Entonces resulta que te escribo
por si te dan ganas de leer,
por si te llegan esas inmensas ganas
de que te abrace, agarre tus manos
para siempre, te despiertes conmigo
en la mañana y puedas saber si aún:
te amo.




(Del libro: Parar un ratito para cantar,
 Ed. Caballo Verde, Paraná, 2018,
 Envío de la autora)

Marita Balla (Paraná, Entre Ríos, Argentina, 1974)





IMAGEN: Tapiès - Materia rosada (1991).



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