Amar a una mujer es perder un round
el de
amar a todas las mujeres
amar a
un hombre es estar sentado en un cine desnudo
con el
agua hasta acá y decir
no me
puedo despegar del tiempo
esto es
lo que yo soy
y no me
puedo olvidar que estoy vivo
dejo
que el corazón no sea más una camisa de fuerzas
para
descubrir quién soy es necesario regresar
en las
mínimas lentas variaciones que hicieron la experiencia
el
desafío de ser feliz.
Me
atrevo a decir que nunca quise a alguien tanto y que después
dejé de
quererla, porque aún en calma cuando todo se agitaba
y todo
se sostenía, algo se liberaba de mí para volver
a
quererla.
Un año odiando todo cambiando los cueritos afilando
los cuchillos lavando los platos un día tendría que escapar atando
sábanas por la ventana
me di la antitánica me froté de aceite me tiré al cemento
fresco
del mar
diez brazadas y me dejé llevar por la desesperación
de los brazos de plastilina en busca de sombra del olvido
que ríen y besan
soy lo que el mundo pide de mí me zambullí en esa vida
cambié la mirada
y las cosas cambian
sin pedir permiso.
La mesa está servida la fiesta de cada día otra lady Macbeth
que deberías intentar como mezzo dramática y no cantar esas
notas
de Do de pecho
con sólo las vocales donde el corazón temblequea tendido
silencioso cuchicheando en sus luces para que la tristeza
sea menos
triste
y que todo aquello que vas a decir embellezca la vida.
En el sueño me dijo cambia de morfina o de música y tomé
otra
copa
de ginkko de ajenjo y así hasta reventar la mitocondria
en esos ribosomas nos frotamos y tiramos nuestras bombas
su música suave su éxtasis de endorfinas su irrigación
sanguínea la
voracidad
de los pensamientos su veneno que le da a la sed su presente
mojado
su cachetazo azul.
Hay que estar maduro sino es otra trompada más
en el ángulo
ya sabés que todo es transitorio por eso no querés ser
infeliz ahora
se
que soy el que no
tiene imagen ni finisterre el que sigue cuando
le entregan estas palabras en la mañana y todo se derrumba
todo lo
otro es lo mínimo de mí el mitema el fabulema lo que
no terminé
de escribir y mi cuerpo pensó
del cual gira nuestro mundo
esa primera condición que nos marcó
todo lo que a mi mente viene se prende y se apaga
ese velo gelatinoso entre mi tristeza y mi felicidad
porque el mensaje ya fue cosechado
la cuchara entró
perfecta
Pablo Queralt
(Fragmentos del libro: Raros sentidos,
Modesto rimba, CABA, 2017,
Envío del autor)
Pablo Queralt. Poeta argentino, nacido en Buenos Aires, en 1955. Es curador de poesía de la Biblioteca de San Isidro. Fue traducido al catalán y al italiano. Poemas suyos figuran en la antología de poetas jóvenes de Bs as del año 1987 y en otras de poetas argentinos. Tradujo al poeta Yves Bonnefoy. Ha publicado, entre otros títulos: Cansancio de lo escrito (ed tse tse 2001); Un seductor mañana (ed alcion); La flecha de Agustín (ed alcion 2004); Reescritos infinitos (ed alcion 2006); Coca (ed ñasayndi cartonera); Pueblo de agua (ed alcion 2007); Pájaros en palabras (ed testa de Campello); Late (ed huesos de jibia 2008); Crack (ed eloísa cartonera); Pavarotti (ed mate pastor); Poema de la nieve (ed mate pastor 2009), Escribí mi nombre (ed mate pastor 2010) y Ser y ser visto (Zindo & Gafuri, 2015; Nací en el cine, Ed. De todos los mares, 2018; y Aves del paraíso, que fue publicado en Francia.
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