jueves, 9 de mayo de 2024

TRES POEMAS


 









Yo no sé si la tierra gira o no,
Depende, si la palabra cabe en el renglón.
No sé si mis antepasados fueron o no simios,
Así como no sé si se me antoja lo dulce o lo ácido. 
Pero yo sé que quiero arder y quiero que el sol
Se una en un estremecimiento con la mano.
Y quiero que el rayo de una estrella bese mis ojos,
Como se besan los hermosos ojos de los venados.
Quiero que cuando yo palpite un temblor total invada el universo.
Y quiero creer que hay algo que permanecerá
Cuando el tiempo cambie, por ejemplo, la trenza de la mujer que amo.
Yo quiero sacar del paréntesis del factor común, que me da unidad,
El sol, el cielo, el polvo perlado.

(1909)
***

Los años, la gente, los pueblos
Huyen para siempre
Como el agua que corre.
En el pedestre espejo de la naturaleza
Las estrellas son la red, los peces nosotros,
Los dioses espectros en la oscuridad.
***

¡Me basta con poco!
Un mendrugo de pan
Una gota de leche
Y este cielo.
¡Y estas nubes!

(1915)

Vladímir Jlébnikov

(Versiones de Jorge Bustamante García en “Letras Libres”, Nº 22, octubre de 2000)  

Vía Jonio González

Víktor Vladímirovich Jlébnikov fue un escritor y poeta futurista ruso. Nació en 1885, según el entonces vigente calendario juliano, en Málye Derbety, en la óblast de Astracán, cerca del lugar en que el río Volga desemboca en el mar Caspio. En 1922, sin ayuda médica disponible, el poeta murió de gangrena en una pequeña aldea de Santálovo en la gubérniya de Nóvgorod.

Biografía más completa tomada de la revista electrónica "Altazor":

Velimir Jlébnikov, poeta, prosista y ensayista, fue uno de los fundadores del Futurismo ruso. Según María de los Llanos Kashéeva, “la irrepetible y extraña vida de Jlébnikov lo convierte en una leyenda de la poesía del siglo XX. No solo es un poeta futurista sino un reformador, que busca abrir nuevos caminos en la lírica, la épica, la prosa y el teatro”.Después de un breve paso por el círculo de los simbolistas rusos (1908-1909), se incorporó a “Hylea”, el principal grupo de futuristas, juntamente con Vladímir Maiakovski, David Burliuk, Alekséi Kruchónyj y otros poetas, que en 1912 firmaron el primer manifiesto futurista: Bofetada a los gustos del público. La biografía de Jlébnikov es compleja, al igual que su obra, y sería prolijo detallarla. A grandes rasgos, este poeta se caracteriza por sus experimentaciones lingüísticas y la creación de innumerables neologismos, que fundamentaron la lengua poética “transmental” zaum, la cual hubiera debido unir a todos los poetas del mundo (lenguaje que, por supuesto, dificulta la traducción de algunos poemas). Se interesó por las ciencias naturales y le fascinaron la mitología eslava, el paneslavismo y la numerología pitagórica: diseñó unas “Tablas del  Destino” mediante las cuales aseguraba prever el futuro. El célebre lingüista y teórico de la literatura Roman Jakobson escribía en 1965: “Jlébnikov, el poeta más original de este siglo, dijo al comentar sus propias obras: ‘Comprendí que la patria de la creación se halla en el futuro; de allí viene el viento que nos envían los dioses del verbo’”. La obra, muy dispersa, de Jlébnikov está recogida en los seis volúmenes de sus Obras completas (más de 3000 páginas), publicados entre los años 2000 y 2006 en Moscú por la Academia Rusa de Ciencias, el Instituto A. Gorki .
















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