jueves, 9 de septiembre de 2021

VIDA DEL PINTOR

 




Aquí están los diez mil ojos que el pintor ha ocultado.
Los fue sacando de la paleta pero las damas coqueteaban en la terraza.
Sólo yo fui muerto de tanto brillo
y no podré salvarme porque no existe el pecado.

 El pintor pintaba su tela y se metía la luz en el puño
y el pueblo se prosternaba a sus pies pidiendo las cámaras del placer.
Diez veces en la misma noche hubo doncella penetrada:
una vez por cada uno de los dedos del pintor.
 
Al día día siguiente pintó al hombre que dormía la siesta
pero la luz fuése retirando del durmiente:
por eso tuvo que añadir a la figura las tinieblas.
Otra vez esa noche funcionaron las cámaras.
 
¿Cómo podían caber tantos cuerpos y tántas cámaras en el puño del pintor?
Por la mañana abrió la mano y las doncellas parlotearon.
 
Contaban cosas horribles con una gracia africana
y todas se conjuraron para no ser canonizadas.
El día que no suceda nada el pintor será devorado.
Era el color que faltaba. Tenga piedad de nosotros la nada.
 
Él invitó a sus amigos, a ver la tela que representa el parto de las doncellas
                                                                                                        (en la terraza:
cada doncella amamantaba cada dedo del pintor.
Ahora tiene el pintor diez hijos pero no podrá cerrar el puño.
En este trance terrible los amigos se orinaron.
 
 
Las doncellas sonreían con una sonrisa acuática
y la seriedad del pintor parecía una botella abandonada;
entonces fue abriendo su boca hasta la divisoria de las aguas
y las doncellas con sus hijos se fueron entrando en la nada.
 
En el puño la luz puede ahora comenzar sus trabajos.
Esta es la vida del pintor que tenía una paleta y la nada.
 
 (“Poesía y prosa”, 1944)
 
(Del Libro “Poesía”,
Editorial Verbum, Madrid, 2018)
Gema Areta Marigó (ED.)
Virgilio Piñera (Cárdenas, Cuba, 1912- La Habana, 1979)



IMAGEN: "El nido", pintura de la artista cubana Zaida del Río.





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