sábado, 5 de octubre de 2019

FELLATIO EN EL TREN



“¡Todo encerrado en un trozo de piel
plegado en páginas de escaso tamaño!”
Marcial, Epigramas

Ella me había prometido
al salir del colegio
entre estación y estación
chuparme la pija

en el vagón de las bicicletas.
Su boca estaba hinchada
roja como las manzanas verdes
tenía el tamaño de la o
que usaban los poetas latinos
en las exclamaciones:

“¡Oh, tú, que si quisieras
darías la armonía del cisne
a los peces mudos!” (Horacio)

De rodillas. La boca de rodillas
los ojos pegados al cierre
relámpago
del vaquero
del vaquero Lee
del vaquero Lee gastado.
(Oh Dios, nadie debe estar
entendiendo de qué hablo.)
¡No era un vaquero Far West!
¡Era un Lee!
Sentí su boca húmeda
tragándose el contenido
del Lee en ese vagón
de madera
e imaginé lo que podía estar sintiendo
ella rozando sus mejillas
en el vaquero gastado
abierto en la bragueta
como un cuchillo que entra
en la panza de un conejo.

La boca de ella
con la o más abierta:

“...o que la astuta Nómade
suprima sus secretos sabores” (Propercio

Las manos adheridas
a mis glúteos
tocando con los dedos
rozando
el símbolo Lee
repujado en cuero marrón.
Imaginaba la marca
Lee
como un cartel en el lóbulo frontal:
de esto nunca te vas a olvidar.

¡Ah los maestros latinos
Lucrecio Virgilio Cattilo
el amoroso Ovidio!
Todos en el vagón de las bicicletas
abandonando sus papiros
viciosos y trémulos
ante la tela del vaquero gastado.

¡Así es el cielo de Roma! —gritaban.
¡Así es la Osa brillante del Licaón!
Así éramos los estudiantes
del Industrial llevando la regla T
deseábamos solamente
que los babiecas que usaban Topeka
no fueran
las maestras
de nuestros hijos.

(Trenes, 2004)

Antología de Javier Cófreces,
Ed. Continente, 2013)

Alberto Muñoz (Buenos Aires, Argentina, 1951)





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