lunes, 30 de septiembre de 2019

CICLO MUSICAL AMATORIO



A los Mileo

Me gustan las mujeres musicales todas
aún las morochas de estuche.
Me atraen las trigueñas que tienen oído
y solfean como moscas.

Ah viajar en tren con las de permanente
o las de ruleros
alumnas de flauta o de quena
besarlas a cuenta del soplido
ir por el cultivo natural de sus bocas
al vacío.

No hay como las más bonitas de piernas
las mulatas peripatéticas y dulces
como el oboe negro.
Ébano es lo justo
para describir aquello que de no ser piel
sería una media de madera africana.

Las pelirrojas son ácidas si llevan alma
y las pérgolas son perfectas para desvariarlas
rojas como sioux o como el ojo del águila.

Nada como las delgadas nocturnas
pequeñas musulmanas veladas por el chador
de pechos que parecen ceniceros.

Ah las que comen pepinos escuchando a Brahms
y van del violín a la uva y de las cremas al vapor:
cuartetos para el fin de los tiempos.

Amo a aquellas que fuman y tocan el piano
humildes como pastelitos leyendo a Boris Vian
subiendo escaleras y abriendo
la parte rosa del piano.

¿Tocan algo las mujeres que nos priva
de instrumentos y silencio?

¿No estacionan bien sus autos
porque solfean demasiado en la noche del tímpano?
¿El tamaño de sus corpiños
habla de la diferencia entre Arjona y Pallestrina?

Divinas las que pitan imitando a los trenes.
Divina la que vende su cuerpo para obtener
un trombón.
Divinas las que llevan el violín a sus mentones
las que lloran como melódicas de plástico.

Prefiero a las muy jóvenes con pómulos
las que creen que Dios existe una hora antes.

Me agradan las japonesas aunque tailandesas
que no se les parecen. Llevarlas a la boca
como ciruelas rojas y tensas con el cabito oblicuo
de sus ojos.

Una vez llamé a una china por su nombre y vino.
Todos hemos venidos al mundo por una mentira similar.


(De: Pianoforte, Ed. en Danza,
2006)

Alberto Muñoz (Buenos Aires, Argentina, 1951)



IMAGEN: La pianista francesa Hélène Grimaud.





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