lunes, 31 de julio de 2023

FIN Y PRINCIPIO (1993)

A ALGUNOS, 
s decir, no a todos.
Ni siquiera a los más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatorio,
y a los mismos poetas,
serán dos de cada mil personas.

Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos, 
como les gustan los cumplidos y el color azul, 
como les gusta la vieja bufanda, 
como les gusta salirse con la suya, 
como les gusta acariciar al perro.

La poesía,
pero qué es la poesía.
Más de una insegura respuesta 
se ha dado a esta pregunta.

Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferró 
como a un oportuno pasamanos.



Despedida de un paisaje

No LE REPROCHO A LA PRIMAVERA 
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla 
como todos los años 
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza 
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan 
será sólo por el viento.

No me causa dolor 
que los sotos de alisos 
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada 
de que, como si vivieras, 
la orilla de cierto lago 
es tan bella como era.

No le guardo rencor 
a la vista por la vista 
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme 
que otros, no nosotros, 
estén sentados ahora mismo 
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso 
que los une el amor 
y que él la abraza a ella 
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos. 
Sinceramente les deseo 
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio 
de las olas a la orilla, 
ligeras o perezosas, 
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda, 
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio de la presencia.
Te he sobrevivido suficiente
y sólo lo suficiente
como para recordar desde lejos.



Amor a primera vista

AMBOS ESTÁN CONVENCIDOS
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían 
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos 
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles si no recuerdan
—quizá un encuentro frente a frente 
alguna vez en una puerta giratoria, 
o algún “lo siento”
o el sonido de “se ha equivocado” en el teléfono—, 
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.


Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo 
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada 
para convertirse en su destino, 
que los acercaba y alejaba, 
que se interponía en su camino 
y que conteniendo la risa 
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado 
una hoja de un hombro a otro 
hace tres años 
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota 
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres 
en los que un tacto 
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño 
desaparecido inmediatamente después de despertar. 
Todo principio
no es más que una continuación, 
y el libro de los acontecimientos 
se encuentra siempre abierto a la mitad.

(Del libro: "Poesía no completa",
Fondo de Cultura Económica,
2011.

Wislawa Szymborska (Polonia; Kórnik, 1923; Cracovia, 2012)

Traducción: Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia



PUEDEN leer datos biográficos y más poemas en entradas anteriores de la autora (N.del 

A).






 

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