viernes, 9 de abril de 2021

LA SOLA POESÍA









I
Las colinas programadas sin la torpeza
de los granos de arena que encerraron el frenesí
y detrás de los vientos esos latigazos
perdidos como señuelo.
Qué susurrar si lo que seduce es transar
enarbolar las rutas de papel
y el hablar con perfumes
balbulcear con los gorgeos de una estatua
terminar los días convirtiendo la noche.
En la serena dirección de las miradas
la sugestión y el olfato han sucumbido
han preguntado por la cabellera hundida
por sus cielos encendidos con un fósforo.
 
 
II
Colapsos menores o mayores
horquillas tan intensas
el juego de la arena saludando al vigía
perder las palabras
perderlas con la consigna de las rocas de tiempo
otro medio filtrar otra pared de redes
los lugares que tomaron vecinos recuerdos
esos que no eran familiares ni atendibles
el hacer las memorias y sumergirlas
hasta el canto sin gargantas ni bocas
sin el empuñar rosas o tiempos de renacidos.
 
 
IV
Cómo sorber esos ángeles que han vencido
al atardecer
sino con el dominio del sol
con la vértebra oval tiranizando
a la aurora
rudimento de sombra para amar los contrastes.
 
 
VI
Noche con las distancias diseñadas con azar
perdurabilidad de los hechos tempranos
caer apenas sobre la cresta del sonido
los cuerpos que fueron armados con silencio
mirar y hacer dimensiones con el lápiz hallado
toda distensión toda probabilidad y otra aventura
los cuerpos han buscado sus justicias
los sones encontrados las tentativas del cielo
el cauce para tomar las medidas del asombro
la estrella que contaba el ritmo y las cavilaciones.
 
 
XI
Tuvo un rostro bajo el sol de menta
y un patín de vidrio
subiendo la colina olvidada
y acaso aquellos pétalos mensajeros
que son tenaces entre auspicios de hiel.
Para estos tributos la mañana estalla
los ojos se vuelven banderas leves
el hechizo trae sus ruidos conmovidos.
 
 
XIII
Es apenas un amanecer entre los ojos
un decir que los parientes han partido
uno a uno hasta olvidar amarnos
que en el cielo se han abierto las ventanas
y hay otro sol de corto metraje.
 
XIV
No es preciso darse cuenta que el sol escapa
entre las fisuras de una rodilla abierta
no es tanta la angustia como la flor
cuando juega a navegar sobre el silencio:
amado cielo o amada solicitud
juego de letras que disimula el sueño
mi saludo y tus árboles de navidad
en un argumento sentado en el vuelo.
 
XV
Es probable hablar para sentirnos
en restos de relojes que abandonan el tiempo              
es hasta previsible rodear tu mirada
partir hasta destinos que no aguardan
vestirnos con el vaho de una sonrisa.
Total el mundo es un vidrio de color
capaz de abrigarse con estruendos.
(De: La sola poesía
Ed. Fraterna, 1985) 
 

Osvaldo Svanascini (Buenos Aires , 1928–Ibidem, 2015)

  
Pueden LEER biografía en entrada anterior del autor (Nota del administrador).
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario