LA ESCRITURA, UN TANTEO
EN LA OSCURIDAD La escritura
no proviene de la reflexión, no proviene del conocimiento, sin
embargo, el conocimiento y la reflexión colaboran en la escritura: en la revisión de lo escrito uno trabaja con elementos
intelectuales, con la formación que uno tiene, con las lecturas que uno ha
hecho. La escritura nace de una confluencia de factores que tienen que ver con
la emotividad, con la inteligencia, con las relaciones humanas, con eso que
suele verse con una actitud despectiva: la inspiración, que no es sino un
estado psicológico que permite una apertura, una capacidad de coordinar
diversos elementos que responden a una incitación intelectual. Hay una especie
de maduración interna que indica que uno está en condiciones de escribir. Cuando uno escribe no sabe muy bien hacia dónde va. La escritura es un
tanteo en la oscuridad. Surge de una presión interna que uno sigue y lo lleva
a un lugar que ignoraba. Recuperar lo que está en la interioridad, en la memoria, en la vida del
poeta, eso es lo que se intenta a través de la poesía, y para hacerlo no hay
una ruta precisa. El poema aparece -a veces— convocado por una palabra; en ocasiones una
palabra llama a las otras y esas palabras que abren los poemas son palabras
madre. Paul Valéry dice que la primera palabra de un poema proviene
de Dios. Como yo no soy muy creyente que digamos, pienso que esa primera
palabra viene del mundo inconsciente del poeta, que es el resultado de la vida,
de las características, del tipo de inteligencia que el poeta tiene; esa
primera palabra no es buscada, llega y luego hay que seguir haciendo el poema.
Porque un poema es algo complejo: necesita una elaboración, una estructura,
una forma que no está hecha y no se puede comprar en el supermercado; no hay
tal posibilidad. La verdadera poesía inventa su forma, no sólo inventa la tonalidad de
lo que va a expresar, sino la forma, que es más que la tonalidad, que son los
cortes, las aliteraciones, los sonidos que están presentes y que de alguna
manera el poeta, en el momento de escribir, tiene que articular, conectar, desarrollar. En poesía, la forma no es un camino secundario,
accesorio; la forma es fundamental. La
forma que adquieren los poemas está dada por la respiración de quien escribe,
esto es lo que da una personalidad, una repetición tonal, una repetición de
acentos que son propios de quien escribe —aunque al momento de escribir no se
dé cuenta que los tiene. Uno
lee un poema de Juan L. Ortiz o de Borges y sabe quién es el autor,
no hace falta que lea la firma, hay otros elementos que revelan quién es, y en
ellos reside la personalidad de un poeta, de un escritor. En la prosa sucede
lo mismo: uno lee la prosa de Borges y no se confunde fácilmente, porque hay
tonalidades, ritmos, movimientos con el lenguaje que denotan que eso proviene
de una fuente determinada. Yo
tengo mala memoria intelectual, no me acuerdo de muchas cosas leídas o
pensadas, muchas cosas que he leído dos o tres veces se me olvidan rápidamente,
sin embargo, hay otras que he leído una sola vez y se me han quedado grabadas
para siempre. Estos días me acordaba de algunos versos de Ungaretti, un poeta al que quiero mucho y que, por ejemplo, dice: D altri diluvi una colomba ascolto ("De otros diluvios escucho una paloma").
Ungaretti era un poeta católico y para él la palabra "paloma” tiene aquí un significado simbólico, se
refiere al Espíritu Santo. El
silencio es una parte muy importante de la poesía, es anterior a ella y le da
espesor a la palabra. En el poema lo que se intenta es cargar de peso a las
palabras, no como sucede en la prosa periodística en donde uno va llenando
renglones; en la poesía, a veces una sola palabra es suficiente, porque llega
imbuida de toda la existencia, registra una gran cantidad de elementos, de
significados. En
la frase el calor dilata los cuerpos', cada palabra dice lo que dice, ni más ni
menos, y el sentido de la expresión es claro. Pero si uno lee en un poema
"lago, luna, alba, noche”, pareciera que no es algo comprensible, sin
embargo a través de los sonidos se sugieren cosas, se percibe una trama. Hay
un poema de Verlaine que
dice: Les sanglots longs / des violons / De I automne / blessent mon coeur
/ D une langueur/ monotone ( Los sollozos largos, lentos, de los violines en las tardes otoñales
van resonando en mi alma con monótona calma”), la traducción hace perder
prácticamente toda la riqueza que tienen estos versos en francés. En este
poema, Verlaine se
propuso trabajar con sonidos, quería recoger la importancia de los sonidos,
hacerla evidente, y lo hizo. El
poema captura todas las posibilidades de la palabra. Un poema logrado es un
poema que usa la palabra en todas sus posibilidades, la carga de significados,
de densidad, de sugerencias, de reminiscencias; esto no es un defecto sino una
virtud de la poesía. Mi
relación con la lectura proviene del placer que me provoca,- la lectura me
brinda la posibilidad de sumergirme en una experiencia distinta a la mía, y en
ese sentido me enriquece. La
mejor manera de apropiarse del pensamiento de un poeta es traducirlo, es
detenerse en cómo ejerció su oficio, en conocer la mecánica interna de sus
poemas. Nunca
he traducido por encargo, siempre he trabajado con los poetas, con los
escritores que a mí me interesan. Pavese me interesó vivamente cuando lo descubrí y sentí muchas ganas de
traducir sobre todo El oficio del poeta, un libro en el que plantea los
problemas específicos de la poesía. Algunas
veces, en clase les ponía a los alumnos algún poema de William Carlos Williams y les pedía que lo tradujeran. Había veinte alumnos y
veinte versiones distintas del mismo poema, porque la traducción es también una
forma de creación, un ejercicio realmente importante para alguien que desea
escribir. El
magisterio es la oportunidad de tener un público cautivo. Como profesor, yo
hice leer a mis alumnos a muchos escritores que para mí son importantes. Este
tipo de lecturas ayudan a la poesía, abren la posibilidad de que uno, por su
cuenta, llegue al poema, de que se lance por sí mismo a la búsqueda de los
poetas. Editar
una revista de poesía y de reflexión sobre poesía como El poeta y su
trabajo es un intento de crear o ayudar a crear un público, de desarrollar
un gusto por la poesía, algo que no hacen ni las escuelas, ni las
universidades, ni las revistas que acogen todo tipo de materiales sin ningún
juicio crítico o analítico. En la poesía hay afinidades, relaciones, aproximaciones que se dan de una manera accidental y que dejan huella. Si uno descubre a un poeta que nadie valora todavía, pero que
considera importante, esto le ayudará toda la vida; la poesía suele darse
también a través de estos descubrimiento. Por eso, el mejor estímulo para
editar una revista no es publicar materiales de autores famosos, sino de los
que aún son desconocidos. En
la actual poesía mexicana veo una deficiencia: el uso de un lenguaje que no es
el cotidiano, que no es el lenguaje cargado de la experiencia de todos los
días, como el que utilizó Williams, quien escribió una poesía hecha con la
lengua hablada de Estados Unidos, con el ritmo de esa lengua, que encontró y
estableció una relación entre el mundo real y la expresión literaria de ese
mundo. La
poesía debe reunir las características del mundo y de la lengua del poeta.
Cuando yo escribo: Es / ahora / apenas el alba / el vacío inicial / de la
mañana // el vacío mayor / que se deshace / afuera // aquí / la lámpara / abre
otro / espacio // y el libro / río / sin orillas / sube de pronto // hay un
recipiente / azul / reposando a tu / costado / y las paredes / lisas //un espacio
real / un abrigo / diría / contra una / desdicha / que se impone', todas las
palabras son de uso diario, porque creo que la verdadera poesía está hecha con
ese lenguaje, no con el lenguaje excepcional, sino con el que nos enseñaron en
nuestra casa. Hay
un trabajo de Juan José Saer sobre el lenguaje. Afirma que en el poema 23 de
Trilce, Vallejo escribe: "Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos / pura yema
infantil innumerable, madre”. En esa primera estrofa utiliza la palabra
"madre", pero al final, cuando pareciera que se quiere reencontrar
con el lenguaje que ella le enseñó ya no dice "madre”, dice mamá. (de: “El
rumor de lo real, Conversacionescon Hugo
Gola”- Luis Verdejo, Matadero
Editorial, México,2018Envío de Tania
Favela) Hugo Gola nació en Santa Fe en 1927. Vivió en México desde
1976 hasta 2011, año en que se restableció en la Argentina. Falleció en 2015. Pueden leer más sobre la biografía en entrada anterior del
autor (Nota del Administrador)
Uno
lee un poema de Juan L. Ortiz o de Borges y sabe quién es el autor,
no hace falta que lea la firma, hay otros elementos que revelan quién es, y en
ellos reside la personalidad de un poeta, de un escritor. En la prosa sucede
lo mismo: uno lee la prosa de Borges y no se confunde fácilmente, porque hay
tonalidades, ritmos, movimientos con el lenguaje que denotan que eso proviene
de una fuente determinada.
El
silencio es una parte muy importante de la poesía, es anterior a ella y le da
espesor a la palabra. En el poema lo que se intenta es cargar de peso a las
palabras, no como sucede en la prosa periodística en donde uno va llenando
renglones; en la poesía, a veces una sola palabra es suficiente, porque llega
imbuida de toda la existencia, registra una gran cantidad de elementos, de
significados.
Mi
relación con la lectura proviene del placer que me provoca,- la lectura me
brinda la posibilidad de sumergirme en una experiencia distinta a la mía, y en
ese sentido me enriquece.
El
magisterio es la oportunidad de tener un público cautivo. Como profesor, yo
hice leer a mis alumnos a muchos escritores que para mí son importantes. Este
tipo de lecturas ayudan a la poesía, abren la posibilidad de que uno, por su
cuenta, llegue al poema, de que se lance por sí mismo a la búsqueda de los
poetas.
La
poesía debe reunir las características del mundo y de la lengua del poeta.
Cuando yo escribo: Es / ahora / apenas el alba / el vacío inicial / de la
mañana // el vacío mayor / que se deshace / afuera // aquí / la lámpara / abre
otro / espacio // y el libro / río / sin orillas / sube de pronto // hay un
recipiente / azul / reposando a tu / costado / y las paredes / lisas //un espacio
real / un abrigo / diría / contra una / desdicha / que se impone', todas las
palabras son de uso diario, porque creo que la verdadera poesía está hecha con
ese lenguaje, no con el lenguaje excepcional, sino con el que nos enseñaron en
nuestra casa.
Muy bueno!
ResponderEliminarEs un texto generoso, para releer y aprender. Gracias! María Cristina Briante
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