miércoles, 24 de octubre de 2018

BUCÓLICO PAISAJE DE CLASE MEDIA















Todo lo que queremos, dije
está dentro del perímetro de esta cama,
dos metros cuadrados suspendidos
a treinta centímetros del suelo.
Soy un niño, repetía Manuel
mientras jugaba con una moneda.
¿Y yo? Podría seguir un rato largo
ensayando estos ejercicios
de estiramiento, patas para arriba
sobre la apelmazada resistencia del colchón.
¡Niño!, gritaba mi hijo
la palabra oída en la tele
lejana a nuestro nene o chico.
¿En qué idioma hubiésemos hablado
de quedarnos para siempre en esta cama?
Nos encontrarían muertos
los ojos fijos, dulcemente adormecidos
en nuestro bucólico paisaje de clase media.
Así, dicen, se muere de hambre
el cuerpo entra en una ensoñación
y se abandona a las visiones
como quien en medio del desierto
imagina un oasis.
No soportaríamos el hambre, dijiste
y fue tu manera de negar mi primera frase.
No, no todo lo que queremos
está dentro de los límites de esta cama.
Antes de cerrar el libro que leías
plegaste con prolijidad una de las hojas,
Manuel bajó con una pirueta de la cama
y yo me dispuse a guardar juguetes, ropa
a dejar fuera del alcance de mis hijos
monedas o botones.



Carolina Esses (Buenos Aires, 1974)





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