sábado, 17 de octubre de 2020

PERRO DE ANDÉN













“Ten paciencia, que yo alcanzo razón y estoy ausente”
Garcilaso de la Vega

Esta criatura que se lame el pecho
y después me mira,
hace siglos que ha perdido a su amigo.
Su esperanza o su olfato, que en ella son lo mismo,
la ha llevado a plazas, andenes, terminales,
sitios de trasbordos y confusas multitudes
promesantes de esta prosodia vulgar,
de viajar por viajar y de existir sin sentido.
Confía que entre estos miles,
un día volverá aquel con quien fuera cazadora,
en tiempos en que ni siquiera los dioses existían:
salvo la estrella sol y aquella faz de la redonda luna
que aun nos reúne en el reversible arte de las licantropías.
Conserva el don de oír antes que lleguen, 46
las inundaciones del agua o de las ardientes lavas,
pero se resiste a creer que el perdido y sólo para siempre
es el otro: nosotros, los inmortales todavía.
Si se hubiese hecho lobo ya estaría muerto,
como tantos de los suyos, o de los nuestros
que no se domesticaron ante el terror,
los exterminios, los exilios, los hastíos.
La acaricio y me lame las manos;
y a ignorancias iguales, su mirada
es más hospitalaria y creyente que la mía.
La suya hace siglos que espera a una criatura
que ya no llegará.
No, que no llegará nunca.

(Inédito;
tomado de la revista Voces de hoy en el tiempo,
Nº12, Julio/Setiembre, 2020)

Miguel Ángel Federik (Villaguay, Entre Ríos, Argentina, 1951)



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