martes, 27 de junio de 2023

LA MUERTE ARGENTINA

 



ESCRITOS A LA HERMANA


“Abrázame” le dije a mi hermana mayor sin mucho
convencimiento
pero ella no escuchó
            -estaba atendiendo a su gata que paría-. 
El cielo cayó otra vez en placas de sauce negro 
otra vez en escombros de yeso que titila.
“Abrázame” le pedí. La certeza juntaba el olor sofocado de 
los pozos ciegos, de los ciegos que no pueden lavar sus pies 
enfermos
“he perdido mis pies abrázame” 
he perdido esa zona donde fuimos ultrajadas 
carezco de vientre debajo de las estrellas.

Mi hermana mayor sabe encontrar el paso en los 
lavaderos
(ropa amontonada vapor espuma derramada en los 
mosaicos rojos)
allí donde yo me pierdo está la orilla deslizante por donde mi 
hermana puede pasar.
Mi hermana cocina rápidos trazos de carne sobre el 
carbón, y el humo adelgaza su pierna de atleta, completa 
su belleza
(porque mi hermana es bella para que nada nos falte).
 “Abrázame pídeme algo ”
¿sabes que un hombre que duerme sólo me ha dicho que 
estoy de más en su cama?
no me dijo, me lo dio a entender. En 3 días no ha sonado el 
teléfono.
“Abrázame” el agua sube arrastrada de hojas y sonrosados
huevos de mosquito lo que se dice inundada de pena 
no puedo encontrar mi cuerpo “abrázame” 
la casa se estira hacia el parque oscuro de magnolias y búhos 
hacia los trenes amargos como una hoja de ligustro 
que la noche mastica
la casa se estira sus paredes veloces hamacan mi 
corazón mis dedos lamen la curva de los muebles 
‘‘abrázame, no tengo cuerpo ” la casa es una ampolla blanca 
donde estoy hablándote, lavándome la cara, acariciando el 
agua repleta de cenizas de labios comidos luminosa 
transpiración entre las piernas

Fui algo parecido a una mujer que ama
-tu gata no fue mejor que yo-
abrázame tócame la herida 
la belleza que falta como un pozo.     




LA MUERTE ARGENTINA


La mujer sufre con su boca pálida abierta sobre el 
mantel. Ayer murió su padre.
Una suave vegetación de luces ilumina la habitación donde 
una mujer se agita lastimosa
              qué temblor, qué vaga desconfianza anima ese 
              rostro perseguido por un dolor que insiste como música 
              hecha de tristes notas monótonas?
El final afilado de los ojos parece extenderse en risa o
furia
tal vez piedad infinita por ese perro rengo que cruza el patio 
ruinoso.
Una enredadera se desprende de los muros sin aire.
Los ojos arrastran ese paisaje malvado            buscan trémulos 
un objeto más bello donde los ojos puedan distraerse y llorar.

               “Abandonar es separarse de un objeto con el cual se 
               tienen relaciones de interés, de afecto, de protección 
               o de deber. Abandonar es dejar para siempre.”

Tango - saco oscuro y cruzado - revólver en la cintura -mi padre.




              y de nuestras vidas nada entendemos 
sino las mutaciones
mariposas y orugas que se penetran alucinaciones, una
segunda piel sin poros      el aire comprimido de las pesadillas 
se mueve en nuestros cerebros
Ia mirada intranquila al reflejarse en el agua de los sucesos, 
algo como estupor
se empecina en los trenes que emergen del alto terraplén 
y fugan
yo no sé nada. De nuestras torpezas advierto cómo se nos 
caen los objetos de las manos y el gemido de las blusas que 
se parten impregna el bajo techo de la habitación como un 
moho.
Uno se creyó con ambigüedad; desamparado y sutil
ahora lo obvio nos hace transpirar las manos
ser vanamente reticentes: “en realidad no comprendo qué
pasó”
y el hambre de una felicidad sospechada nos enferma
porque no tuvimos ocasión
porque fuimos tristes desde el comienzo
la verdad era una sustancia más sucia más incompleta
porque no dimos abasto.

(de la Poesía completa, Ed. en danza, 2022)


Leonor García Hernando 


Leonor García Hernando nació en San Miguel de Tucumán en 1955. Formó parte del “Taller Literario Mario Jorge de Lellis” y del consejo de redacción de la revista Mascaró. Publicó los libros de poesía Mudanzas (1974), Negras ropas de mujer (1987), La enagua cuelga de un clavo en la pared (1994), Tangos del orfelinato/Tangos del asesinato (1999) y El cansancio de los materiales (2001), libro que la poeta alcanzó a ver publicado dos semanas antes de morir. Su obra poética fue rescatada para la realización de una puesta teatral en el Centro Cultural de la Cooperación, bajo el título de “Absorta y desnuda”, con dramaturgia de Ingrid Pelicori y dirección de Leonor Manso. Con el paso de los años la poesía de Leonor García Hernando obtuvo una creciente valoración y la autora logró ser considerada una “Poeta de culto”. Gran recitadora de su propia poesía, su última lectura pública fue el 22 de marzo de 2001 en la Universidad de las Madres. Su libro Las muertes permaneció inédito hasta la publicación de la presente obra. Falleció el viernes 30 de marzo de 2001, en el Hospital Oncológico Marie Curie.

(Biografía tomada del sitio de Ediciones en danza)



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